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Muchas veces se le llama a esta parashá “la parashá de los shidujim”. Veamos algunos secretos para encontrar a tu pareja.
Abraham le pide a Eliézer, su sirviente de confianza, que le jure que no tomará para Itzjak una esposa de los canaanitas, entre quienes vive, sino que viajará a la tierra natal de Abraham y allí buscará una esposa para Itzjak.(1)
¿Por qué era tan importante para Abraham que Itzjak no se casara con una joven canaanita? No puede ser sólo porque los canaanitas eran idólatras, ya que también los habitantes de Jarán (el lugar natal de Abraham) lo eran. De hecho, en esa época todo el mundo estaba inmerso en el paganismo. Podemos entender la decisión de Abraham si tenemos en cuenta que la idolatría es un error intelectual, una creencia en una teología falsa, algo que puede superarse. Sin embargo, los canaanitas sufrían de una degeneración moral, la falta de honor era algo innato. Mientras que uno puede llegar a aprender y a renunciar a sus creencias erróneas, cuando hay cualidades personales corruptas, eso es algo que no se puede superar con facilidad. Eso era lo que le preocupaba a nuestro patriarca Abraham. Él sabía que la futura matriarca del pueblo que estaba destinado a pararse al pie del Monte Sinaí, no podía estar en un lugar así.
La prueba de que una familia es realmente buena queda en evidencia en las midot (las cualidades personales) de sus miembros. Estas cualidades personales se transmiten de generación en generación a través del ejemplo de los padres. En el mundo actual, donde el éxito económico a menudo es el criterio para determinar quién es una "buena pareja", nos vendría muy bien recordar esta enseñanza. Los factores externos, como la riqueza, no tienen sustancia. Ellos pueden desaparecer del día a la noche, y dejar sólo oscuridad y dolor tras de sí. Por lo tanto, al buscar un compañero para toda la vida, antes que nada se debe buscar que tenga cualidades de carácter ejemplares: bondad, delicadeza, paciencia, humildad, generosidad y simjat jaim (una actitud positiva hacia la vida). Además, debes cuidarte de aquellos que cuentan chismes, que se enojan rápidamente, que son arrogantes, cínicos, rencorosos, avaros, celosos y egoístas. No te dejes cegar por la apariencia física y el glamour. Si faltan cualidades personales positivas, hasta el rostro más bonito puede volverse horrible de la noche a la mañana.
Eliézer rezó a Dios para que hiciera jésed con su amo Abraham y le permitiera encontrar una esposa para Itzjak. Es difícil entender por qué era necesario rezar por una pareja para Itzjak, un hombre que lo tenía todo. Era el hijo de una maravillosa familia, sumamente rico, de increíble apariencia y brillante. En síntesis: un candidato perfecto. ¿Quién no querría casarse con él? Pero aquí aprendemos que cuando se trata de encontrar a nuestro compañero para la vida todos necesitamos la ayuda de Dios. Casarse es muy fácil, pero para casarnos con la persona correcta necesitamos ayuda Divina. Para eso tenemos que rezar. Un momento especialmente propicio para la plegaria es durante Minjá, el servicio vespertino, porque esa es la plegaria que Itzjak recitaba cuando vio por primera vez a Rivká.
El parámetro que utilizó Eliézer para reconocer a la pareja destinada para Izjak fue el jésed, la bondad. “Que la joven a la que yo diga: ‘Por favor inclina tu cántaro para que yo beba’ y ella conteste: ‘Bebe, y también a tus camellos daré de beber’, que ella sea la que designaste para tu siervo, para Itzjak”.(2)
Para valorar cuán grande fue esta prueba, recordemos que no es fácil sacar agua de un pozo, por lo tanto saciar la sed de diez camellos puede ser una labor agotadora. Hubiera sido razonable que Rivká le contestara a ese extraño que extrajera su propia agua. Sin embargo, no sólo no respondió de esa forma, sino que su ayuda superó las expectativas de Eliézer: ella dio agua a los camellos hasta que se saciaron y cuando después le preguntó por un lugar para pasar la noche, Rivká también le ofreció comida y un establo para sus animales.
Aunque Abraham hizo que Eliézer le jurara que no buscaría para Itzjak una esposa entre las mujeres de Canaán, también le dijo que si la joven se rehusaba a volver con él, quedaría absuelto de su promesa. Sin embargo, Eliézer no podía bajo ninguna circunstancia considerar sacar a Itzjak de la Tierra de Israel.
De aquí aprendemos que por más crítico que sea hacer un shiduj, esto nunca debe ser a costa de mudarse a una comunidad que pueda truncar nuestro crecimiento espiritual. De hecho, siempre debemos esforzarnos por vivir en un lugar en el que constantemente podamos crecer espiritualmente como judíos.
Pero si Eliézer quedaba liberado de su juramento, ¿con quién se casaría Itzjak? Si no podía casarse con una mujer de Canaán, tal como Abraham había estipulado, y ninguna mujer estaba dispuesta a acompañar a Eliézer a Éretz Israel, ¿qué ocurriría con la promesa Divina de que los hijos de Abraham serían tan numerosos como las estrellas del cielo?
Abraham tenía fe absoluta en Dios y sabía que Su promesa se cumpliría. Si en Jarán no había ninguna joven apta para ser la matriarca del pueblo judío, la encontrarían en algún otro lugar. De aquí aprendemos que incluso si parece que estamos ante una tarea imposible, si Dios nos asignó esa tarea cumplimos los mandamientos Divinos y confiamos en que Él se encargará del resto, tal como lo hizo con nuestros patriarcas. En la actualidad, con la terrible tasa de asimilación y los múltiples matrimonios mixtos, a menudo muchos justifican casarse con una persona no judía argumentando que no hay ninguna otra persona disponible. Pero Dios es el shadján (casamentero) por excelencia. Debemos confiar que sin ninguna duda Él nos enviará a nuestro compañero de vida ya predestinado.
Eliézer desafió a la familia de Rivká. “’Y ahora, si desean hacer bondad y verdad con mi amo, díganme’, exigió. ‘Y si no, díganme, y me iré a la derecha o a la izquierda’”.(3) Eliézer quería un sí o un no muy claro, sin demoras, para poder cumplir la orden de Abraham.
Una vez más, esta es una enseñanza que nos conviene recordar. En nuestra sociedad, procrastinar está en auge. La gente tiende a salir en citas infinitas, sólo para ver que sus esfuerzos terminan siendo fútiles. A menudo, se desperdician meses y años críticos y en el camino surge mucho sufrimiento. Nuestra Torá enseña que si un shiduj no funciona, debes seguir adelante con tu vida.
Esta lección también se aplica a situaciones que terminan con dolorosos rompimientos porque una de las partes cambia de opinión. A menudo, la persona rechazada siente que su vida quedó en suspenso y teme haber perdido su bashert. Nuestra parashá fortalecer a estas personas. Eliézer tranquilamente hubiera podido perder las esperanzas. Hubo muchas señales milagrosas que indicaban que Rivká era el bashert de Itzjak, e incluso ella pertenecía a la familia de Abraham. A pesar de eso, Eliézer dijo: “Díganme sí o no, para que sepa si ir a la derecha o a la izquierda y continuar mi búsqueda de la esposa para Itzjak”.
NOTAS
1. Génesis 24:3-4.
2. Ibíd. 24:14.
3. Ibíd. 24:49.
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