Perfiles
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Tras recibir amenazas de muerte por sus declaraciones, Dalia huyó de Egipto. Ella defiende la democracia liberal y la paz en Israel y en todo el Medio Oriente.
Cuando ocurrió el ataque del 7 de octubre, Dalia Ziada, musulmana y egipcia, se sintió conmocionada y horrorizada. La escritora y activista vio las imágenes de Hamás asesinando a israelíes inocentes y no pudo creer lo que veía, sobre todo porque en Egipto, donde ella vivía, le contaban una historia totalmente diferente. Allí, los medios de comunicación lo presentaban como un conflicto más dentro de una larga lista de enfrentamientos entre Israel y Hamás.
Después de ver las imágenes de las cámaras que llevaban en sus cuerpos los terroristas de Hamás y los videos de las cámaras de seguridad israelíes, ella supo que debía alzar la voz. Publicó en X, donde tiene más de 100.000 seguidores, que los medios de comunicación egipcios estaban mintiendo.
A los islamistas radicales de Egipto y a quienes apoyan a Hamás, eso no les gustó.
"Emitieron contra mí una fatwa, diciendo que mi sangre ya no es sagrada porque apoyo al pueblo judío, que no soy una buena musulmana y que tengo que ser castigada", dijo a Aishlatino Dalia, la autora de “The Curious Case of the Three-Legged Wolf: Egypt: Military, Islamism, and Liberal Democracy" (El curioso caso del lobo de tres patas: Egipto: el ejército, el islamismo y la democracia liberal). Un grupo llegó a buscarme a la casa de mi familia. Querían matarme".
Lo que empeoró la situación fue que las autoridades egipcias no ayudaron a Dalia cuando más lo necesitaba. Su país de origen la había abandonado.
Me puse en contacto con oficiales de seguridad y les dije que mi vida estaba en peligro, pero ellos se negaron a protegerme debido a mi apoyo a Israel.
"Me puse en contacto con oficiales de seguridad y les dije que mi vida estaba en peligro, pero ellos se negaron a protegerme debido a mi apoyo a Israel. Para ellos, ese era un pecado que no debería haber cometido".
Varios abogados conectados con el régimen egipcio presentaron demandas contra Dalia. La acusaron de ser espía del Mosad, lo que según ella "es la acusación más peligrosa de todas, porque se trata de alta traición".
Dalia tuvo que actuar rápidamente para escapar del país que amaba. Se puso en contacto con amigos en Estados Unidos, Europa e Israel y dejó atrás a su familia, su hogar y todo lo que tenía para irse a los Estados Unidos.
"Ahora estoy mucho más segura que en Egipto, pero no tengo el 100% de seguridad. Todavía recibo amenazas de muerte".
Dalia creció en El Cairo como musulmana y estuvo expuesta al antisemitismo desde muy temprano.
"Todos los viernes en nuestros sermones religiosos de la mezquita, rezábamos una plegaria en contra del pueblo judío. Decían que el pueblo judío era maldecido no sólo en Egipto, sino en todo el mundo árabe".
En un libro de texto escolar, aprendió que los judíos eran los enemigos históricos de los egipcios y de los musulmanes, y cuando fue a la universidad, en la época de la Segunda Intifada en el año 2000, acabó protestando contra el estado judío.
"Esas protestas eran organizadas por los Hermanos Musulmanes", explica Dalia. "Ellos decidieron quemar banderas israelíes para celebrar la segunda Intifada. Eso era de esperar. Quemaron también la bandera de los Estados Unidos y yo no entendí por qué quemaban la bandera de un país que estaba a miles de kilómetros. Luego quemaron la bandera egipcia, y eso fue muy estremecedor. Fue el momento en que mis ojos se abrieron y empecé a ver la verdad".
A partir de eso, Dalia dice que "salió de la caja ideológica en la que me habían tenido encerrada durante tanto tiempo", y comenzó a educarse respecto a Israel, el Medio Oriente y las relaciones árabes-israelíes. Terminó convirtiéndose en una defensora de la paz árabe-israelí y una luchadora contra el islamismo radical.
