Sociedad
3 min de lectura
9 min de lectura
Aunque durante siglos Ámsterdam fue un refugio seguro para los judíos, muchos de los residentes judíos de Ámsterdam hoy ya no se sienten seguros.
Antes del brutal ataque de Hamás en Israel el 7 de octubre del 2023, los judíos de Ámsterdam no experimentaban abiertamente el antisemitismo. Se sentían cómodos caminando llevando una kipá, una cadena con una estrella de David, o cualquier otro signo visible de su judeidad.
Nati Banet, un estudiante de posgrado de psicología en la Universidad de Ámsterdam y presidente de la Unión Holandesa de Estudiantes Judíos, creció en Ámsterdam, asistiendo a sinagogas y escuelas judías. Siempre usó kipá. El antisemitismo no formó parte de su infancia.
Antes de octubre del año pasado, cada vez que Nati asistía a actos internacionales para estudiantes judíos, escuchaba a los estudiantes de otros países europeos quejarse del antisemitismo. "No podía identificarme con ellos. Pensaba que exageraban".
Michelle, nacida en los Estados Unidos y madre de tres hijos, se mudó a Ámsterdam hace cinco años por el trabajo de su marido. Ella y su familia se enamoraron de la comunidad y de la ciudad que ahora consideran su hogar.
"Nos recibieron muy cálidamente", dice Michelle. Al llegar de una comunidad judía más grande, Michelle sintió que los judíos de Ámsterdam estaban más comprometidos e involucrados en la comunidad. "La gente está dispuesta a que se cuente con ellos". La familia está feliz con su sinagoga y contribuye su parte para los eventos comunitarios.
Los hijos de Michelle estudian en un colegio internacional. Cuando su hijo celebró su bar mitzvá, asistieron muchos de sus compañeros de clase no judíos. Hasta hace poco, a Michelle no le preocupaba el antisemitismo en Ámsterdam.
David, un líder laico de una de las sinagogas de Ámsterdam, creció en Ámsterdam y ahora vive allí con su propia familia. Aunque se siente muy a gusto en Ámsterdam, le preocupa el futuro de su comunidad judía.
Nati Banet
En los últimos años, en especial desde el comienzo de la guerra actual en Israel, el antisemitismo ha ido en aumento. "Sigo amando Ámsterdam. Es un lugar estupendo para vivir, también para los judíos. Pero la situación se ha vuelto tensa para los judíos en el último año", dice Nati.
David añade: "Estamos acostumbrados a estar confinados a espacios limitados. Estamos acostumbrados a la seguridad en los eventos judíos, incluso cuando se trata de un simple picnic en el parque. Sabemos que hay zonas en las que es mejor no llevar kipá. Pero en los últimos diez años, el número de lugares donde se puede llevar kipá y sentirse seguro es cada vez menor. Muchas escuelas y universidades son hostiles a los judíos. Las calles se han vuelto menos seguras".
Ámsterdam cuenta con una población creciente de árabes musulmanes que se han vuelto muy vocales sobre su oposición al estado de Israel. Hubo numerosas protestas y expresaron abiertamente su apoyo a Hamás.
En la inauguración del Museo Nacional del Holocausto en marzo pasado, los manifestantes "gritaron las peores cosas a los sobrevivientes del Holocausto", dice David. En el acto conmemorativo del 7 de octubre, los manifestantes agredieron físicamente a los asistentes, arrancándoles de las manos las banderas israelíes.
La comunidad judía quedó conmocionada. "Nunca había experimentado esos sentimientos", dice Nati. "De repente, la gente [pretende] saberlo todo, todos son expertos, todos están en contra de la existencia de Israel y apoyan abiertamente a grupos terroristas".
Desde entonces, las cosas no han hecho más que empeorar. "El aumento del antisemitismo es demencial. Atacan a la gente por la calle", dice Nati.
Nati cuenta que lo atacaron tres veces en una semana. Dos de las agresiones fueron verbales, y le gritaron improperios en holandés con acento árabe. Uno de los agresores, al ver la kipá de Nati, le dijo con una sonrisa: "Ya saben lo que les hizo Hitler".
El tercer ataque estuvo a punto de volverse violento. Nati iba en bicicleta hacia su universidad cuando otro ciclista envuelto en una kefiá que iba detrás de él comenzó a gritarle: "¡Palestina libre! ¡Judíos a la cámara de gas!".
"Traté de pedalear más despacio, pero el tipo seguía detrás de mí. Luego me cerró el paso con su bicicleta y se acercó más. Tenía miedo que me empujara de mi bicicleta".
Nati llamó a la policía. Se bajó de su bicicleta y le dijo al agresor que estaba hablando por teléfono con la policía. El atacante siguió gritándole y amenazándolo. Tomó su mochila y le dijo: "¡Puedo pegarte un tiro!".
