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Perspectivas de la Torá prácticas para la vida.
La parashá habla sobre la mitzvá de caridad y promete una bendición especial para quien la cumpla con alegría: “Ciertamente le darás y que tu corazón no sea mezquino cuando le des, ya que como resultado de esto Hashem tu Dios te bendecirá en toda tu labor y en toda empresa de tu mano” (1).
El Talmud cuenta las bendiciones que recibimos al dar caridad: "Rabí Itzjak dice: quien le da una prutá (2) a un pobre es bendecido con seis bendiciones y quien le habla con amabilidad [al dar la prutá] es bendecido con once bendiciones [más]" (3).
El Gaón de Vilna explica que se alude a esas 17 bendiciones en el versículo; la Torá dice que una persona recibirá la bendición por el davar hazé, la palabra hazé tiene una guematria (valor numérico) de 17, aludiendo a la cantidad máxima de bendiciones que uno puede recibir si da caridad de manera óptima (4).
Sin embargo, este pasaje del Talmud parece difícil de entender. Dice que una persona recibe casi el doble de bendiciones por hablar amistosamente con la persona que por darle dinero. Ser amistoso es un buen acto, pero ¿por qué el Talmud lo considera tanto más importante que darle al pobre el dinero que tanto necesita?
Los rabinos discuten un caso similar que nos puede ayudar a responder la pregunta. Dice: "Uno debería saludar a toda persona con buena cara… si una persona le da a su amigo todos los regalos del mundo pero lo hace con mala cara, se considera como si no le hubiera dado nada. Cuando uno saluda a su amigo con buena cara, incluso si no le regala nada se considera como si le hubiese dado los mejores regalos del mundo" (5).
En su libro Siftei Jaim, Rav Jaim Fridlander explica que lo que más quieren las personas es que los demás se interesen y preocupen por ellas. Un regalo es sólo un indicador de que el dador pensó en las necesidades de su prójimo y en cómo podía alegrarlo. Sin embargo, si no va acompañado de una muestra de calidez, se pierde el objetivo del regalo, porque la persona no se siente querida. En contraste, cuando una persona es amistosa con su prójimo —incluso cuando no le da regalos— está demostrando preocupación y lo hace sentir querido (6).
Esta explicación también puede utilizarse para responder nuestra pregunta, ya que quien da caridad con una actitud amistosa está dando mucho más que dinero: está haciendo que la persona pobre se sienta importante al mostrarle que se preocupan por ella.
Vemos de aquí cómo mostrar interés por nuestro prójimo es uno de los actos de amabilidad más grandes que podemos hacer, sobrepasando incluso a dar caridad. Hay dichos rabínicos que destacan la importancia de ser amigable. El Talmud nos dice que Rav Iojanán ben Zakai saludaba a todo el mundo antes de que lo saludaran a él (7).
El rabino Dan Roth explica algo que podemos aprender de Rav Iojanán ben Zakai: fue el sabio más grande de su tiempo y fue el Nasí (Príncipe), la posición más alta en el pueblo judío; sin embargo, siempre fue el primero en saludar. Desearle a alguien “buen día” muestra que reconoces quién es. En un mundo donde a menudo las personas no son lo suficientemente apreciadas, saludar a alguien muestra que se lo considera valioso. Esto aplica a todos y, en particular, a las personas que tendemos a pasar por alto, como los taxistas, los barrenderos y los guardias de seguridad (8). La historia verdadera a continuación demuestra la importancia de aprender de Rav Iojanán ben Zakai.
Un judío estaba trabajando en una planta empacadora en Noruega. Al final del día, entró a uno de los frigoríficos para inspeccionar. La puerta del frigorífico se desenganchó de su seguro y se cerró, atrapando al hombre en el interior.
El hombre golpeó la puerta y gritó, pero en vano. La mayoría de los trabajadores ya se había ido y el sonido era amortiguado por la pesada puerta del frigorífico. El hombre estuvo en el frigorífico durante cinco horas y estaba al borde de la muerte. De repente, la puerta se abrió. El guardia de seguridad asomó la cabeza y entró para rescatarlo y salvar su vida.
Cuando le preguntaron al guardia por qué pensó en abrir la puerta del frigorífico, respondió: “Hace treinta y cinco años que trabajo en este lugar, cientos de trabajadores vienen a esta planta a diario. Este judío es el único que me dice hola en la mañana y hasta luego a la noche. Para todos los otros obreros soy invisible. Hoy, este hombre me dijo hola pero nunca escuché el hasta luego. Todos los días espero ansiosamente su saludo; sabiendo que no lo recibí, me di cuenta que debía estar en algún lugar del edificio, por lo que lo busqué” (9).
Los simples hola y hasta luego eran tan importantes para este guardia de seguridad que los esperaba ansiosamente todos los días. Deberíamos tratar de emular a este judío que saludaba al guardia con tanta regularidad y no a los demás, que lo trataban como si no hubiera existido.
Debemos advertir que ser amigable no sólo es un acto loable, sino una obligación que le incumbe a todo judío. Rav Eliahu Dessler señala que la Mishná en Ética de los Padres que dice que debemos saludar a las personas amistosamente fue dicha en nombre de Shamai. Quizás hubiera sido más apropiado que la dijera Hilel ya que Shamai es conocido por su enfoque más estricto (10). Rav Dessler explica que esto nos enseña que saludar a nuestro prójimo amistosamente no es simplemente un buen consejo, es una obligación (11).
Más aún, la Guemará declara que todo el que sabe que su amigo lo saluda regularmente debería tratar de ser el primero en saludar. Más aún, si su amigo lo saludó primero y él no devuelve el saludo es llamado un ladrón. (12). Rav Dessler explica que cuando no devolvemos el saludo estamos robando su autoestima, lo que constituye un pecado terrible.
Vimos que existe una clara obligación de ser cálidos en nuestras interacciones con nuestros semejantes y que haciéndolo realmente los hacemos sentir valiosos. ¿Cómo podemos esforzarnos para mejorar en esta área tan vital del Servicio Divino? Se recomienda que advirtamos a todas las personas de nuestro vecindario que se sienten solas y que tratemos de ser amigables con ellas. Esto aplica especialmente a miembros nuevos de la comunidad, que naturalmente se sienten extraños en su nueva comunidad, y también a personas de la comunidad con las cuales no tenemos mucha relación.
NOTAS
1. Reé 15:10.
2. Es una cantidad muy pequeña de la moneda que era común en los tiempos del Talmud.
3. Baba Batra 9b. Los paréntesis son usados para explicar la Guemará de acuerdo al entendimiento del Gra. Ver la nota siguiente.
4. Citado en Talelei Orot, Devarim A, p. 261.
5. Avot de Rabí Natán, Cap. 13.
6. Siftei Jaim, Moadim, Tercer Jélek, p. 275, nota al pie 11.
7. Brajot 17a.
8. Roth, Relevance, pp. 170-1.
9. Kaplan, Impact, p. 76.
10. Esto encapsula un énfasis en dar exactamente lo que uno merece, sin exagerar.
11. Mijtav MeEliyahu, Jélek 4, pp. 146-7.
12. Brajot 6b.
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