Corrigiendo nuestra visión

3 min de lectura

¿Por qué Dios creó tanta gente con problemas de visión?

Últimamente he estado pensando bastante sobre anteojos.

Hace un tiempo, estaba sentado al volante, listo para mi largo viaje de regreso a casa después de pasar el día con amigos fuera de la ciudad.

Entonces, uno de mis amigos vio un defecto en mis anteojos y me preguntó si podía arreglarlos. Él es una persona con mucha experiencia arreglando anteojos. Yo agradecí su oferta y le permití hacerlo sin pensarlo dos veces.

Unos minutos después, mi amigo volvió con cara de frustración. Uno de los lentes estaba partido en dos, y el marco estaba arruinado completamente. "En toda mi vida, nunca me pasó esto", me dijo. Yo me quedé sin palabras.

Hice lo mejor que pude para hacerle saber que no estaba enojado, y mi esposa, que detesta manejar largas distancias de noche, tomó el volante.

En pocos días mi amigo había reparado el daño y todo había vuelto a la normalidad. Pero yo seguí pensando en anteojos. Tengo muy mala visión, y sin contar este episodio, no recuerdo la última vez que había visto borroso durante tanto tiempo.

Los anteojos hicieron su primera aparición en Pisa, Italia, alrededor del año 1286, pero su producción en masa recién comenzó a finales del siglo XIV o XV. ¿Qué hacía la gente con mala visión antes de que los anteojos fuesen inventados? ¿Cómo hacían para vivir?

Gracias a Dios vivo en un mundo en donde mis problemas de visión son muy fáciles de arreglar. Pero, ¿Qué hay de Dios? Dado que es perfecto y todopoderoso, ¿por qué crea a tantas personas con problemas de visión?

Dios no nos dio dedos que sólo funcionan si les añadimos un sistema metálico o de vidrio. Pero, de acuerdo a las estadísticas, alrededor del 75% de los adultos utiliza alguna clase de corrector para la visión. ¿Por qué hizo Dios un mundo en donde la gran mayoría de la gente necesita lentes para ver bien?

Hay una lección muy poderosa aquí. Tenemos ojos pero no podemos ver. Somos incapaces de ver cualquier cosa con claridad sin ayuda.

Creemos que todo lo que miramos en el mundo, lo estamos viendo bien. Pensamos que vemos exactamente lo que está frente nuestro.

Pero, en realidad, siempre vemos borroso.

¿Vemos lo bueno en la gente, o sus defectos?

Juzgamos a los demás. Condenamos situaciones y circunstancias. Pero en realidad, nuestra visión es muy limitada. Necesitamos ponernos los "lentes correctos" para tener la perspectiva y visión apropiadas que nos permitan mirar el mundo como corresponde. ¿Buscamos ver lo bueno en la gente o sus defectos? ¿Vemos las situaciones como eventos fortuitos, o tratamos de descifrar el mensaje oculto que es guiado por la providencia Divina?

Un hombre descuidado estaba recorriendo el Museo del Louvre con un grupo de turistas. Mientras todos estaban observando meticulosamente los trabajos de Rembrandt, el hombre gritó: "¡Yogurt!". Todos pensaron que estaba loco. Pero dijo de nuevo "Esto se ve como yogurt".

Luego pasaron al lado de la Mona Lisa. Nuevamente él exclamó: "¡Yogurt!". Un hombre sabio que estaba en el grupo lo miró y le dijo: "Déjame ver tus anteojos".

Éste le pasó sus anteojos. "¿Qué desayunaste hoy?", preguntó el hombre sabio.

"Yogurt con cereales", respondió el individuo.

El hombre sabio comenzó a reír. "¡Mira tus anteojos! ¡Están salpicados con yogurt! ¡No me sorprende que todo lo que miras parezca Yogurt para ti!". (Parábola de Rav Mordejai Pogramanski, erudito europeo anterior a la Segunda Guerra Mundial).

La forma en que vemos las cosas depende de los lentes con que las observamos.

Una persona que tiene la cualidad de un “buen ojo”, lentes limpios y una mirada positiva, no odia a los demás ni se enoja con ellos. No desea lo que tiene el resto de la gente, porque ve todo de manera positiva, sin nada de “yogurt”. Si le falta algo es porque Dios le está diciendo que no lo necesita, y está feliz por sus amigos que sí lo tienen.

Tenemos ojos, pero necesitamos corregir nuestra visión y trabajar para ver a la gente de una forma positiva. Esos son los anteojos que debemos usar constantemente.

Nuestros Sabios nos enseñan que el Segundo Templo fue destruido como resultado del odio infundado, sinat jinam. Durante este período de las Tres Semanas, que conducen al día de duelo de Tishá B’Av (día en que el Templo fue destruido), todos estamos intentando mejorar, tanto personalmente como en nuestra relación con los demás.

Una técnica para mejorar nuestras relaciones con los demás es juzgarlos de forma favorable, mirándolos de una forma positiva. Cuando vivimos con ésta actitud mental, evitamos de raíz las vibraciones negativas que a menudo conducen al odio.

Este es el momento de chequear nuestra visión, revisar nuestros anteojos y limpiar todo resto de “yogurt” que quede en ellos.

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