El boxeador de Auschwitz: luchar o morir

05/06/2023

9 min de lectura

La impresionante historia real de Harry Haft, relatada en la película sobre el Holocausto de HBO: "Peleando por mi Vida".

La historia real de Harry Haft es impresionante y poco conocida. Él estuvo prisionero en Jaworzno, un campo de concentración que formaba parte del amplio complejo de Auschwitz, y fue obligado a boxear contra otros prisioneros. El perdedor de cada lucha era asesinado por los guardias nazis, que disfrutaban observando ese macabro espectáculo.

Harry fue obligado a participar en 76 peleas. El horror de sus experiencias nunca lo abandonó. Su historia fue retratada en la película de HBO "Peleando por mi vida" ("The Survivor"), dirigida por Barry Levinson, un director laudado con el Óscar, y protagonizada por Ben Foster, quien para prepararse para el papel visitó Auschwitz y bajó 14 kilos.

Una típica infancia judía

Harry (Herschel) nació en 1925 en una familia pobre en el pueblo polaco de Belchatow, cerca de la frontera alemana, el menor de ocho hermanos. En ese momento, la mitad de la población de Belchatow era judía, y la familia Haft estaba rodeada de vecinos y amigos judíos que los ayudaban a sustentarse. El padre de Harry, Moishe, era un vendedor ambulante y falleció cuando Harry tenía apenas tres años. Desesperadamente pobres, él y sus hermanos tenían que trabajar. El primer trabajo de Harry a los cinco años de edad fue repartir las aves desde el carnicero kasher del pueblo a sus clientes.

Harry Haft

El antisemitismo era parte intrínseca del pueblo. Alan Scott Haft, el hijo de Harry, recuerda que los maestros en la escuela pública local a la que asistía Harry favorecían abiertamente a los alumnos cristianos, golpeando y menospreciando a los estudiantes judíos por los más mínimos errores. Los judíos también eran atacados por sus pares no judíos, quienes absorbían un intenso antisemitismo en los sermones en sus iglesias y en sus hogares.

Las dificultades de su infancia convirtieron a Harry en un luchador. "Había pandillas que aterrorizaban a los niños judíos", contó Alan Scott Haft en su libro sobre la vida de su padre, "Harry Haft: Survivor of Auschwitz, Challenger of Rocky Marciano" (Syracuse University Press: 2006). "Harry entendió muy pronto que necesitaba pelear para ganarse una reputación como luchador, para no convertirse en su víctima".

La invasión alemana

Belchatow cayó en manos alemanas el 5 de octubre de 1939, pocas semanas después del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Belchatow contaba con una gran población étnica alemana que hablaba alemán en sus hogares y asistían a las iglesias luteranas del pueblo. Estos "alemanes" dieron la bienvenida a sus nuevos amos con los brazos abiertos. Para los judíos de Belchatow, la pesadilla sólo estaba comenzando.

Basado en el testimonio de su padre, Alan Scott Haft dijo: "Los judíos eran arrestados sistemáticamente en las calles para realizar trabajos forzados. Tenían permitido caminar sólo por el medio de la calle. Las sinagogas fueron destruidas, y todos los judíos estaban obligados a llevar una estrella de David amarilla en sus ropas. Las cuentas de banco de los judíos fueron congeladas. Los judíos tenían prohibido viajar y tenían un toque de queda". Tanto los ocupantes nazis como los habitantes locales eran alentados a torturar a los judíos.

