El asombroso acto de arrepentimiento del presidente alemán

08/09/2022

3 min de lectura

En Múnich, el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier habló como si hubiera estudiado los pasos de teshuvá de Maimónides.

En el calendario judío, esta es la estación de hacer teshuvá, arrepentirse por nuestros malos actos del pasado. Los rabinos y los mentores espirituales se explayan sobre los pasos de teshuvá delineados por Maimónides, el gran sabio que expuso el concepto en el Siglo XII. Pero, irónicamente, fue el presidente de Alemania quien esta semana le dio al mundo un asombroso ejemplo de arrepentimiento.

Las semanas previas al 50mo aniversario de la masacre de 11 atletas israelíes en las Olimpiadas de Múnich en 1972, estuvieron plagadas de discordias. Las familias de las víctimas anunciaron que iban a boicotear la ceremonia conmemorativa porque el gobierno alemán les mintió durante 50 años, negándose a compartir el archivo de miles de registros e imágenes forenses que revelaron lo que les había sucedido a sus seres queridos, y ofrecieron una mísera compensación económica.

Aunque los que mataron a los atletas fueron terroristas árabes, las familias de las víctimas acusan con toda razón a los alemanes de no haber protegido a los atletas (incluso rechazaron las ofertas de seguridad de parte de Israel), la fallida operación de rescate y la forma fría y cínica en que el gobierno alemán manejó después la situación.

Finalmente, el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, ofreció viajar a Israel para trabajar sobre un acuerdo, y las familias aceptaron asistir a la ceremonia.

En Múnich, en medio del oscuro duelo al conmemorar la tragedia, surgió un rayo de luz desde una fuente inverosímil. El presidente Steinmeier habló como si hubiera estudiado los pasos de teshuvá de Maimónides.

  1. El primer paso para la teshuvá es admitir nuestra falta, sin racionalizaciones ni excusas.

Así comenzó su discurso el presidente Steinmeier:

El acto de conmemoración hoy sólo puede ser sincero si estamos dispuestos a reconocer hechos dolorosos, si reconocemos que la historia del ataque olímpico es también una historia de juicios erróneos y de errores terribles y fatales. De hecho, de un fracaso. Hablamos de una tragedia y de un triple fracaso.

El primer fracaso se refiere a los preparativos para la Olimpiada y la estrategia de seguridad; el segundo abarca los eventos del 5 y 6 de setiembre de 1972, y el tercer fracaso comenzó al día siguiente del ataque: el silencio, la negación y el olvido".

  1. El segundo paso es arrepentirse de los malos actos.

El presidente Steinmeier reconoció que como anfitriona de los juegos olímpicos, era responsabilidad de Alemania proteger a los atletas, especialmente a los que llegaban de Israel. En una conmovedora admisión, teñida de remordimiento, confesó:

Entre los atletas y los entrenadores había sobrevivientes de la Shoá. Su seguridad nos había sido confiada. Después de los crímenes contra la humanidad de la Shoá, fue gran voto de confianza tomar parte en los Juegos Olímpicos que se efectuaban en el país de los perpetradores… No estábamos preparados para un ataque de esa clase, y sin embargo deberíamos haberlo estado. También eso es parte de la amarga verdad… Honorables miembros de las familias, no puedo llegar a imaginar el sufrimiento y el dolor que han atravesado, cómo puede seguir adelante la vida. Durante cinco décadas, los ha acompañado ese dolor agudo.

  1. El tercer paso es decidir actuar de otra forma en el futuro.

Después de cinco décadas negando la existencia de los archivos y evadiendo su obligación con las familias de las víctimas, el presidente Steinmeier anunció que el gobierno alemán establecerá una comisión israelí-alemana de historiadores para "arrojar luz sobre este oscuro capítulo".

Dirigiéndose directamente a las familias, declaró: "Tienen el derecho de saber finalmente la verdad, de recibir respuestas a las preguntas que los han atormentado durante décadas. Y eso incluye la pregunta de por qué durante tanto tiempo los dejaron solos con su sufrimiento, con su dolor".

  1. El cuarto paso (si otra persona resultó dañada), es pedir perdón.

El presidente Steinmeier hizo exactamente eso, declarando: "Como jefe de estado de este país y en nombre de la República Federal Alemana, les pido perdón por la protección lamentablemente inadecuada brindada a los atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich y por la investigación posterior, desgraciadamente inadecuada".

  1. El quinto paso (si hay propiedad involucrada) es hacer una restitución.

El gobierno alemán, después de una larga negativa, ofreció a las familias de las víctimas un paquete de compensación de 28 millones de dólares.

Nuestros Sabios dicen que la teshuvá de hecho cambia el pasado. El daño permanece, pero la persona que hizo una teshuvá genuina ya no es la misma que cometió esa transgresión. Al transformarnos a nosotros mismos al admitir el error, lamentarlo, decidir actuar de forma diferente en el futuro y hacer una restitución, el progenitor del mal se transforma en un agente de luz.

El presidente Frank-Walter Steinmeier merece el crédito por habernos mostrado a todos cómo hacerlo.

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