Nati no sabía si realmente tenía un arma o sólo alardeaba. Mientras tanto, varios transeúntes oyeron la conmoción, se acercaron y comenzaron a gritar: "¡Basta!" Asustaron al atacante, que volvió a subirse a su bicicleta y se marchó. Cuando por fin llegó la policía, no lograron encontrarlo.
Nati cuenta su historia en las noticias locales
Decepcionado porque la policía no pudo ayudarlo, Nati se puso en contacto con la emisora de noticias local y contó la historia. Nati dice que aunque la policía llegó demasiado tarde, "no los culpo. Cuando presenté la denuncia, el policía fue amable. Me escuchó e intentó ayudarme. El problema no es la policía en sí, sino las órdenes que reciben. Y cuando se trata de motines, el problema es mucho mayor. Los judíos son atacados, y la policía se queda de brazos cruzados".
David está de acuerdo en que la respuesta de la policía a los incidentes antisemitas ha sido muy poco eficaz. En vez de perseguir a los perpetradores, les dicen a los judíos que escondan sus símbolos judíos. La débil respuesta da a los agresores el mensaje de que "pueden hacer lo que quieran".
Gran parte de la propaganda antisemita se difunde a través de las redes sociales. Desde el atentado del 7 de octubre, "entre uno y dos millones de personas reciben diariamente mensajes que incitan al odio". La mayoría son mentiras y calumnias.
Michelle dice que la propaganda en las redes sociales llega a los niños en edad escolar. Sus hijos escucharon a sus compañeros de clase decir cosas que eran "terriblemente antisemitas y que nunca habrían sido aceptables en los Estados Unidos; cosas como 'gas a los judíos' o 'viva Hitler'. Tal vez sea ingenuo, pero creo que no son malintencionados, sino que simplemente intentan hacer un chiste malo para llamar la atención. Lo oyen en TikTok, no de sus padres".
Los hijos de Michelle han hablado y explicado a sus compañeros por qué esos comentarios son inapropiados. A otros padres les gustaría que la administración del colegio tomara más medidas. Una familia israelí por el momento mantiene a su hijo fuera de la escuela hasta que sientan que la situación se maneja adecuadamente.
La guerra en las redes sociales no es sólo desagradable, sino que ha puesto a los judíos en peligro físico real. Por ejemplo, publicaron en las redes sociales la foto de una mujer judía cuya hija sirve en las FDI, junto con la dirección de su casa y de su lugar de trabajo. Una multitud enfurecida se presentó en el domicilio de la mujer y en el hospital donde trabaja. Un profesor universitario judío también fue difamado en las redes sociales, hasta el punto en que ya no se siente seguro de ir al campus. "Algunas personas han tenido que abandonar el país", dice David.
La tarde del 7 de noviembre, Nati fue al partido de fútbol entre Macabi Tel Aviv y el Ájax de Holanda. Siendo un adicionado del Ajax, Nati llegó a apoyar a su equipo local. "Fue un gran partido. Animamos, disfrutamos, nos divertimos. También nos gustó conocer a los israelíes que vinieron a apoyar a Macabi".
A la salida, Nati notó una fuerte presencia policial alrededor del estadio. También vio que había grupos de hombres vestidos de negro y con la cara cubierta por capuchas, que hablaban entre ellos en árabe. "Parecían peligrosos", dice Nati.
En la oscuridad, no debieron percatarse de la kipá de Nati. Él pasó de largo y se fue a casa. Sólo más tarde, cuando comenzó a sonar su teléfono con mensajes preocupados de familiares y amigos, Nati entendió cuán cerca estuvo del peligro. "Estaba en estado de shock. No sabía qué hacer conmigo mismo. Tenía taquicardia. Estaba preocupado por mis amigos".
Al día siguiente, la comunidad judía de Ámsterdam se movilizó para ayudar a los israelíes varados a regresar a Israel. Establecieron un refugio donde los israelíes podían estar a salvo mientras reorganizaban sus vuelos. Nati pasó el día allí como voluntario.
Esa noche, que era viernes, los políticos holandeses visitaron la sinagoga de Nati para expresar su apoyo. Ellos prometieron hacer todo lo posible para proteger a la comunidad judía. "Fue una buena sensación", dice Nati. Sin embargo, la comunidad judía no está tranquila.
Todos los incidentes antisemitas descritos por nuestros entrevistados no fueron perpetrados por holandeses nativos, sino por inmigrantes de países árabes y musulmanes.
Cómo enfrentar este antisemitismo importado es objeto de un acalorado debate entre los políticos holandeses. Incluso los políticos bien intencionados se encuentran entre la espada y la pared. Digan lo que digan y hagan lo que hagan, se les acusa de antisemitismo o de islamofobia.
