Después de 505 días en el infierno de Hamás, Tal Shoham está libre

El 7 de octubre, Tal Shoham fue tomado como rehén en el Kibutz Beeri. Los terroristas de Hamás le ataron las manos con bridas, lo metieron en el baúl de un auto y lo llevaron a Gaza.

Durante los últimos 505 días, he pensado en Tal varias veces al día. Tengo en mi escritorio una foto de Tal Shoham. Mi foto de perfil en las redes sociales es una foto de Tal.

La foto de Tal que tengo en mi escritorio

Cada vez que disfrutaba de una comida caliente o una ducha relajante, pensaba en Tal en el infierno de Hamás, hora tras hora, día tras día… comiendo pan mohoso.

Cuando disfrutaba de ropa limpia y una cama cómoda, pensaba en Tal, solo en las oscuras y frías mazmorras… apenas pudiendo respirar.

En esos momentos, me comprometía a ser una mejor persona, esperando que de alguna manera, en el gran esquema de las cosas, eso pudiera beneficiar a Tal ben Nitza.

¿Por qué Tal Shoham?

El 7 de octubre, cuando toda la nación judía se sumergió en un trauma insoportable, estaba desesperado por formar una conexión personal con los rehenes. Descubrí que el primo segundo de mi cuñada está casado con el primo segundo de Tal Shoham.

Tal Shoham jugando con sus hijos antes de la guerra

Pero Tal no es un "familiar lejano". El 7 de octubre demostró que todo el pueblo judío es una sola familia: 14 millones de cuerpos con un alma interconectada.

Este Shabat, nuestras plegarias fueron respondidas cuando, después de 505 días excruciantes de cautiverio (y una despreciable ceremonia de entrega de rehenes), Tal se reunió con su esposa y dos hijos pequeños, quienes también fueron rehenes liberados en un acuerdo anterior.

Acuerdo de devolución de rehenes

Este último acuerdo con los despreciables de Hamás es una mezcla de alegría y tristeza, una tormenta de emociones agridulces.

Casi 2.000 terroristas, incluidos notorios asesinos en masa, ahora están libres en las calles. Este precio exorbitante es visto por nuestros enemigos como una victoria.

Tal Shoham reunido con su esposa, hijos y padres.

En primer lugar, lamentamos la sangre y el tesoro judío sacrificados para capturar a estos asesinos.

Nos sentimos desolados de que las fuerzas del mal sigan con vida, la gran mayoría de ellos reanudando sus actos de terror.

Lamentamos cómo las cosas podrían haber sido diferentes si la ONU, en lugar de fomentar el odio contra Israel, hubiera denunciado a los monstruos de Hamás.

Lamentamos cómo los bárbaros de Hamas, sabiendo nuestro profundo compromiso con la vida, usan el secuestro y la extorsión como armas en nuestra contra.

Tememos que el próximo Sinwar esté entre los prisioneros liberados y nos estremecemos ante cómo este acuerdo incentiva la toma de más rehenes.

Sin embargo, a pesar de todo esto, hemos ganado mucho más a cambio. Hemos rescatado a Tal y a otros miembros de nuestra familia en apuros.

Desde hace milenios, desde que Abraham rescató a su sobrino Lot (Génesis capítulo 14), el pueblo judío tiene un compromiso inquebrantable: no descansar hasta que cada rehén regrese a casa.

"El que salva una vida, salva un mundo entero," dice el Talmud.

Como nos recuerdan los antisemitas a lo largo de la historia, la unidad judía es nuestra fuerza y nuestro poder. Es precisamente esta cercanía y compromiso el que nos permitirá salir de esta pesadilla más fuertes que nunca.

Y si la historia es un indicio, el largo brazo de la IDF llevará a cabo la debida retribución.

Mientras miro la foto de Tal, que irradia un alma sincera y sensible, llena de amor y alegría, recuerdo que hay luz y esperanza, y me tranquiliza que, si Dios quiere, al final la verdad, la justicia y la rectitud ganarán.

Tal Shoham y su hijo Navé en un helicóptero camino al hospital después de su liberación. Su cartel dice: “¡Libertad! Es una locura.”