Deséalo y ocurrirá

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Vaiakel (Éxodo 35:1-38:20 )

Todo hombre a quien su corazón había inspirado vino, y todos los que su espíritu los había motivado trajeron la porción separada de Hashem para la construcción de la Tienda de la Cita, para toda su labor y para las vestiduras de santidad (Shemot 35:21).

Las parashiot anteriores hablaron sobre la construcción del Tabernáculo, y todos los utensilios. Dios comisionó esos artículos con medidas y diseños específicos, y el pueblo fue responsable de su ejecución. La pregunta que todos se formulan es: ¿cómo fue posible que un grupo de esclavos, descendientes de generaciones de esclavos y que no contaba con artesanos, creara una estructura tan intrincada y magnífica como el Tabernáculo? ¿De dónde obtuvieron el conocimiento y la experiencia?

La respuesta se encuentra en esta parashá: "Todo hombre a quien su corazón había inspirado vino…" Si realmente deseamos cumplir la voluntad de Dios, si nuestro corazón desea ardientemente Su bien, entonces Dios quitará de nuestro camino todos los obstáculos y nos permitirá alcanzar lo imposible. Tenemos un enorme poder en nuestro interior, un poder que desconocemos: la fe. De hecho, si tenemos fe en nuestro Padre Celestial y queremos cumplir Su voluntad, Él nos permitirá acudir a energías y capacidades que ni siquiera sabíamos que poseíamos. Sólo necesitamos actuar en base a nuestros sueños y ellos se convertirán en una realidad.

Esto lo vemos a través de la historia. Piensa en Batia, la hija del faraón, que fue a bañarse al Nilo.(1) Ella vio flotar en el agua la canasta en la que estaba oculto el bebé Moshé. Batia intentó salvarlo, pero sus brazos no podían llegar a la canasta. De todos modos extendió su mano, y cuando Dios vio su deseo genuino de salvar la vida del bebé, milagrosamente sus brazos se extendieron y pudieron llevar la canasta hasta la costa.

En los días del Rey Saúl, el malvado gigante filisteo Goliat vino a intimidar al pueblo judío.(2) La nación estaba aterrorizada. El Rey Saúl le ofreció su armadura personal a quien luchara contra el monstruo, pero nadie tuvo el coraje para aceptar el desafío. Excepto David, el joven pastor. Saúl era mucho más alto que David y era ridículo pensar que este podría usar su armadura. Pero milagrosamente, cuando David se puso esa armadura, le calzó como un guante. Hay muchos ejemplos más, pero la lección que debemos aprender es que si nuestro corazón está llenos de fe y amor por Dios, si realmente deseamos servirle, pueden ocurrir milagros que nos permitirán lograr lo que hasta entonces parecía imposible. Nunca debemos sentirnos intimidados al cumplir mitzvot. Si realmente lo deseamos, Dios puede darnos alas para surcar los cielos y energía para lograr nuestra tarea.

CONVERTIR PASIVOS EN ACTIVOS

En el primer versículo de la parashá, “Vaiakel Moshé - Moshé reunió”,(3) Moshé reunió a todo el pueblo judío. La palabra Vaiakel llama la atención. Por lo general el texto dice “Moshé habló” o “Moshé ordenó”. Sin embargo, Vaiakel fue el llamado del pueblo para hacer el becerro de oro, y ahora llegó el momento de hacer el tikún, de rectificar ese penoso error. Las mismas palabras que incentivaron a la nación a pecar ahora se usan para reunirla para la sagrada tarea de construir el Tabernáculo.

Por lo tanto, el Vaiakel del Tabernáculo viene a expiar por el Vaiakel del becerro de oro. Esa es la verdadera esencia de la teshuvá, de convertir nuestros pecados en mitzvot y canalizar todas nuestras energías para el servicio de Dios. Por ejemplo, si uno tiene el hábito de hablar lashón hará y experimenta un despertar, un momento de verdad, no necesita quedarse en silencio, sino utilizar esa misma energía que antes aplicó para hablar mal de los demás para transmitir palabras de Torá, jésed, bondad y bendición.


NOTAS

1. Éxodo 2:5
2. Samuel I, Cap. 17
3. Éxodo 35:1

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