Dr. Henry Heimlich: Salvando vidas, salvando mundos

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La maniobra del Dr. Heimlich, quien falleció la semana pasada a los 96 años de edad, no fue su mayor contribución para salvar vidas.

El Dr. Henry Heimlich, inventor de la famosa maniobra de Heimlich, fue alguna vez descrito como “el hombre que ha salvado más vidas humanas”.

Henry Heimlich, quien nació en una familia judía de clase media en el Bronx, batalló duramente en la época de la depresión económica.

Heimlich salvó por primera vez una vida a la edad de 20 años, cuando regresaba a Nueva York luego de haber trabajado como consejero en un campamento de verano en Massachusetts. El tren se descarriló, y un bombero quedó atrapado debajo de uno de los vagones en un pantano. Heimlich sostuvo la cabeza del hombre por sobre el agua durante una hora hasta que llegó ayuda.

Se unió a las Fuerzas Reservistas de Entrenamiento de Oficiales de la Marina de Estados Unidos y, luego de ser reclutado en 1944, fue enviado a una misión ultra secreta al desierto Gobi. El plan era establecer un campamento médico que posteriormente trataría a los soldados estadounidenses heridos en la eventual invasión a Japón.

Mientras, en su tiempo libre, Heimlich comenzó a tratar a los campesinos chinos locales. Al principio estos actuaban con sospecha, pero de pronto, cuando curó a una niña que tenía un gigantesco absceso estomacal, se comenzó a formar cada mañana afuera del campamento médico una larga fila de campesinos chinos que buscaban tratamiento a diversos malestares. Heimlich prontamente descubrió una epidemia local de tracoma, una infección al ojo que eventualmente causa ceguera. Él curó la epidemia pulverizando un antibiótico que recientemente había sido creado y mezclándolo con crema de afeitar.

Cuando regresó a Estados Unidos después de la guerra, Heimlich tuvo dificultad para encontrar trabajo. Los doctores que no habían servido en las fuerzas militares ya estaban asentados hace tiempo y habían construido grandes consultas médicas.

Finalmente encontró una pasantía con un cirujano de tórax, donde Heimlich se comenzó a interesar por los pacientes cuyos esófagos se habían dañado por beber soda cáustica. Esto, desafortunadamente, era un hecho común antes de la invención de las botellas a prueba de niños. Heimlich desarrolló un procedimiento en el cual una franja de la parte baja del estómago era utilizada para construir un nuevo esófago, de forma que esta gente pudiera volver a comer normalmente.

Irónicamente, la mayor contribución de Heimlich no fue la conocida maniobra que lleva su nombre. Heimlich sentía curiosidad por el complejo equipamiento de hospital que se necesitaba para extraer el líquido de los pulmones y prevenir así un potencialmente mortal colapso pulmonar. El antiguo método requería una máquina de succión eléctrica que era difícil de trasladar de una habitación a otra. Heimlich, al observar que las heridas pectorales drenaban solas el líquido, se preguntó si algún tipo de válvula podría simplemente prevenir el mortal reflujo.

Compró una simple válvula en una tienda de conveniencia y la colocó sobre una aguja hipodérmica que se encontraba insertada en el pecho del paciente. Entonces, pasó dos noches seguidas junto al paciente. El artefacto funcionó exitosamente y, en 1965, el ejército ordenó miles de muestras. La Válvula de Heimlich se transformó en el equipamiento estándar en toda mochila de soldado en Vietnam, salvando así miles de vidas. Cuando el doctor Heimlich visitó Vietnam 24 años después, se sorprendió al descubrir que su nombre era conocido allí. Los Cuáqueros habían proveído válvulas de Heimlich al norte de Vietnam, salvando allí también miles de vidas. Heimlich sintió que esa había sido una de las experiencias más emotivas de su vida.

A principio de los años 70, se sintió perturbado al descubrir que cerca de cuatro mil estadounidenses fallecían anualmente por asfixia causada por la ingesta de pequeños objetos. Entonces investigó formas de utilizar la presión en el diafragma para salvar a las víctimas de la asfixia. En 1974, desarrolló un método que permitía que el aire atrapado en los pulmones fuese utilizado para expulsar el objeto de la vía respiratoria de la víctima. Este método se conocería posteriormente como la Maniobra de Heimlich. Simple y fácil de realizar, la maniobra ha salvado incontables vidas alrededor del mundo, incluyendo la del presidente Ronald Regan, la de Elizabeth Taylor, Nicole Kidman, Halle Berry, el comentarista deportivo Dick Vitale, el alcalde de Nueva York Ed Koch y el conductor de noticiero John Chancellor. Se estima que la famosa Maniobra de Heimlich salva en promedio una víctima semanal en los Estados Unidos.

Heimlich, quien mostró su Maniobra en numerosas ocasiones a lo largo de su vida, nunca la utilizó personalmente en una situación de emergencia hasta pocos meses antes de morir.

Heimlich, de 96 años de edad, estaba sentado en una cena en el hogar de ancianos de Cincinnati en el que había vivido durante los últimos 6 años.

Entonces, notó que otra residente, Patty Ris de 87 años de edad, se había atorado al comer una hamburguesa.

Inmediatamente Heimlich saltó, puso sus brazos en torno a ella y presionó su abdomen por debajo de la caja torácica, tal como indican sus propias instrucciones que aparecen en la mayoría de los restaurantes estadounidenses.

El Dr. Heimlich comentó posteriormente: “Me sentí maravillado al hacerlo”. Luego de tres compresiones, el trozo de carne salió, y ella comenzó a respirar, su cara cambió completamente. Simplemente sentí satisfacción”.

Ris dijo que ella eligió azarosamente su lugar en la cena del día lunes, pues era nueva en el lugar.

“Cuando le escribí mi carta de agradecimiento por salvar mi vida, dije: ‘Dios me puso en el asiento junto a usted, Dr. Heimlich, porque yo estuve a punto de morir, no podía respirar del todo”, escribió agradecida Ris.

Como explica el Dr. Heimlich en su biografía:

“Mi interés en salvar vidas va más allá de estar fascinado con la ciencia. Como me enseñaron mis padres desde pequeño, cada uno de nosotros tiene una obligación de devolver, de ayudar a otros en lo que pueda. La verdadera felicidad viene de entregar parte de uno mismo”.

El judaísmo considera que “quien salva una vida salva un mundo entero”. En este caso, el Dr. Heimlich salvó innumerables mundos durante su vida.

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