Modernidad
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Pongamos fin de una vez por todas al mítico pasado de paz y tolerancia en el Medio Oriente.
"Los judíos estaban mucho más seguros y en una mejor situación bajo el islam que en la Europa cristiana".
Esta clase de afirmaciones se oye a menudo en el contexto de las narrativas sobre el conflicto árabe-israelí. En una versión más específica, se llega a afirmar que la llegada del sionismo hizo añicos las relaciones tranquilas entre judíos y árabes, desencadenando un virulento antisemitismo en un Medio Oriente que hasta entonces era tolerante.
¿Acaso estas declaraciones son verdaderas?
En el año 750 EC, 118 años después de la muerte de Mahoma, el Medio Oriente estaba casi por completo bajo dominio islámico. Esto no quiere decir que los que no eran musulmanes fueron eliminados o que no tuvieran influencia, sino que —así como el cristianismo en Europa y luego en América— el islam se convirtió en la fuerza cultural primordial en el Medio Oriente. Por lo tanto, es imperativo que examinemos las tradiciones a las que dieron forma, y siguen manteniendo, en las relaciones entre judíos y árabes en el Medio Oriente.
La entrada del Califa Omar a Jerusalem (581-644), grabado en color del siglo XIX, vía Wikipedia.
Observar las fuentes islámicas nos da una idea de la fase inicial de la vida judía bajo el dominio árabe musulmán. Debemos tener presente que incluso si las fuentes mismas no son 100% exactas, ellas representan los mensajes y las narrativas absorbidas por gran parte de la cultura del Medio Oriente.
Sahih Bukhari, una colección autorizada de enseñanzas orales musulmanes, nos dice:
Narrado por Abu Huraira: Mientras estábamos en la mezquita, el Profeta salió y dijo: "Vayamos a los judíos". Salimos hasta llegar al Bait-ul-Midras [Así lo dice la fuente, claramente se refiere al Beit Hamidrash en hebreo, es decir la casa de estudio o ieshivá]. Les dijo: "Si aceptan el islam, estarán a salvo. Deben saber que la Tierra pertenece a Alá y a Su Apóstol, y yo quiero expulsarlos de esta tierra. Así que si alguno de ustedes posee alguna propiedad, se le permite venderla, de lo contrario deben saber que la Tierra pertenece a Alá y a Su Apóstol".
Dejando de lado la extraña afirmación de que el planeta Tierra pertenece a Mahoma junto con Alá, esta es una clara síntesis de la precaria vida de un judío en tierras islámicas desde ese entonces. La forma en que esto se expresó durante la vida de Mahoma se detalla en Sirat Rasul Allah, una biografía musulmana escrita por Ibn Ishaq (704-761 EC), que dice en parte:
El apóstol reunió a los judíos en el mercado y se dirigió a ellos: "¡Hagan profesión del islam antes de que Alá los castigue como ha castigado a los quraysh!"
…Entonces la tribu judía pidió que el apóstol de Alá no derramara su sangre, sino que les permitiera llevarse todas las propiedades que sus camellos pudieran cargar. Él accedió y ellos cargaron sus camellos con todos los bienes que pudieron, incluso demolieron sus casas para llevarse los umbrales. [Por cierto, la referencia a llevarse los "umbrales" da cierta credibilidad al relato, aunque al autor le parece una acción extrema. Sin embargo, es probable que se refiera a que los judíos se llevaban sus mezuzot, que podían haber estado incrustadas en el dintel de la puerta o sujetas a él de algún modo que evitara que fueran sacadas].
Una tribu no demasiado afortunada fue Banu Qurayza. De acuerdo con las fuentes musulmanas, después de que los judíos decidieran: "Nunca abandonaremos los mandamientos de la Torá ni los sustituiremos por otros", sucedió esto:
…Cavaron zanjas en el mercado. Entocnes [Mahoma] mandó a llamar a los hombres e hizo que les cortaran la cabeza para que cayeran en las trincheras. Los llevaron en grupos, y entre ellos estaba Kab, el jefe de la tribu. Eran seiscientos o setecientos, aunque algunos afirman que eran ochocientos o novecientos. Todos fueron ejecutados.
Un hombre se volvió hacia su pueblo y dijo: "¡No importa! Por voluntad de Dios, los Hijos de Israel estaban destinados a esta masacre". Entonces se sentó y le cortaron la cabeza.
Luego fueron tomados cautivos las mujeres y los niños y los repartieron entre los musulmanes (Mahoma se quedó con una quinta parte). Una de las mujeres judías, Rayhana, que se convirtió en esclava de Mahoma, respondió de esta manera a su oferta de matrimonio formal: "Permíteme seguir siendo tu esclava, será más fácil para mí y para ti".
