¿Cuál es el propósito de la Torá?

26/03/2023

4 min de lectura

No entiendo por qué la Torá simplemente obvía información tan importante.

¿Cuál es el propósito de la Torá? Si es un libro histórico, la verdad no tiene mucho sentido, ya que presté atención a que hay muchos períodos de las vidas de nuestros antepasados sobre los que no sabemos nada. Por ejemplo, no sabemos casi nada de Abraham hasta que tiene 75 años (Génesis 12:4). Iaakov también era bastante grande cuando escapó a Jarán a buscar a sus esposas. De acuerdo con el Talmud, primero pasó 14 años estudiando Torá (Meguilá 17a). Moshé tiene casi 80 años cuando va por primera vez a hablar con el Faraón (Shemot 7:7), aunque aparentemente era un hombre joven cuando escapó por primera vez de Egipto (Shemot 2:11-15). Sé que hay un Midrash famoso que dice que en el intertanto fue durante muchos años rey de Etiopía. ¿Por qué faltan detalles tan básicos de las vidas de estas personas? ¡Sin duda no se debe a que no estaban haciendo nada durante ese tiempo! No entiendo por qué la Torá simplemente obvía información tan importante.

El Rabino de Aish responde:

Gracias por presentar esta importante pregunta. La respuesta es que el propósito de la Torá, y en especial del Libro de Génesis, no es transmitirnos cuán grandes fueron nuestros antepasados. La Torá no está interesada en proveernos esquemas biográficos de los grandes personajes de nuestra historia. De hecho, como tú has notado, existen grandes vacíos en las vidas de nuestros patriarcas, y muchos detalles y episodios sin duda fascinantes de sus vidas son completamente ignorados.

La razón de esto se remonta al propósito mismo de la Torá Escrita.

La Torá Escrita no es para informarnos sobre nuestra noble historia como pueblo. La Torá nos cuenta una historia muy especifica para un propósito muy específico. Ella cuenta la historia del planeta Tierra y de la Creación.

De forma muy resumida, la historia es esta: el mundo fue creado casi perfecto, pero fracasó y fue necesario desarrollar un plan para poder llevarlo de regreso a la perfección. La historia comienza con Adam y Javá (Eva). Ellos fueron creados casi perfectos, tenían que cumplir con una sola mitzvá para perfeccionarse por completo. Sin embargo, fallaron y el mundo cayó con ellos. El hombre ahora tendría que enfrentar desafíos mucho más grandes y superar un mal más generalizado para lograr perfeccionarse a sí mismo y al mundo. Al principio, esta era la misión de toda la humanidad. Pero con la generación de Nóaj y luego con la Torre de Babel, el mundo una vez más casi perece. El hombre ni siquiera iba en la dirección correcta y mereció la destrucción.

Entonces llegó Abraham y germinó un plan. Dios elegiría a una familia, y finalmente a una única nación, como sus agentes para perfeccionar al mundo. El mundo en general era demasiado corrupto. Pero una sola nación que sobresaliera y sirviera como modelo para toda la humanidad podría ayudar a llevar al mundo de regreso a la bondad y a Dios. Lentamente las nociones de la Torá de honestidad, igualdad, paz, justicia, educación y muchas otras, impregnarían la conciencia mundial, serían adoptadas por otras religiones y eventualmente elevarían a toda la humanidad hacia esos principios.

El Libro de Génesis, comenzando con Abraham, delinea el desarrollo de la nación especial de Dios. La Torá comienza contando que Dios eligió a Abraham como Su siervo especial, cuyos descendientes recibirían la Tierra Santa en donde finalmente construirían una sociedad utópica para que la humanidad la observara y la emulara. La Torá luego relata diversos episodios de sus vidas y de las de sus descendientes, no necesariamente historias que demuestran su grandeza, sino en las que desarrollan y exhiben cualidades que contribuirían al carácter nacional de Israel. Abraham se destaca por su bondad, Itzjak por su fuerza interior y Iaakov por la verdad, la complicada combinación de las dos primeras cualidades.

Por supuesto que este es un bosquejo incompleto, pero es crítico tenerlo en cuenta al estudiar el Libro de Génesis. La Torá tiene un mensaje general al presentar estas historias. Naturalmente, muchos detalles y décadas de las vidas de nuestros patriarcas y matriarcas no se incluyeron, porque a pesar de su incuestionable grandeza, esos períodos de sus vidas cuentan historias sobre su grandeza personal (como que Iaakov pasó muchos años estudiando Torá), pero no la historia nacional del nacimiento de la nación escogida por Dios.

En tu pregunta también mencionas a Moshé, así que me referiré brevemente a su historia. Moshé vivió después de que se formara la nación de Israel. Por eso la Torá está menos interesada (por así decirlo) en contar su historia personal. La Torá sí nos cuenta su desarrollo como líder, lo que de hecho es relevante para la historia nacional. Si observas con atención los episodios que se relatan sobre sus primeros años, verás que todos giran en torno a su crecimiento como líder: cómo se preocupó por sus hermanos judíos, cómo los defendió y se involucró en sus asuntos internos; cómo se preocupó por cuidar las ovejas de su suegro preparándose para cuidar a la nación (Ver Éxodo 2). Estas eran las cualidades que finalmente precisaría para sacar al pueblo de Egipto.

En tu pregunta mencionas el Midrash que dice que cuando Moshé era joven pasó varios años como rey de Etiopía, sin embargo este episodio no se relata en la Torá. De hecho, esto despierta una pregunta interesante. Si nuestra premisa es que la Torá incluye información relevante al desarrollo de Moshé como líder, ¿por qué no fue incluida esta historia? Podemos pensar que esa experiencia previa como jefe y administrador de un reino africano sería sumamente relevante para su desarrollo como futuro líder de Israel.

La respuesta es que al parecer la Torá tiene un criterio completamente diferente para juzgar si Moshé es digno de ser un líder. Lo que a la Torá le interesa es que Moshé se preocupaba por cada judío, y que arriesgó su vida para defenderlos. El hecho de que tuviera una experiencia pertinente en esa tarea, como un director y administrador efectivo, básicamente no tenía importancia. Dios iba a elegir a la persona que demostrara que se preocupaba por sus semejantes, que pudiera guiarlos con compasión y que fuera capaz de defenderlos cuando pecaran, tal como lo hizo Moshé tantas veces.  Las habilidades administrativas por sí mismas no son las que en verdad hacen a un líder. De hecho, desde la perspectiva de Dios, son completamente irrelevantes respecto al mérito verdadero de Moshé.

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