Leib Podlovsky, un sobreviviente del pueblo, escribió un extenso relato de lo que sucedió en Belchatow. Al comienzo de la ocupación:

…los judíos fueron expulsados de sus hogares y obligados a hacer las tareas más difíciles y denigrantes. Escenas horribles tuvieron lugar en los barrios judíos. La hoguera ya ardía en la plaza del nuevo mercado, y los grupos de judíos que constantemente traían rollos de la Torá y libros sagrados, eran obligados a arrojarlos al fuego mientras cantaban y recitaban plegarias. Cualquiera que quisiera (pudiera) golpeaba a los judíos, pequeños niños alemanes de 10, 11 años, empujaban al suelo a los ancianos judíos y los golpeaban…"

En marzo de 1941, los nazis crearon un gueto judío en Belchatow y obligaron a los judíos de Belchatow y de otros pueblos cercanos a vivir en esa sección pequeña e insalubre que comprendía sólo unas pocas calles superpobladas. Los judíos eran transportados a pueblos cercanos para realizar labores de esclavos y por la noche regresaban al gueto.

Para Harry y su familia, el gueto judío de Belchatow fue una oportunidad para ayudar a los demás. Aria, el hermano de Harry, comenzó una empresa de contrabando, y Harry y sus hermanos trabajaban como contrabandistas, trayendo mercadería desde la frontera cercana a Alemania. Por primera vez en sus vidas, la familia de Harry era relativamente próspera. Incluso en medio del terror y la miseria del gueto, la madre de Harry, Hinda, estaba decidida a hacer todo lo posible para cuidar a sus hermanos judíos.

Ben Foster personificando a Harry Haft en la película de HBO

"Durante esa época, Hinda estaba en un lugar que le permitía ayudar a otros. Amigos y parientes hambrientos o necesitados eran acogidos. La madre de Harry enviaba provisiones a sus primos que no podían ir personalmente, y devolvió favores del pasado dando dinero a sus vecinos" (cita de: "Harry Haft: Survivor of Auschwitz, Challenger of Rocky Marciano").

La deportación a Auschwitz

Los nazis comenzaron a matar cada vez a más judíos en el gueto de Belchatow. Durante la festividad de Purim de 1942, los nazis ahorcaron en público a diez judíos en el gueto. En agosto de 1942, el gueto de Belchatow fue liquidado. Los judíos que quedaron fueron llevados a la sinagoga del gueto. Varios cientos de personas fueron transferidas al gueto de la ciudad de Lodz. Miles quedaron en la sinagoga durante tres días, sin comida. El 14 de agosto de 1942, prácticamente todos los residentes que quedaban en el gueto de Belchatow fueron enviados al campo de exterminio de Chelmno, donde fueron asesinados.

Harry fue testigo de la liquidación del gueto. Él había sido arrestado mucho antes, y había trabajado como esclavo junto a otros judíos. Pero en 1942, con la ayuda de un capataz que le tuvo simpatía, logró escaparse brevemente y regresar a su hogar para ver qué ocurría con su familia y con el resto de los judíos del pueblo.

Alan Scott describe lo que ocurrió a continuación. "Ante la sorpresa de Harry, el barrio judío estaba prácticamente desierto. Parecía que todos habían sido evacuados y sólo quedaban los enfermos, quienes morían de hambre en las calles…" Harry fue a la casa de su hermana Brandel, quien acababa de tener su primer bebé.

Dos camiones alemanes sobrecargados de persobnas lo adelantó por su izquierda. Un tercer camión repleto de gente estaba justo frente a la casa de Brandel. Los alemanes estaban "limpiando" el barrio judío frente a los ojos de Harry… los soldados sacaron a la fuerza a su hermana y a su esposo de la casa y los subieron al camión lleno de gente. Él escuchó sus súplicas y gritos. Brandel le gritaba a alguien cuando el camión comenzó a moverse. Lo siguiente que vio Harry fue a un soldado que salió de la casa con un bebé en brazos, corriendo hacia la camioneta. El soldado arrojó al recién nacido hacia los brazos extendidos de Brandel, pero falló y el bebé cayó al suelo. Otro soldado, sin dudarlo ni un instante, sacó su revolver y disparó. El cuerpo del bebé quedó en la cuneta…

Poco después de esa noche terrible, Harry fue enviado al campo de concentración de Stzelin. Un mes más tarde fue transferido de allí a Auschwitz y luego al campo de trabajo de Jaworzno, un subcampo del vasto complejo de Auschwitz. Harry y otros esclavos judíos debían trabajar en las minas de carbón, trabajando con sus manos en condiciones primitivas y peligrosas.