Sirat Rasul Allah detalla lo que sucedió cuando Mahoma tomó como rehén a otra mujer judía de la región de Khaybar:
El apóstol eligió para sí a Safiya. Los otros prisioneros fueron repartidos entre los musulmanes. Bilal llevó a Safiya ante el apóstol y por el camino pasaron junto a los cadáveres de muchos judíos. Las compañeras de Safiya se lamentaron y esparcieron polvo sobre sus cabezas. Cuando el apóstol de Alá observó esta escena, dijo: "¡Aparta de mí a estas diablas!".
Era inevitable que una cultura impregnada de islamismo se viera influenciada por el comportamiento descripto de Mahoma, a quien los musulmanes llaman "el hombre perfecto" y consideran un modelo de moralidad. Naturalmente, esto ha impactado sobre la vida de los judíos en el mundo islámico, ya sea en forma de la discriminación sistemática, prejuicios normalizados o la brutalidad violenta y descarada.
A esta altura podemos hacer una observación válida señalando que el islam fue fundado en un entorno extremadamente tribal, entrelazado con la política de poder local. La tolerancia no era una virtud popular en ninguna parte a comienzos del siglo VII. Las relaciones entre judíos y árabes, especialmente los árabes musulmanes, pueden examinarse mejor después de que el islam lograra el dominio de la región y dejara de estar luchando por la supervivencia.
Eruditos en una biblioteca del manuscrito Maqama de Hariri. Cortesía de la Bibliothèque Nationale/Wikipedia
Desafortunadamente, la historia subsecuente no se ve mucho mejor.
A fines del siglo VII, Idris I supervisó la destrucción de comunidades judías enteras en Marruecos. En el siglo XII, los almohades presentaron a varias comunidades judías la clásica disyuntiva entre la muerte o el islam, lo que llevó a la masacre o la conversión forzosa. A mediados del siglo XV, las masacres perpetradas en todo Marruecos terminaron con la vida de miles de judíos (la masacre de Fez, por nombrar una, puso fin a la comunidad judía de esa gran ciudad). Los judíos marroquíes nuevamente se vieron obligados a elegir entre la conversión al islam o la muerte en 1790 y 1792. En Marrakech, más de trescientos judíos fueron asesinados entre 1864 y 1880.
Notablemente, cuando comenzó la invasión árabe musulmana del norte de África en el siglo VII, los judíos lucharon junto a la resistencia bereber nativa contra los invasores árabes, e incluso en un momento dirigieron la lucha. En otras palabras, aunque algunos consideran a los judíos "colonos" en Israel, conviene recordar que en lo que ahora se llaman "países árabes" había judíos antes de que hubiera árabes.
Masacres similares, destrucción de sinagogas y conversiones forzadas tuvieron lugar repetidamente también en otros lugares de Medio Oriente, desde Egipto a Siria e Iraq. Vale la pena enfocarnos brevemente en Yemen, ya que los judíos de allí sufrieron el equivalente a un Holocausto local en términos de porcentajes. En 1679, los judíos que vivían en todo Yemen fueron expulsados de sus hogares y los enviaron a la árida región de Mawza para que murieran expuestos a la intemperie y por falta de recursos. Cuando un año más tarde se levantó el decreto de exilio de Mawza, dos tercios de los judíos exiliados habían sucumbido al calvario y los que sobrevivieron se encontraban en mal estado de salud y no tenían un hogar.
Los judíos de Yemen enfrentaron diversas persecuciones a lo largo de las décadas: conversiones forzadas, tortura y exilio de los líderes de la comunidad, encarcelamientos masivos, secuestros de niños huérfanos para convertirlos al islam o esclavizarlos, y mucho más.
No voy a explayarme sobre tierras conquistadas por el islam que en la actualidad no son consideradas árabes, pero mencionaré un ejemplo particularmente brutal que de hecho tuvo lugar en Europa. En 1066, una muchedumbre árabe en Granada, España, masacró a 5.000 judíos y destruyó el barrio judío después de crucificar al visir judío Iosef ibn Nagrela.
Incluso si aceptamos que los judíos sufrieron persecuciones periódicas bajo dominio islámico, es bastante razonable preguntarnos: ¿en comparación con qué? Naturalmente, el primer paralelismo que nos viene a la mente a los occidentales es la vida en la diáspora europea bajo el cristianismo, con su historia de guetos, pogromos, inquisiciones y Holocausto.
Un judío y un musulmán juegan al ajedrez en al-Andaluz del siglo XIII. El Libro de los Juegos, comisionado por Alfonso X de Castilla, siglo XIII, Madrid.
