El horrible asesinato de Ori Ansbacher

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El brutal asesinato de Ori Ansbacher en Jerusalem por un terrorista árabe, fue ignorado por gran parte de la prensa mundial.

Ori Ansbacher de diecinueve años, era una joven judía observante que estaba completando su año de servicio nacional obligatorio en Israel, trabajando con niños en un centro juvenil de Jerusalem. El jueves 7 de febrero, tenía un rato de tiempo libre y decidió ir a caminar a Ein Yael, un popular y bello parque en la parte occidental de Jerusalem, cerca del Jardín Zoológico. El parque a menudo está repleto de visitantes, pero ese día estaba relativamente tranquilo.

Trágicamente, ella no estaba sola: en el parque esperaba un terrorista árabe, con intensiones asesinas. Arafat Irfaya de 29 años, del área de Jevrón, ya había sido arrestado antes dos veces por portar armas. La policía israelí lo había identificado como un adherente al movimiento terrorista Hamás. Ese día, más temprano, él salió de su casa armado con un cuchillo, al parecer con la intención de matar judíos. Tomó un autobús hasta un área cercana a Jerusalem y caminó hacia el parque en el que Ori paseaba. Cuando encontró a la adolescente, la acuchilló repetidamente, efectuó un crimen de terrible violencia y luego huyó dejando su cuerpo desfigurado en el parque para que lo encontraran quienes pasaran por el lugar.

Los israelíes se espantaron. El primer ministro Benjamín Netanyahu condenó la “terrible brutalidad” del asesinato de Ori. Todo el país se unió en duelo por esta jovencita. Sin embargo su muerte apenas fue informada fuera de Israel.

Las dudas de algunos periódicos pueden explicarse por el secreto de sumario que la policía estableció sobre el caso en la noche del jueves, mientras seguían las huellas del asesino de Ori. Sin embargo el secreto de sumario fue levantado a la mañana siguiente, el viernes 8 de febrero, cuando publicaron el nombre de Ori y algunos detalles sobre su muerte. El viernes, Ori fue enterrada en su pueblo, en Tekoa. Cientos de personas asistieron a su funeral. Los padres de Ori, Rav Gai y Nóa Ansbacher, describieron a Ori como “un alma sagrada que buscaba el significado profundo y era sensible con cada persona y con cada ser vivo. Ella tenía un deseo interminable de reparar el mundo con su bondad”. Ellos mencionaron los poemas que escribió Ori, que ahora son todo lo que les queda para recordar a su hija.

Aunque la muerte de Ori y la búsqueda de su asesino consumieron a Israel, los medios de comunicación del mundo siguieron callados.

Dos días después del ataque, las tropas israelíes requisaron dos edificios de departamentos en Ramala, la ciudad de Cisjordania donde se encuentra la sede de la Autoridad Palestina. Cuando entraron los soldados israelíes, comenzó una revuelta. Los residentes arrojaron a los israelíes bombas de tubos, cocteles Molotov y trozos de concreto. Eventualmente el ejército encontró a Irfaya oculto dentro de la mezquita Jamal Abdel Nasser, donde era un empleado. Él fue identificado como el asesino de Ori por el ADN que dejó en la escena. Su arresto y la revuelta que despertó fueron informados por el medio oficial de prensa de la Autoridad Palestina y ocupó todas las noticias de Israel. Sin embargo, a pesar de eso, gran parte de los medios de comunicación del mundo no informaron sobre lo que fue uno de los más espantosos ataques terroristas de los últimos tiempos en Israel.

Horas después del arresto de Irfaya, ni el New York Times, ni Fox News ni el periódico británico Guardian lo tenían en sus noticias ni en sus sitios web. Sin duda a medida que la historia crezca llegará a algunos informes internacionales, pero el informe inicial en los días posteriores al asesinato de Ori estuvo limitado casi exclusivamente a los sitios de noticias israelíes y judíos.

Esto es trágico, porque ser negligentes con las historias noticiosas que humanizan a los judíos israelíes y muestran el peligro del terrorismo que asola al estado judío, presenta una imagen engañosa de Israel y los desafíos que enfrenta. Quizás si más personas en el mundo escucharan sobre este ataque terrorista, podrían tener una postura más atenuada, una perspectiva más informada sobre los israelíes y los desafíos que enfrenta el país. Es particularmente irónico que Israel esté tan a menudo en las noticias, pero que cuando ocurre un terrible ataque terrorista tantos medios internacionales permanezcan callados.

La madre de Ori Anbascher pidió al público seguir adelante con actos de bondad para “agregar luz al mundo” en recuerdo de su hija, cuyo nombre en hebreo significa “mi luz”.

“Ori era una niña luminosa, ella agregó mucha luz al mundo. Ella curaba corazones quebrados donde quiera que fuera, tanto entre sus amigas como con los niños que trabajaba en su servicio nacional (voluntario), incluso entre personas que no conocía”, afirmó Nóa Ansbacher.

“Les pido a quienes nos escuchan y a todos aquellos a quienes nuestras palabras les lleguen al corazón, que hagan un acto pequeño para agregar luz al mundo, un acto de bondad, y quizás de esa manera podremos preservar [el alma] de Ori en el mundo y tal vez hallemos un poco de consuelo al agregar luz al mundo”.

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