En Auschwitz, un oficial de alto rango de la SS llamado Dietrich Schneider prestó atención a Harry y trató de hacerse su amigo. Schneider ayudó a Harry por primera vez después de un suceso terrible: Harry se vio obligado a trabajar brevemente en los crematorios de Auschwitz, arrojando a las llamas los cuerpos de los judíos muertos. Un día tuvo que arrojar el cuerpo de un hombre judío al fuego, pero a último momento se dio cuenta que el hombre todavía estaba vivo. Tras este angustioso incidente, Harry se negó a seguir trabajando. No le importaba si los guardias le disparaban. En vez de matarlo, Schneider ayudó a Harry y lo transfirió a otro trabajo.

Schneider siguió a Harry al campo de trabajo de Jaworzno y le pidió que hicieran un trato extraño: si Schneider ayudaba a Harry a sobrevivir, ¿estaría dispuesto a hacer todo lo posible para ayudarlo a evitar la justicia si Alemania perdía la guerra? Harry estuvo de acuerdo.

Entretener a los nazis luchando

En un primer momento, Schneider pareció cumplir su parte del trato proveyendo a Harry con raciones extra de comida. Pero un día reveló sus verdaderas y siniestras intenciones como un sádico nazi. "Amigo, ahora eres un judío grande, fuerte, y te voy a convertir en mi entretenimiento", le dijo a Harry. "Vas a entretener a mis amigos, los otros oficiales y los soldados". Schneider le explicó las reglas: cada domingo, Harry debería boxear contra otros judíos frente a las habitaciones de los oficiales. No estaban permitidos guantes de boxeo, pero le dieron a Harry un par de guantes de cuero. Schneider le aseguró a Harry que los judíos con los que lucharía se habían ofrecido voluntariamente para probar su suerte contra él. Los combates terminarían cuando uno de los dos hombres se rindiera, explicó Schneider.

Si Harry tenía alguna ilusión de que Schneider fuera un hombre decente, ese primer combate borró cualquier vestigio de esperanza de que los nazis fueran capaces de la mínima decencia.

Llevaron al ring al primer oponente. Harry se estremeció ante su apariencia. Estaba frente a un esqueleto medio muerto. De inmediato le quedó claro que no había nada justo en ese enfrentamiento. Harry tenía dieciocho años, era grande y fuerte. Schneider lo había mantenido bien alimentado, no lo obligó a trabajar de más ni lo torturó. Harry observó a su contrincante, pudo ver el pánico en su rostro y supo que ese hombre no se había ofrecido voluntariamente. Harry recordó las palabras de Schneider respecto a que la pelea terminaría cuando uno de los contrincantes no pudiera continuar, y ahora entendió a qué se había referido. (Cita de "Harry Haft: Survivor of Auschwitz, Challenger of Rocky Marciano").

Ese primer día, Harry se enfrentó a cinco judíos y ganó fácilmente cada match. Los guardias de la SS gritaban insultos antijudíos a lo largo de la pelea, mientras Schneider, sentado en una silla enorme, casi un trono, disfrutaba inmensamente.

Aunque Schneider le ofreció a Harry whisky como recompensa por haber peleado, Harry lo rechazó, disgustado. Harry comprendió que si perdía un match, se arriesgaba a morir. Como explicó años más tarde en una entrevista en el Museo del Holocausto de los Estados Unidos, él se dio cuenta que los perdedores enfrentaban una muerte segura. "Cuando era joven e iba a la escuela, ya me había empezado a entrenar para ser boxeador. Yo era muy fuerte. Pero en Jaworzno la lucha era hasta el final. El perdedor terminaba en el hospital y si no mejoraba después de unos días, lo enviaban en el siguiente transporte a Auschwitz".

