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Descubre las profundidades ocultas de la Keará del Séder

El plato del Séder de Pésaj es más que sólo comida. ¡Es un mapa hacia el crecimiento espiritual y la libertad!

En el pensamiento místico judío, todo el Universo fue diseñado a partir de una plantilla de estructuras energéticas conocidas como las Diez Sefirot (Esferas). Estas estructuras son tanto el plano de la realidad tal como la entendemos como las raíces de nuestras habilidades, inclinaciones y emociones. Son la base sobre la cual se construyeron el Primer y el Segundo Templo, la inspiración de gran parte de la plegaria judía y, lo que es aún más importante, el fundamento de muchas mitzvot.

Estas diez esferas generalmente se dividen en dos grupos: tres superiores y siete inferiores. Este patrón se encuentra en toda la tradición judía. Por ejemplo, cuando las Diez Plagas azotaron Egipto, siete ocurrieron en una porción de la Torá, seguidas de tres adicionales y más intensas en la siguiente parashá. En un ejemplo inverso, en el calendario judío observamos un período espiritualmente desafiante conocido como las Tres Semanas, que es seguido directamente por Siete Semanas de Consolación. Cuando se cumple la mitzvá de tefilín, la correa se enrolla siete veces alrededor del antebrazo y tres veces más en los dedos.

Por lo tanto, no es coincidencia que encontremos una disposición similar en el Séder de Pésaj. La keará o el plato del Séder contiene seis elementos: un hueso asado, un huevo duro, hierbas amargas, jaroset y dos tipos de verduras. El plato mismo es considerado el séptimo elemento, ya que la función de la esfera que este representa (Maljut) es reunir y consolidar todo lo que dijimos antes en una unidad. Esto equivale a las siete esferas inferiores. Las tres matzot sobre la mesa representan las tres superiores.

Las 15 etapas del Séder están diseñadas para ser transformadoras. Idealmente, al finalizar, deberíamos ser personas diferentes, mejores y más libres. Como tal, cada uno de los alimentos sobre la mesa, tanto los que comemos como los que no, están ahí para estimular nuestra imaginación e impulsarnos a niveles de crecimiento que antes desconocíamos. De hecho, el nombre "Pésaj" significa "saltar sobre", ya que en esta noche tenemos el potencial de avanzar espiritualmente de una manera que no es posible en otros días.

Cada uno de los alimentos dispuestos ante nosotros corresponde a una de estas esferas:

Matzá

La matzá corresponde a las tres sefirot más elevadas: Keter, Jojmá y Biná. Estas son llamadas las sefirot intelectuales y son los "padres" de todas las demás. Así como la humanidad (al menos en un sentido físico) no es más que polvo y agua, las matzot nos representan en una forma humilde y simple. La única diferencia real entre ellas y, por ejemplo, una baguette, es la cantidad de aire caliente que contienen. Desde esta perspectiva, la matzá representa la humildad, el ingrediente clave en todo crecimiento personal y la cualidad suprema del carácter. Cuando la luz de las sefirot superiores es sana y próspera (y no está atrapada en la arrogancia y la confusión), las demás fluyen con mayor facilidad.

Hueso asado

En Éxodo, hay un versículo que dice que Dios sacó a los israelitas de Egipto "con mano poderosa y brazo extendido". El hueso asado representa "Jésed" o bondad amorosa. Es la mano extendida que espera marcar la diferencia y es el paradigma de todos los actos de bondad. Cuando esta esfera está sana y alineada, damos de manera libre y natural, sin ningún rastro de juicio o interés propio.

Huevo duro

El huevo corresponde a "Guevurá", o disciplina, y es el contrapeso del Jésed. El huevo se compara al pueblo judío en el sentido de que cuanto más se calienta, más fuerte se vuelve. A veces, el acto de dar puede estar desequilibrado y necesita ser regulado mediante la restricción. Como cualquier padre sabe, si diéramos a nuestros hijos todo lo que quieren cuando lo quieren, desarrollarían una visión muy distorsionada (y, en última instancia, dañina) de la vida. Guevurá es el acto de dar disfrazado de retención.

Hierbas amargas

El maror en la keará corresponde a la esfera de "Tiféret", que representa el equilibrio entre Jésed y Guevurá. Su sabor desagradable es un recordatorio de la dureza de la esclavitud en todas sus formas. Al mismo tiempo, está ahí para generar empatía. Aquellos que han sufrido tienen una posición privilegiada para comprender y relacionarse con otros en la misma situación. Quizás por eso los judíos siempre han estado dispuestos a unirse a movimientos que alivian el sufrimiento en el mundo. Nuestras propias experiencias amargas son el catalizador para hacer más bien.

Jaroset

Esta pasta (generalmente deliciosa) representa la argamasa que unía los ladrillos que los israelitas fueron obligados a fabricar para el faraón. Corresponde a la esfera llamada "Netzaj", que significa eternidad o victoria. Nuevamente, el versículo nos dice que "cuanto más los oprimían, más se multiplicaban", y aunque la argamasa es otro símbolo de opresión, hay un cierto placer en superar al mal. La victoria es dulce.

Karpas (verdura)

Entre las opciones populares para el karpas están la papa y el perejil. Estas verduras representan a la nación judía recién formada, en la primavera de su juventud, brotando frescas de la dura tierra de Egipto. También son simples y de crecimiento bajo. Como tal, representan la esfera de "Hod" (humildad), que actúa como contrapeso a las connotaciones fuertes y orgullosas de Netzaj. Cuando la humildad de la matzá ha sido plenamente internalizada, tenemos la capacidad de ser simultáneamente muy fuertes y muy humildes, la combinación ideal.

Jazeret

Este último vegetal en nuestro plato (a menudo lechuga romana) se mezcla en el "sándwich de Hilel" justo antes de que comience la parte oficial de la cena del Séder. Corresponde a la esfera llamada Iesod (Fundación o vínculo) y es el último paso en este viaje de crecimiento espiritual y emocional. Como hemos visto, el Séder combina símbolos positivos y negativos. En el camino hacia la verdadera libertad, inevitablemente encontraremos ambos. Tiempos buenos y malos, luz y oscuridad, placer y dolor. Antes de participar en la alegre comida, reconocemos que todo ha sido para bien. Reunimos todos los símbolos, los amargos y los dulces, y los saboreamos como uno solo.

El pueblo judío ha soportado mucho en su largo viaje, y este año se siente como un recordatorio particularmente intenso de ello. Nuestra historia ha estado llena de obstáculos y dificultades. A través de nuestros desafíos, hemos desarrollado muchas herramientas brillantes para navegar y procesar lo que ocurre de la manera que sea espiritualmente más productiva. El Séder es el ejemplo por excelencia, y aquellos que se tomen el tiempo de comprenderlo y extraer su sabiduría generacional cosecharán los innumerables beneficios de la verdadera libertad.

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