Michelle entiende el dilema. "Los ciudadanos musulmanes honrados, que sí enseñan a sus hijos a distinguir el bien del mal, no quieren ser culpados por el comportamiento delictivo de unos pocos". Ella cree que la violencia se debe sólo un pequeño porcentaje de los inmigrantes musulmanes. "Es muy duro cuando se producen enfrentamientos reales y se supone que el gobierno debe mediar", añade.
En la práctica, como la comunidad judía holandesa es relativamente pequeña, los judíos no tienen mucha influencia política. Al venir de los Estados Unidos, Michelle está acostumbrada a sentirse escuchada por los políticos. En Holanda, no es necesariamente así.
David explica que el gobierno holandés últimamente se ha vuelto más de derecha. "El ciudadano promedio está harto y quiere recuperar su país". El gobierno ha aprobado mociones destinadas a combatir el antisemitismo. "Se lo están tomando en serio", dice David.
Por otro lado, el gobierno de la ciudad de Ámsterdam es más izquierdista, repleto con identidades políticas y personas que piensan que Israel está cometiendo un genocidio y que el servicio militar obligatorio lleva a que todos los israelíes sean cómplices. Aunque ellos pueden condenar los ataques antisemitas violentos, es menos probable que hagan algo al respecto. Y a veces se niegan a reconocer que los incidentes violentos de hecho fueron antisemitas.
"El gobierno local dice que hace lo que puede, pero no esperamos demasiado", dice David. "No están equipados para enfrentar incidentes como pequeños atropellos de tipos en patinetas. Alegan que es parte de la vida en una gran ciudad".
Las instituciones judías de Ámsterdam incrementaron sus medidas de seguridad y esperan una respuesta contundente del gobierno en la lucha contra el antisemitismo.
Cada vez más padres judíos pasan a sus hijos de las escuelas públicas a escuelas judías. David dice que las escuelas judías locales han crecido como nunca. Por desgracia, no todos los niños judíos tienen cabida en las escuelas judías. Los padres de niños con necesidades especiales, que asisten a escuelas públicas, están preocupados por la seguridad de sus hijos.
La parte positiva es que el preocupante aumento del antisemitismo está uniendo a los judíos de Ámsterdam como nunca antes. "Estamos mucho más conectados con otros judíos", dice Nati. "Desde el comienzo de la guerra, más estudiantes se han apuntado a eventos sociales judíos. Las comidas de Shabat están llenas. La gente se apoya mutuamente y las barreras se derriban. Somos fuertes y resilientes, y cuando nos reunimos y cantamos Am Israel Jai, realmente sale del corazón".
Después del 7 de octubre, muchos judíos en Ámsterdam comenzaron a preguntarse si llegó el momento de partir de Ámsterdam. Los padres de Nati, que son israelíes, están considerando regresar a Israel.
David dice que cada vez más personas hablan de hacer aliá. "La gente está más asustada ahora que después del 7 de octubre. Sienten que sus hijos no están seguros en las escuelas y universidades,. Cada vez más gente se pregunta si hay un futuro para ellos en Ámsterdam, incluso en Europa".
Michelle dice que ella y su familia siguen sintiéndose seguros, pero que no se ven abiertamente judíos y su hijo no usa kipá fuera de la casa. Michelle oyó a otras personas, que sí se ven claramente judías, decir que ya no se sienten seguras.
El Gran Rabino de Holanda, Rav Biniamin Jacobs, dijo en una entrevista con ILTV noticias de Israel, que aunque la comunidad local debe tener consciencia del crecimiento del antisemitismo, la gran diferencia entre la Europa previa al Holocausto y la actualidad es que "el gobierno no es antisemita. Conozco a muchos de ellos personalmente. ¿Tenemos que irnos de aquí? Personalmente, como capitán del barco, seré el último en abandonarlo. La situación no es nada agradable. ¿El pueblo judío de Europa debe tomar conciencia de esto? Por supuesto. Pero no podemos compararlo por completo".
"Tampoco creo que sea correcto llamar a lo que ocurrió un 'pogromo'. Un pogromo lo organiza el gobierno o la iglesia. No hubo conexión entre el gobierno y lo ocurrido", dijo Rav Jacobs, aunque admite que tal vez el gobierno y la policía no respondieron adecuadamente. "La alcaldesa de Ámsterdam no es antisemita. La conozco personalmente. Mientras tengamos un gobierno que no sea en absoluto antisemita y que se preocupe por el pueblo judío y quiera que nos quedemos aquí, no creo que tengamos que irnos de Holanda".
David piensa quedarse y vivir con su familia en Ámsterdam en el futuro próximo. No obstante, asegura que "tenemos un plan B".
Haz clic aquí para leer sobre la historia de los judíos de Ámsterdam
Nuestro newsletter está repleto de ideas interesantes y relevantes sobre historia judía, recetas judías, filosofía, actualidad, festividades y más.