"Estos islamistas radicales son los que ahora dominan la narrativa sobre el Medio Oriente en las universidades occidentales", afirma.
Dalia obtuvo su título en Relaciones y Asuntos Internacionales en la Escuela Fletcher de la Universidad de Tufts, en los Estados Unidos, y comenzó su travesía como defensora de la paz. Fue directora regional del Medio Oriente y del Norte de África en el Congreso Islámico Estadounidense (AIC), que ofrece una voz musulmana alternativa y promueve los derechos humanos y civiles a través de la defensa, la educación y el compromiso.
Después de estar cinco años en la AIC, Dalia fue cofundadora del Instituto de Democracia Liberal, un think tank (grupo de investigación y análisis) con sede en El Cairo que aboga por las democracias liberales en el Medio Oriente. También trabajó como directora ejecutiva del MEEM, Centro de estudios por el Medio Oriente y el Mediterráneo Oriental, un think tank similar.
"Nuestro think tank tuvo mucho éxito, ya que ejercíamos una gran influencia en la región mediterránea", explica. "Trabajábamos con funcionarios y diplomáticos de alto nivel".
Sus tres focos de atención eran: la democratización liberal del Medio Oriente, que viene acompañada de derechos humanos y libertades civiles; paz en el Medio Oriente, impulsada por el diálogo entre musulmanes y judíos, y la lucha contra los islamistas radicales, que incluye a los Hermanos Musulmanes y a grupos yihadistas violentos los mismos que intentaron matarla después del 7 de octubre.
"Al mismo tiempo que recibí amenazas de muerte, también recibí el apoyo y el aliento de jóvenes árabes musulmanes y cristianos. Ellos me decían: 'Estás haciendo lo correcto. Nos gustaría poder hablar como tú lo haces, pero tenemos miedo. No estamos dispuestos a pagar el precio'".
Ahora Dalia vive en Washington y pidió asilo para poder quedarse en los Estados Unidos. Desde el último mes de abril trabaja en el Centro Jerusalem de Seguridad y Asuntos Extranjeros como investigadora y diplomática, y sigue hablando en Internet y en vivo.
Ya no está físicamente cerca de su familia, pero ha encontrado una nueva familia: la comunidad judía.
"Considero a la comunidad judía mi segunda familia. No sólo están aquí, en Washington, sino también en otros estados como Nueva York y Nueva Jersey y me han manifestado mucho cariño. Son personas que antes no me conocían. Me vieron en las noticias y dijeron: 'estamos dispuestos a ayudarte'. Tengo la bendición de tenerlos a mi lado".
Como una musulmana devota, creo que la religión llegó para que nos amemos y podamos coexistir.
Dalia también trabaja codo a codo con otros árabes moderados y liberales con los mismos objetivos, que "quieren la paz y la coexistencia y construir un futuro para el Medio Oriente".
Aunque la guerra en Israel continúa, y a veces las cosas parecen sombrías, Dalia no está dispuesta a rendirse.
"Siempre tengo esperanzas para el Medio Oriente. Ahora más que nunca gracias al progreso que ha hecho el ejército israelí contra los grupos terroristas y los islamistas radicales. Israel está en una gran lucha contra Irán. Cuanto más avanza el ejército de Israel, más esperanzas tengo de que el futuro será mejor".
"Como una musulmana devota, creo que la religión llegó para que nos amemos y podamos coexistir. Mi fe sigue siendo fuerte. No sólo tengo fe en mi religión, sino también en la humanidad. Lo que está ocurriendo ahora es sólo temporal. La humanidad eventualmente vencerá".
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No cambies nunca, hermosa porque todo lo.que sientes es la pura verdad, que los fanaticos con el cerebro sucio no les intetesa. En mi pais Dalia es una flor muy hermosa que florece en verano de.distintos y bellos colores!!!