El desgaste profesional, Shavuot y una vida con propósito

4 min de lectura

Busca el significado, no la felicidad.

Desde el año pasado es oficial. La Organización Mundial de la Salud concluyó que el compendio oficial de enfermedades debe incluir en la lista de padecimientos que los médicos deben tomar con seriedad el burnout, o 'síndrome del desgaste profesional'.

El burnout ascendió de categoría y pasó de ser “un estado de agotamiento” a ser un “síndrome”, lo cual significa que una cantidad significativa de personas no sólo están cansadas de sus trabajos y de sus vidas, sino que están literalmente 'enfermas'. Enfermas mental, emocional y físicamente, a tal grado que su condición requiere asistencia profesional.

Quizás este nuevo fenómeno puede ayudarnos a entender una famosa historia bíblica, un evento importantísimo en la vida de Moshé que puede tener un significado mucho más profundo que lo que se entiende a primera vista.

El primer encuentro de Moshé con Dios tuvo lugar en un arbusto, una zarza. En hebreo, arbusto se dice sné. Los comentaristas dicen que en ese mismo lugar se entregarían los Diez Mandamientos. De la palabra sné deriva la palabra Sinaí. La festividad de Shavuot y la entrega de la Torá están inextricablemente unidas con la escena del milagro que vio Moshé. La zarza ardía, pero extrañamente el fuego no la consumía.

Superficialmente, fue la escena de un milagro. Dios estaba demostrando su poder sobrenatural. Fue el preludio antes de que Dios le pidiera a Moshé que asumiera la pesada carga del liderazgo. Pero no podemos dejar de preguntarnos: ¿Acaso Dios no podía hacer algo más sorprendente que eso? Sin lugar a dudas este milagro tiene que tener algún significado más profundo. De hecho, la naturaleza específica del milagro debe ser también una señal y un mensaje.

Tener una vida llena de propósito y significado es la mejor manera de no sufrir nunca de burnout.

Permítanme sugerir que Dios le estaba dando a Moshé una poderosa respuesta al mismo problema que fue identificado como un tema clave en la cultura contemporánea. La zarza ardía, pero no se consumía. Dios le aseguró a Moshé que la mejor manera de evitar sufrir de burnout es cumplir la voluntad Divina, tener una vida repleta de significado y propósito.

La “zarza ardiente” no es tanto la historia de un milagro como una clara descripción del milagro de las vidas repletas de pasión por una gran causa.

Los psicólogos nos dicen que el burnout es apatía, sentir que la vida no tiene ningún significado. En nuestro mundo actual hay una crisis de propósito. La gente se siente abrumada, solitaria, insatisfecha. Al buscar la “buena vida” sacrifican sus relaciones, su salud, y al fin del día se encuentran con vidas y con un trabajo que les brinda poca alegría y significado. La depresión crece a pasos agigantados. Muchas personas no pueden medirse con el cambio vertiginoso que provocan las transformaciones tecnológicas, culturales y sociales. Algunos acuden a las drogas o a otras formas de evasión; otros sonríen para enmascarar los problemas y otros se aíslan y posponen vivir una vida plena. Muchas personas se sienten “prisioneras” en sus propias vidas.

Viktor Frankl, el psiquiatra mundialmente reconocido, filósofo existencialista y autor del clásico El hombre en busca de sentido, lo describe de forma brillante. Él dice que la gente actualmente vive en un vacío existencial El vacío necesita contenido, y el contenido debe ser propósito.

En El arte de cultivar una vida con sentido, Emily Esfahani Smith revisó cientos de estudios empíricos de la gran cantidad de investigaciones que existen sobre el sentido y descubrió que las características que definen una vida significativa son la conexión y contribuir a algo que esté más allá de uno mismo. Las actividades significativas generan emociones positivas y profundizan las conexiones sociales. Estas dos cosas incrementan nuestra satisfacción en la vida. Las investigaciones demuestran que concentrarse en la felicidad de hecho es contraproducente. Como dijo Hellen Keller: “Muchas personas tienen una idea errónea de lo que constituye la verdadera felicidad. Eso es algo que no se logra gratificándose a uno mismo sino a través de la fidelidad a un propósito digno”.

Las elecciones más motivadoras son aquellas que se alinean con nuestro “por qué” y con nuestro propósito. Christine L. Carter, una socióloga experta en el tema de la felicidad en el Gran Centro de Ciencia de la Universidad de Berkeley, y autora de The Sweet Spot: How to Find Your Groove at Work and Home, explica:

“Una investigación convincente indica que la búsqueda de la felicidad (cuando nuestra definición de felicidad es sinónimo de placer y gratificación fácil) en última instancia no trae sentimientos más profundos de satisfacción; no nos permite vivir en nuestro punto óptimo. Aunque afirmamos que la “búsqueda de la felicidad” es nuestro derecho inalienable y el principal propulsor de la raza humana, a los humanos nos va mejor cuando buscamos realización y significado, cuando creamos vidas que generan el sentimiento de que somos importantes”.

En su investigación, Iris Mauss, una psicóloga social de la Universidad de Berkeley que estudió las posibles consecuencias negativas de la búsqueda de la felicidad, descubrió que las personas que otorgan demasiado valor al hecho de ser felices en verdad tienen más problemas de salud mental, incluyendo lamentablemente la depresión. Mientras más valor le das a tu propia felicidad, más probable es que te sientas solo. “Desear ser feliz puede provocar que seas menos feliz. Si explícitamente y con toda intención te focalizas en la felicidad, eso parece tener una cualidad autodestructiva. No dediques tu valioso tiempo a buscar tu propia felicidad. Terminarás sintiéndote más vacío que nunca. Sin embargo, buscar significado te ayuda a sentirte mejor respecto a ti mismo, porque estás buscando algo que está más allá de ti. Algo que te hace cobrar vida”.

La festividad de Shavuot celebra el momento más importante de toda la historia de la humanidad. En el Sinaí fuimos convocados a llenar nuestras vidas con significado. Nos dieron el mandamiento de que nuestras vidas tengan propósito y la búsqueda de ese propósito asegurará una felicidad mucho mayor que la búsqueda de la felicidad.

El Sinaí reforzó el mensaje del sné, la 'zarza ardiente'. Al dar significado a nuestras vidas, encontramos la respuesta Divina al temido burnout o 'síndrome de desgaste profesional'.

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