Dios y los extraños

08/11/2022

5 min de lectura

Vaierá (Génesis 18-22 )

Dios se le apareció a Abraham en las planicies de Mamré, mientras él estaba sentado a la entrada de la tienda, al calor del día. Alzó sus ojos y he aquí que tres varones estaban parados delante de él. Viendo eso, corrió al encuentro de ellos desde la entrada de la tienda y se prosternó en tierra…" (Génesis 18:1-2)

La parashat Vaierá comienza con una de las escenas más famosas de la Biblia: el encuentro de Abraham con tres enigmáticos extraños. El texto los llama hombres. Pero después descubrimos que, de hecho, eran ángeles, cada uno con una misión específica.

El capítulo a primera vista parece simple, casi una fábula. Sin embargo, es complejo y ambiguo. Consiste de tres secciones:

Versículo 1: Dios se le aparece a Abraham

Versículos 2-16: Abraham se encuentra con los hombres/ángeles

Versículos 17-33: El diálogo entre Dios y Abraham respecto a Sodoma

La relación entre estas secciones está lejos de ser clara. ¿Acaso representan una escena, dos o tres?

La posibilidad más obvia es que se trata de tres escenas. Cada una de estas secciones es un evento separado. Primero, Dios se le presenta a Abraham, tal como explica Rashi, "para visitar al enfermo"(1) después de la circuncisión de Abraham. Entonces llegan los visitantes con la noticia de que Sará va a tener un hijo. Luego tiene lugar el gran diálogo sobre la justicia y el inminente castigo del pueblo de Sodoma.

Maimónides sugiere que hay sólo dos escenas: la visita de los ángeles y el diálogo con Dios. El primer versículo no describe en absoluto un evento, sino que más bien es el encabezado del capítulo.(2) Él viene a decirnos que los eventos que leeremos a continuación forman parte de una revelación profética, un encuentro entre lo divino y lo humano.

La tercera posibilidad es que se trata de una sola escena continua. Dios se le presenta a Abraham, pero antes de que Él pueda hablar, Abraham ve a los caminantes y le pide a Dios que espere mientras les sirve comida. Sólo cuando ellos parten, en el versículo 17, Abraham regresa a Dios, y entonces comienza la conversación.

La interpretación del capítulo afecta (y depende) de la forma en que traducimos la palabra Adonai en el pedido de Abraham: "Por favor Adonai, si he hallado ahora gracia en tus ojos, te ruego que no pases de largo a tu siervo" (18:3). Adonai puede ser una referencia a uno de los Nombres de Dios. También puede leerse como "mis señores". En el primer caso, Abraham se estaría dirigiendo a Dios. En el segundo, le estaría hablando a los caminantes.

La misma ambigüedad lingüística aparece en el siguiente capítulo (19:2), cuando los visitantes de Abraham, ahora descriptos como ángeles, visitan a Lot en Sodoma:

Los dos ángeles vinieron a Sodoma al anochecer, y Lot se había sentado a las puertas de la ciudad. Cuando Lot los vio, se levantó para ir al encuentro de ellos, y se postró sobre su rostro a tierra. Y dijo: "Les suplico adonai, desvíense por favor hacia la casa de su siervo. Pernocten y laven sus pies, y madrugarán y proseguirán su camino" (19:1-2)

No hay ningún elemento contextual para sugerir que Lot podía estar hablando con Dios. En este caso, parece claro que adonai se refiere a los visitantes.

La lectura más simple de ambos textos, uno relativo a Abraham y el otro a Lot, sería leer la palabra consistentemente como "señores". De hecho, varias traducciones adoptan este enfoque. Por ejemplo:

Dios se le apareció a Abraham… Alzó sus ojos y miró, y he aquí que tres varones estaban parados delante de él. Viendo eso, corrió a encuentro de ellos desde la entrada de la tienda y se prosternó en tierra. "Señores míos", les dijo, "si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de largo a tu siervo".

Pero eso no es lo que entiende la tradición judía.

Normalmente, las diferencias de interpretación de la narrativa bíblica no tienen implicaciones halájicas. Son temas de legítimo desacuerdo. Este caso de la expresión de Abraham es inusual, porque si traducimos Adonai como "Dios", se trata de un Nombre sagrado, y tanto la forma en que el escriba lo escribe, como la manera en que tratamos un pergamino o documento que contenga el versículo, tiene diferentes requerimientos de acuerdo con la ley judía. Si en contraste lo traducimos como "señores" o "señores míos", no tiene ninguna santidad especial. La ley judía dictamina que en la escena con Lot, adonai  se lee como "señores"; pero en el caso de Abraham se lee como "Dios".

