Cuando los judíos encontraron refugio en el imperio sij

20/04/2025

6 min de lectura

Un reino que salvó la vida de cientos de judíos.

En la primera mitad del siglo XIX, los visitantes del imperio sij, ubicado en lo que hoy es Pakistán, se sorprendían por el esplendor de su corte real. El museo Victoria y Alberto de Londres lo describe como "uno de los más magníficos de toda la India". Ranjit Singh, el maharajá que gobernaba en opulencia, tenía un trono de oro macizo para las ocasiones de estado, aunque normalmente prefería evitar el lujo y a menudo se sentaba en el suelo con sus súbditos.

Ranjit Singh fue un brillante líder militar y estadista conocido como "el león de Punjab". Era miembro de la fe sij, una religión monoteísta que se desarrolló en el siglo XV en la región del Punjab, en el subcontinente indio. El imperio sij que él forjó se mantuvo durante 50 años, hasta que fue conquistado por las fuerzas británicas de las Indias Orientales en 1849. Durante el gobierno de Ranjit Singh, el imperio sij era famoso por su tolerancia religiosa. En los anales de la sangrienta historia de la región, su gobierno se destaca como una edad dorada de paz y seguridad.

l trono de oro de Ranjit Singh, de alrededor de 1820-30, Museo n° 2518 (IS)

En un episodio casi olvidado tanto de la historia judía como de la sij, el imperio que fundó Ranjit Singh salió a la ayuda de los judíos en un momento de necesidad. En medio de la espantosa violencia antijudía que tenía lugar a kilómetros de distancia, el imperio sij abrió sus puertas a los judíos ayudando a salvar cientos de vidas. El imperio sij se convirtió en hogar de una comunidad judía hace tiempo olvidada en el corazón de la región de Punjab, Pakistán.

Judíos en una ciudad sagrada iraní

Mientras el imperio sij florecía, a más de mil kilómetros al noroeste, una región muy diferente estaba inmersa en luchas y violencia de larga duración. A principios del siglo XIX, la ciudad de Mashhad (hoy la tercera ciudad más grande de Irán), era una región semiautónoma, azotada por luchas y combates internos entre musulmanes chiitas y sunitas.

En los anales de la sangrienta historia de la región, el gobierno de Ranjit Singh se destacó como una época dorada de paz y seguridad.

Considerada como una ciudad sagrada por los musulmanes chiitas, los no musulmanes tenían prohibido vivir en Mashhad. Sin embargo, Mashhad contaba con una pequeña población judía que quedó atrapada en medio de las luchas de la región. La historia de cómo surgió esta improbable comunidad judía es un testimonio de la historia de la región, desgarrada por la guerra.

Maharajá Ranjit Singh

Aunque Mashhad se encontraba a una distancia de meses de tortuoso viaje de la región del imperio sij, los judíos de Mashhad estaban íntimamente ligados a la patria de los sijs. Una generación antes, el temible gobernante persa Nader Shah había conquistado la región del Punjab, así como otras vastas extensiones del territorio de la India. Famoso por su sangrienta crueldad, Nader Shah torturó y mató con desenfreno a sus enemigos (hindúes, musulmanes, sijs y otros), y saqueó tantas riquezas de incalculable valor como pudo del subcontinente indio.

Shah llevó sus tesoros a Mashhad para custodiarlos. Sólo había un problema: Nader Shah era un musulmán sunita y la mayoría de la población de Mashhad pertenecía a la rama chiita del islam. Shah temía que los chiitas locales se volvieran en su contra y le robaran sus riquezas. Así que en el año 1741 recurrió a las comunidades judías cercanas y obligó a decenas de familias judías a abandonar sus hogares y sus comunidades para trasladarse a Mashhad, donde fueron obligados a custodiar su botín.

El hecho de que Mashhad, como una ciudad sagrada musulmana, estuviera cerrada a los no musulmanes, no le molestó en absoluto a Shah. Él ordenó que construyeran un barrio especial para los judíos, separándolos del resto de la ciudad. El gueto era conocido como el "Idgah" o "lugar de celebraciones". Los judíos eran considerados dhimmis, personas que eran toleradas pero tenían un estatus inferior al de la mayoría musulmana, debían mostrarse obsecuentes con sus superiores musulmanes y pagaban impuestos especiales.

A pesar de todo, los judíos de Mashhad prosperaron durante más de 90 años, construyendo una vibrante comunidad que contaba con una sinagoga central, escuelas judías e instituciones culturales. Muchos de los judíos de Mashhad trabajaban como comerciantes internacionales, aportando una industria vital a su rincón de Persia. Sin embargo, a menudo apenas eran tolerados, sus vecinos musulmanes sentían resentimiento por su religión separada y por su éxito material.