Los guardias de la SS comenzaron a llamar a Harry "el animal judío de Jaworzno". Él ganó 75 peleas durante varios meses. Hasta que un día le ordenaron luchar contra un oponente real. Schneider le dijo cuán importante era esa pelea para él, había apostado una gran suma de dinero por Harry. Cuando Harry llegó al improvisado ring, vio a un hombre judío de unos 20 años que antes de la guerra había sido campeón de peso pesado de Francia.

Esa fue la pelea más dura que tuvo Harry. Al final, cubierto de sangre, noqueó a su fuerte competidor francés. Después de que los guardias se llevaran al luchador francés, Harry escuchó dos disparos.

El escape

Para entonces, las fuerzas soviéticas se estaban acercando a Auschwitz. Los nazis trataron de ocultar la magnitud de sus crímenes, destruyendo las cámaras de gases y otros edificios y obligando a decenas de miles de judíos a partir de Auschwitz y de sus subcampos, llevándolos en marchas de la muerte o transportándolos en vagones de ganado a otros campos, tales como Bergen Belsen, Buchenwald, Dachau y Mauthausen. Harry fue obligado a partir en una de las marchas: "12.000 personas marcharon hacia GrosRozen y 190 sobrevivieron", declaró en el Museo del Holocausto de los Estados Unidos. "Marchamos durante una semana".

Harry llegó al campo de concentración Flossenberg, donde las condiciones eran abismales. Las fuerzas norteamericanas se acercaban al campo, y los guardias nazis anunciaron que habría otra marcha de la muerte para alejar a los judíos del campo. Harry y un amigo decidieron planear un audaz escape. "Si no nos vamos, somos hombres muertos", le dijo a su amigo. Echaron a correr, atravesando la exuberante campiña alemana. Los nazis les dispararon y los siguieron, pero Harry y su amigo lograron escapar. Estaban libres. Se las arreglaron para esconderse en el bosque y en pueblos pequeños durante varias semanas, hasta el final de la guerra.

La vida después de la guerra

Harry Haft quedó marcado para siempre por el Holocausto. Después de la guerra, vivió en campamentos de refugiados. En 1947, el ejército de los Estados Unidos en Múnich organizó un campeonato de boxeo amateur judío de peso pesado. Harry fue el ganador y se volvió una celebridad local. Él le pidió al general estadounidense Lucius Clay que lo ayudara a emigrar a los Estados Unidos, y en 1948 el general Clay arregló que Harry pudiera comenzar una nueva vida en los Estados Unidos.

Harry y su esposa, Miriam

Vivió con un primo en Nueva Jersey y durante un tiempo trabajó como boxeador. Tuvo una carrera promedio y su pelea final fue en 1949 contra el futuro campeón de peso pesado, Rocky Marciano. Harry culpó de su derrota a la mafia: "En mi época, la mafia controlaba el boxeo y hacías lo que ellos te decían".

Harry abandonó el boxeo y se estableció, construyendo una bella vida familiar que en un momento había parecido un sueño imposible. Se casó con Miriam Wofsoniker y tuvieron tres hijos. Harry tuvo diversos trabajos en Nueva York, incluyendo una tienda de frutas y verduras en Brooklyn y manejar un taxi. Cuando en 1990 le preguntaron qué era lo que más orgullo le daba en la vida, respondió: "mi esposa y mis hijos".

A pesar del amor y del éxito que tuvo, Harry sufrió durante toda su vida. Cada noche tenía pesadillas terribles, reviviendo sus experiencias del Holocausto en vívidos detalles.

Harry Haft murió en el 2007 a los 82 años. "Peleando por mi vida" ("The Survivor") finalmente ayudará a dar a conocer su destacada historia a una audiencia más amplia.

 

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