Esto es un hecho extraordinario, porque sugiere que Abraham en verdad interrumpió a Dios cuando Él estaba por hablar, pidiéndole que lo esperara mientras atendía a sus visitantes. De acuerdo con la tradición, el pasaje debería leerse de esta forma:

Dios se le apareció a Abraham… Alzó sus ojos y miró, y he aquí que tres varones estaban parados delante de él. Viendo eso, corrió al encuentro de ellos desde la entrada de la tienda y se prosternó en tierra. [Dirigiéndose a Dios] él dijo: "Dios mío, si he hallado gracia en Tus ojos, te ruego que no pases de largo a Tu siervo [es decir: Por favor, espera hasta que brinde mi hospitalidad a estas tres personas]". [Entonces se dirigió a los hombres y dijo:] "Tomen ahora un poco de agua para que puedan lavar sus pies y descansar debajo de este árbol…".(3)

Esta audaz interpretación se convirtió en la base de un principio del judaísmo: "Mayor es la hospitalidad que recibir a la Presencia Divina".(4) Al enfrentar la elección de escuchar a Dios u ofrecer hospitalidad a lo que parecían ser seres humanos, Abraham eligió lo último. Dios accedió a su pedido y esperó mientras Abraham llevaba a sus visitas comida y bebida, antes de hablar con él sobre el destino de Sodoma. ¿Cómo puede ser posible? Anteponer las necesidades de los seres humanos antes que atender a la presencia de Dios, en el mejor de los casos parece irrespetuoso, o herético en el peor de los casos.

Sin embargo, lo que nos dice el pasaje es algo de inmensa profundidad. Los idólatras de la época de Abraham idolatraban al sol, las estrellas y las fuerzas naturales como si fueran dioses. Ellos adoraban el poder y a los poderosos. Sin embargo, Abraham sabía que Dios no está en la naturaleza sino más allá de la naturaleza. Hay sólo una cosa en el universo que Dios estableció a Su imagen: el ser humano, cada persona, tanto a los poderosos como a los que no tienen el mínimo poder.

Las fuerzas de la naturaleza son impersonales, que es la razón por la que aquellos que las adoraban eventualmente perdían su humanidad. Como dice el Libro de Salmos:

Sus ídolos son de plata y oro, obra de las manos de los hombres.

Tienen bocas pero no pueden hablar.

Tienen ojos, pero no pueden ver.

Tienen oídos, pero no pueden oír.

Tienen nariz, pero no pueden oler…

Quienes los construyen se vuelven como ellos, y lo mismo ocurre con todos los que confían en ellos. (Salmos 115:4-8)

No se puede servir a fuerzas impersonales y seguir siendo una persona compasiva, humana, generosa y que sabe perdonar. Precisamente porque creemos que Dios es personal, alguien a Quien le podemos decir "Tú", honramos como algo sacrosanto la dignidad humana.

Abraham, el padre del monoteísmo, sabía la verdad paradójica de que vivir una vida de fe es ver la huella de Dios en el rostro de un extraño. Es fácil recibir a la Presencia Divina cuando Dios se presenta como Dios. Lo que es difícil es sentir la Presencia Divina cuando viene disfrazada como tres caminantes anónimos. Esa era la grandeza de Abraham. Él sabía que servir a Dios y ofrecer hospitalidad a los extraños no eran dos cosas diferentes, sino una misma cosa.

En uno de los comentarios más bellos sobre este episodio, Rav Shalom de Belz señala que en el versículo 2, los visitantes están delante de Abraham (nitzavim alav), mientras que en el versículo 8, Abraham es descripto como estando de pie por encima de ellos (omed aleihem)., En un primer momento, los visitantes eran más elevados que Abraham porque eran ángeles, mientras que él era sólo un ser humano. Pero cuando les dio comida, bebida y alberge, él se elevó todavía más que los ángeles.(5)

Al elegir la más radical de las tres explicaciones posibles para Génesis 18, los Sabios nos permiten escuchar uno de los más fundamentales principios de la vida de fe: Honramos a Dios honrando Su imagen, a la humanidad.

Shabat Shalom


NOTAS

1 .Rashi sobre Bereshit 18:1; Sotá 14a.

  1. Moré Nevujim 11:42.
  2. Ver Shabat 127a.
  3. Ibid. See also Shavuot 35b.
  4. Dover Shalom ad loc.; citado en Peninei Hassidut ( Jerusalem, ) sobre Bereshit 18:2.
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