Un pogromo persa

El sentimiento antijudío finalmente estalló el 27 de marzo de 1839, dos días antes del comienzo de Pésaj. Los musulmanes chiitas acababan de celebrar una fiesta musulmana en recuerdo de la muerte del imán Hussein, el fundador de la secta chiita del islam. El fervor religioso bullía por todos los barrios musulmanes. Trágicamente, bastaron las acciones de un adolescente para que se desatara la violencia.

Una mujer judía consultó a un médico musulmán local respecto a cómo curar lo que él había diagnosticado como un caso de lepra. Extrañamente, el médico le aconsejó usar sangre de perro como parte de la cura. Al oír esto, un adolescente musulmán empezó a gritar que una mujer judía había agarrado un perro y lo llamó Hussein, como el fundador de su religión. Anu, el museo del pueblo judío en Tel Aviv, describe lo que ocurrió a continuación:

…intenta visualizar la imagen. Miles de musulmanes observan la (fiesta religiosa) en las mezquitas, lo que incluye autoflagelación y derramamiento de sangre para conmemorar el sufrimiento de su santo Hussein. En el momento álgido de este ritual de éxtasis, se enteran de que los dhimmi, que eran residentes de un estatus inferior, y en este caso los judíos, se habían atrevido a faltar el respeto a uno de los musulmanes más sagrados, poniéndole a un perro el nombre de Hussein…

Los musulmanes chiitas irrumpieron en el gueto judío, atacando a todos los que pudieron encontrar. Los atacantes violaron a las mujeres judías, raptaron a los niños y asesinaron a más de 30 judíos durante el pogromo. Quemaron la sinagoga del pueblo y robaron todas las propiedades judías, devastando la comunidad. Finalmente, los atacantes les dieron a los judíos de Mashhad una elección catastrófica: convertirse al islam en masa o asesinarían a los niños judíos.

Unos 300 judíos de Mashhad se convirtieron al islam. Los musulmanes locales llamaron esto la Allahdad, o "justicia de Dios". Durante generaciones, la comunidad judía mantuvo en secreto sus tradiciones y su forma de vida, como los judíos secretos de España durante la inquisición. Cientos de judíos huyeron. Dados los vínculos históricos de su región con la zona del Punjab, y la conocida apertura del imperio sij que gobernaba la región en esa época, muchos de los judíos que huyeron de Mashhad buscaron allí refugio, especialmente en la ciudad de Rawalpindi, cerca de lo que hoy es la capital de Pakistán, Islamabab.

Un hogar judío en tierra sij

Una vez que llegaron a Rawalpindi, los judíos que huyeron de Mashhad se instalaron en el barrio de Babu Mohallah, que estaba cerca de la principal estación de ferrocarril de la ciudad, lo que la convertía en un lugar ideal para poder seguir trabajando en el comercio internacional.

El Maharajá Ranjit Singh a caballo, artista desconocido, Punjab, 1838-1840. Museo n° IS.112-1953

Trasplantados a una nueva tierra, los judíos de Mashhad ya no eran unos intrusos odiados y apenas tolerados como lo habían sido en Persia. En el imperio sij, estos desesperados refugiados judíos ahora disfrutaban de un nivel de seguridad y respeto que nunca habían tenido en Mashhad. Los refugiados judíos construyeron una hermosa sinagoga y un salón comunitario en Rawalpindi, y florecieron durante más de un siglo. Ranjit Singh, fundador del imperio sij, murió el mismo año en que su reino recibió a los judíos de Mashhad. Pero su legado de apertura y tolerancia garantizó que los judíos de Mashhad permanecieran a salvo en su nuevo hogar.

FOTO: La sinagoga de la comunidad judía mashadi, Museo judío de Londres.

Los judíos permanecieron en Rawalpindi mucho tiempo después del fin del imperio sij en 1849. Pero la tolerancia y la aceptación que el imperio sij mostró hacia estos desesperados refugiados nunca debe olvidarse En un momento de terrible peligro, el imperio sij abrió sus puertas, salvando las vidas de centenas de judíos.

Pocos recuerdos actuales

Con la partición en 1947 del subcontinente indio en dos naciones, Pakistán y la India, la mayoría de los judíos de la zona huyeron a la India, asentándose principalmente en Bombay, y luego se trasladaron a Israel. Casi todos los judíos que quedaban en Rawalpindi se marcharon en la década de 1960.

Saif Tahir, un escritor pakistaní, visitó el antiguo barrio judío de Rawalpindi en el año 2016 y encontró que no quedaban judíos. Los lugareños tenían demasiado miedo incluso de hablar de los judíos que en un momento vivieron en su ciudad. Él encontró una antigua sinagoga que seguía de pie, el exterior del edificio decorado con estrellas de David. Tahir notó que se parecía mucho a una sinagoga de la India construida por judíos de Irán e Iraq en el siglo XIX.

El refugio que encontraron los judíos de Mashhad en 1839, cuando Rawalpindi formaba parte del imperio sij progresista y abierto, desapareció hace tiempo. La acogida y la seguridad que encontraron allí, merece ser recordada hoy en día.

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