Sin embargo, cualitativamente, la situación de los judíos bajo dominio musulmán en todo el Medio Oriente no era muy diferente de la de los judíos en Europa. No olvidemos que hablamos de un período de 2.000 años y de continentes enteros. Hubo períodos buenos y períodos malos, gobernantes buenos y gobernantes malos en todas partes.
Por ejemplo, la mayoría de la gente no piensa que Inglaterra haya sido históricamente un hervidero antisemita. Sin embargo, el rey Eduardo I ordenó la expulsión de todos los judíos de Inglaterra en 1290. Sólo en 1655 Oliver Cromwell les permitió regresar legalmente. A partir de entonces, los judíos vivieron en paz, aunque sufrieron discriminación oficial como ciudadanos de segunda clase, como el estatus de dhimmi en las pacíficas tierras islámicas, hasta mediados del siglo XIX.
En Polonia, que muchos judíos la asocian con un antisemitismo desenfrenado, la Carta de Kalisz de 1264 garantizó específicamente los derechos de los judíos, incluyendo la protección frente a daños, la propiedad y la libertad religiosa. El rey Casimiro III el Grande (1333-1370) y otros reyes polacos posteriores promulgaron varios decretos otorgando a los judíos diversos derechos en Polonia, incluida la protección legal de la que carecían en otras partes de Europa en esa época. De hecho, Polonia se convirtió en un refugio para los judíos que huían de la persecución en otros lugares y hubo un período de relativa paz y prosperidad en lo que fue la mancomunidad polaco-lituana hasta mediados del siglo XVI.
Ucrania, otra región manchada de sangriento antisemitismo, en un momento llegó a emitir una moneda con una inscripción en ídish. Esto ocurrió durante la efímera República Popular Ucraniana de 1917-1920, tras el colapso del imperio ruso.
Tras haber dicho todo esto, sabemos que los emigrantes judíos que abandonaron la región en el siglo XX recuerdan con cariño el norte de África. ¿Podemos descartar tan fácilmente sus experiencias?
No, no podemos ni debemos. Pero sí podemos situarlas dentro de un contexto histórico y tener en cuenta las peculiaridades de la naturaleza humana.
La Tierra de Israel es diferente
Como hemos mencionado, efectivamente hubo épocas de oro en la historia de las relaciones árabes-judías. Sin embargo, algunos fervientes antisionistas sostienen que las cosas marchaban mejor para los judíos en la Tierra de Israel bajo dominio del islam y antes de que el sionismo entrara en escena. Ellos sostienen que el sionismo cambió esa dinámica. En este sentido, tienen razón, pero sólo en la medida en que introdujo un judío dispuesto a defenderse y no en términos de ataques antisemitas y persecución.
En primer lugar, empecemos por el hecho básico de que la conquista árabe musulmana de la Tierra de Israel en 636-37 fue una empresa de asentamiento colonial. Y ellos se enorgullecen de eso, llamándola la "conquista de Palestina"- Fataf Filastin (Sí, la mima palabra Fatah, conquista, se usa como nombre del movimiento que actualmente está a cargo de la Autoridad Palestina). Tras la ocupación, la mayoría de los cristianos de la Tierra de Israel adoptaron el islam y se arabizaron, y prohibieron la construcción de nuevas sinagogas.
Con la construcción de la Mezquita de la Roca en el 691 y de la Mezquita de Al-Aqsa en el 705, los musulmanes establecieron el Monte del Templo como un lugar sagrado islámico. A los judíos les prohibieron el acceso durante los mil años siguientes. La periódica discriminación social y económica de los siglos siguientes provocó una importante emigración judía de la Tierra de Israel.
Otros acontecimientos notables bajo dominio musulmán fueron:
Todo esto fue antes de que existiera el movimiento sionista tal como lo conocemos.
También hay un hecho inconveniente que vale la pena señalar, aunque se refiera a una época posterior al establecimiento del movimiento sionista: Hay más de una docena de comunidades judías en la Tierra de Israel que fueron destruidas por los árabes antes de 1947. Pero no hay ni una sola comunidad árabe que haya sido destruida.
Esta revisión parcial es una corrección a la desinformación manipuladora promovida por los defensores del terrorismo y antiisraelíes en los campos universitarios, en las calles y en los medios de comunicación internacionales. Admito que está lejos de ser exhaustiva. Sin embargo, una revisión honesta y abierta de las relaciones árabes-judías puede proporcionar una nueva perspectiva de nuestra historia como judíos, del Medio Oriente en general y de la lucha del Estado de Israel por su supervivencia.
Por supuesto, esto no significa que Israel tenga siempre la razón. Sólo es un recordatorio de que las opiniones sobre los acontecimientos actuales deben basarse en la realidad, por más compleja que esta sea.
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Muchas gracias por la información que nos proporciona una visión más amplia de la situación.
Israel por siempre