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Cuando nadie da un paso adelante para actuar, de nosotros depende ser esa persona y ofrecer una voz a los que no la tienen.
Tras crecer en el palacio del faraón, Moshé salió a buscar a sus hermanos. Él vio que un capataz egipcio golpeaba a un hebreo, "se volvió hacia un lado y al otro y vio que no había ningún hombre, así que mató al egipcio…"1 Al día siguiente vio que dos hebreos peleaban e intercedió, preguntándole a uno por qué golpeaba a su hermano. Esta persona cuestionó el derecho que tenía Moshé de entrometerse diciéndole: "¿Hablas tú de matarme como mataste al egipcio?".2 La pregunta obvia es: si el día anterior Moshé se "volvió hacia un lado y al otro y vio que no había ningún hombre", ¿cómo se divulgó tan rápidamente el incidente?
Hay un conocido fenómeno psicosociológico, conocido como el efecto del espectador, que afirma que cuando en determinada situación hay presentes otras personas, eso evita que la gente intervenga y ofrezca ayuda si alguien la necesita. Al explorar este concepto con un grupo de alumnos, efectuamos un experimento básico durante el recreo: un alumno dejó caer sus libros en un pasillo muy transitado de la escuela. Aunque pasaron a su lado decenas de personas, nadie se detuvo a ayudarlo. En contraste, cuando el mismo experimento se llevó a cabo en un momento más calmo y sólo pasó un estudiante a su lado, este de inmediato se detuvo para ayudarlo.
Los psicólogos sociales Bibb Latané y John Darley popularizaron este concepto tras el asesinato público de Kitty Genovese fuera de su departamento en la ciudad de Nueva York, en el año 1964, y nadie se detuvo para ayudarla o para llamar a la policía. La mayoría de las personas atribuyen esta tendencia a la difusión de la responsabilidad y a la asunción de que, dado que hay otras personas alrededor, otro intervendrá. Otros atribuyen el fenómeno a la presión social de no intervenir si nadie más lo hace.
Hoy en día, con la expansión tecnológica y las infinitas oportunidades de comunicación, cada vez es más fácil mantenerse anónimo dentro de la sociedad, tanto virtualmente como en la realidad. Esto, junto al incremento de la cultura de masas y la muerte del individualismo, sólo sirve para exacerbar el fenómeno del efecto espectador y para resaltar la carencia de un sentido de deber o responsabilidad individual.
Usando las mismas palabras del texto bíblico, la Mishná nos dice que "en un lugar en donde no hay un hombre, esfuérzate por serlo".3 Cuando Moshé salió y vio que golpeaban a uno de sus hermanos "se volvió hacia un lado y al otro…". Quizás había muchas personas alrededor, lo cual explica su encuentro al día siguiente con alguien que claramente sabía lo que había ocurrido. Sin embargo, era una masa de espectadores, indiferentes al sufrimiento de su semejante y no dispuestos a involucrarse. Apenas Moshé vio que "no había nadie" dispuesto a involucrarse, comprendió que de él dependía dar un paso adelante e intervenir, ser uno de los primeros testigos activos registrados en la historia.
El concepto del efecto del espectador se opone por completo a un principio básico del pueblo judío: "kol Israel arevim ze lezé" - todo judío es responsable por su hermano.4 Esta frase es la base de la creencia de que cada uno tiene una responsabilidad colectiva por los demás. En el último tiempo, muchas veces la frase se interpretó resaltando el valor de la responsabilidad moral y social entre la comunidad judía global, trascendiendo el deber cívico y sirviendo como un requisito religioso.
En un lugar donde "no hay nadie", donde nadie actúa, donde nadie se involucra, de nosotros depende ser esa persona, ofrecer una voz a quienes no la tienen, ayudar a los indefensos y ser proactivos. Cuando a nuestro alrededor tantos son meros espectadores indiferentes, de nosotros depende elegir el camino de la responsabilidad y convertirnos en el Moshé del momento. Si el efecto del espectador alienta a otros a mantenerse anónimos, quizás el efecto del "participante" alentará a otros a hacer algo.
RESUMEN:
Moshé vio que un capataz egipcio golpeaba a un esclavo hebreo, observó que de los presentes nadie hacía nada e intervino. Al día siguiente, un encuentro con otros dos hebreos le reveló a Moshé que de hecho alguien lo había visto matar al egipcio. Por debajo de la superficie de esta aparente contradicción en la historia, se encuentra la base de un fenómeno psicológico común respecto a la obligación que cada uno tiene de actuar con un sentido de responsabilidad moral y social.
NOTAS
Éxodo 2:13
Éxodo 2:14
Pirkei Avot 2:6
Talmud de Babilonia, Tratado Shevuot 39a
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