Dos en uno

16/06/2024

3 min de lectura

Behaalotjá (Números 8-12 )

Haz para ti dos trompetas, de plata batida las harás (Bamidbar 10:2)

Este mandamiento parece haber tenido aplicación durante el período en que los israelitas estaban en el desierto, cuando usaban trompetas para señalar una asamblea o una guerra. Pero dado que la Torá es eterna, este mandamiento debe ser relevante también hoy en día.

Rav Dov de Mezeritch señala que la palabra hebrea para trompetas, jatzotzrot, puede dividirse en dos palabras: jatzi tzurot, "medias formas". La especificación de que debían ser de "plata batida" implica que debían hacerlas de un bloque de plata, y no confeccionarlas uniendo diversas partes. Por lo tanto, el versículo podría leerse como: "Haz para ti dos medias formas y hazlas de una sola unidad". Esto puede tener varias interpretaciones.

Los seres humanos comienzan su vida con sólo una fuerza que los mueve: el deseo de satisfacer sus antojos. Muchos antojos humanos son la obra del iétzer hará, la baja autoestima. Cuando uno llega a la edad de bat o bar mitzvá, adquiere un impulso moral y ético (el iétzer tov). Estos dos impulsos opuestos están en una lucha constante para dominar a la persona.

En el Shemá, decimos: "Amarás a tu Dios con todo tu corazón" (Deuteronomio 6:5). El Talmud comenta: "Con todo tu corazón implica tanto con el iétzer tov como con el iétzer hará" (Brajot 54a). Los maestros jasídicos enseñan que el iétzer hará, que es en esencia el componente biológico del individuo, la fuente de la energía humana. El iétzer tov es la fuerza que debe proveer dirección, guiando al individuo a aprovechar la energía y canalizarla hacia los objetivos adecuados. El resultado ideal es que el iétzer tov logre dirigir la energía del iétzer hará hacia el punto donde hacer la voluntad de Dios se vuelte tan natural como cumplir cualquier impulso fisiológico.

Podemos pensar en el iétzer hará como la naturaleza primigenia del individuo, la cual con constante esfuerzo y dirección logra seguir los dictados del iétzer tov, y puede transformarse en una fuerza positiva, una segunda naturaleza. Cuando esto se logra, el iétzer hará es dominado por el iétzer tov, y ambos pueden funcionar como una sola unidad.

Este puede ser el mensaje del mandamiento Divino: "toma dos 'medias formas', el iétzer tov y el iétzer hará, cada uno de los cuales constituye una mitad del carácter del individuo, y fusiónalos en una sola unidad".

Hay sólo una manera en la cual esta fusión puede tener lugar. El iétzer hará puede ignorar la dirección del iétzer tov, pero no puede transformarlo en nada fuera de lo que es: una guía para el comportamiento adecuado. Sin embargo, al canalizar constantemente la energía del iétzer hará hacia objetivos encomiables, el iétzer tov puede transformarlo en una fuerza positiva. Una fusión exitosa de las dos "medias formas" en una sola unidad es el mayor logro humano.

Una segunda interpretación tiene relación con el matrimonio. El Talmud dice que una persona que no está casada está incompleta. La Torá declara que cuando un hombre y una mujer se casan, "deben convertirse en una sola carne" (Génesis 2:24). Esto tiene que ver no sólo con estar unidos en sus hijos, sino que los dos deben formar una sola unidad.

Cuando el marido y la mujer tienen cada uno su propia agenda, cuando cada uno busca lograr sus propios objetivos, el matrimonio no es una unidad. Esa relación es vulnerable y puede fracturarse cuando hay tensión.

En la química, existe una diferencia entre una "mezcla" y un "compuesto". La sal que se ha disuelto en agua es una mezcla. El agua puede separarse por evaporación y la sal vuelve a emerger en su forma original. En una mezcla, ninguno de los elementos pasa por un cambio esencial.

En un compuesto, los dos elementos se combinan para formar una nueva sustancia. Por ejemplo, cuando se combina oxígeno e hidrógeno en una proporción específica, se forma agua, una nueva sustancia que, a pesar de estar compuesta por los dos elementos, es una entidad por propio derecho. Como elementos separados, el oxígeno y el hidrógeno tienen sus propias naturalezas, que son muy diferentes. Cuando se unen, se despojan de sus naturalezas individuales. El nuevo compuesto, agua, tiene sólo una naturaleza.

Este puede ser el mensaje del versículo citado. Toma dos "medias formas" y conviértelas en una sola unidad. El hombre y la mujer son cada uno una media forma. Cuando se unen de manera tal que son una sola unidad, el matrimonio se convierte en un compuesto y no en una mezcla. Entonces es mucho más estable y duradero.

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