El matrimonio es bueno para ti

05/05/2025

6 min de lectura

Las investigaciones demuestran que los matrimonios estables ofrecen un camino comprobado hacia la felicidad, la intimidad y el bienestar.

Cuando era niño, Brad Wilcox quedó "impactado y desorientado" al ver que los padres de sus amigos comenzaban a divorciarse. Con el tiempo, cuatro de sus cinco amigos más cercanos terminaron siendo niños de “maleta en mano”. Wilcox había perdido a su padre cuando tenía tres años y fue criado por una madre sola. Como resultado, había ganado muchísimo del tiempo que pasó con sus amigos y sus padres, acampando, escuchando sus historias o simplemente hablando sobre la actualidad. “De alguna manera, estos hombres ayudaron a llenar el vacío que dejó en mi alma mi propio padre ausente”, escribió Wilcox al comienzo de su libro Get Married: Why Americans Must Defy the Elites, Forge Strong Families, and Save Civilization (Cásate: Por qué los estadounidenses deben desafiar a las élites, formar familias fuertes y salvar la civilización).

Cuando Wilcox nació en 1970, el divorcio no sólo estaba perdiendo su estigma, sino que comenzaba a ganar prestigio cultural. El bestseller de 1975 The Courage to Divorce (El coraje de divorciarse) afirmaba que las personas divorciadas, casi sin excepción, “se veían y se sentían mejor que nunca... descubrían fuentes de fortaleza que nunca supieron que tenían, disfrutaban más de sus carreras y de sus hijos, y exploraban nuevas vocaciones y pasatiempos”.

Estos mensajes tuvieron eco. En los años 70' el matrimonio y la natalidad cayeron en picada, se recuperaron un poco más tarde, pero ahora están en caída libre, especialmente entre los miembros menos educados de la sociedad. Varias ideas populares van en contra de la estabilidad del matrimonio y la crianza de hijos. Por ejemplo, muchos jóvenes con educación universitaria priorizan el éxito financiero y profesional como su principal objetivo, dejando las relaciones íntimas en un segundo plano, si es que las consideran. Algunos han adoptado la idea de que tener hijos no es ecológico, pero… ¿qué tan sostenible es una sociedad con una población en declive? Finalmente, incluso entre los jóvenes que desean casarse, las mujeres jóvenes tienden a inclinarse políticamente más hacia la izquierda, mientras que los hombres jóvenes tienden a inclinarse más hacia la derecha, lo que dificulta la compatibilidad en la búsqueda de pareja.

Como lo sugiere el título de su libro, Wilcox cree que el matrimonio es un pilar fundamental de una sociedad sana. Como profesor de sociología y director del "Proyecto nacional de matrimonio" de la Universidad de Virginia, en Get Married Wilcox refuta de manera efectiva tres mitos generalizados que menosprecian y devalúan el matrimonio. Además, incluye entrevistas con hombres y mujeres que analizan el trabajo y el éxito de sus propios matrimonios.

Derribar los mitos sobre el matrimonio

Uno de estos mitos es el de la “diversidad familiar”: la idea de que cualquier combinación de personas viviendo juntas puede constituir una familia saludable y flexible. Sin embargo, estudio tras estudio demuestra que los niños prosperan de manera óptima cuando son criados por padres casados. Quienes promueven la “diversidad familiar” también exageran los costos del matrimonio en términos de felicidad personal, minimizando al mismo tiempo los costos emocionales de la infidelidad y la ruptura familiar. Además, las parejas de la madre o los padrastros son los más propensos a abusar de los niños, a diferencia de los padres biológicos casados.

El segundo es el mito del “alma gemela”, que alimenta la fantasía de que “todo lo que necesitas es amor” y ha llevado a muchas personas a abandonar matrimonios que no tenían problemas graves, en busca de la emoción de una nueva pareja atractiva. Sin embargo, estos enamoramientos rara vez duran.

En el mundo real, el compromiso y la satisfacción construyen matrimonios y llevan a una felicidad duradera.

Finalmente, el mito del “vuelo solitario” proyecta mayor felicidad y libertad para quienes no tienen las responsabilidades del matrimonio y los hijos. Los medios de comunicación refuerzan esta idea con artículos como "Cómo priorizar el amor propio mientras estás en una relación", "El arte desinteresado de priorizarte a ti mismo", y "Los padres estadounidenses son miserables: mamás y papás enfrentan una brecha masiva de felicidad". Pero como afirma Wilcox: "En el mundo real, el compromiso y la satisfacción son los que construyen matrimonios y llevan a una felicidad duradera. No puedo contar cuántas historias he leído sobre personas que querían 'autorrealizarse', dejar de 'someterse a la familia' y disfrutar más 'tiempo a solas', escritas por autores que terminaron divorciados".

Paradójicamente, el estrés relacionado con la crianza puede aumentar la felicidad y el sentido de propósito en la vida. Demasiado sufrimiento obviamente es perjudicial y lleva a la desesperación y la infelicidad, pero demasiado poco sufrimiento, vivir demasiado por tu propio placer, también puede llevar a una sensación de vacío e insatisfacción.

Aunque la sociedad actual empuja a los jóvenes a priorizar la educación y la carrera como las claves principales de la felicidad, ningún título, puesto de trabajo ni ningún otro tipo de “individualismo expresivo” mencionado anteriormente lleva a una felicidad duradera a la mayoría de las personas. “Es cuando vivimos para los demás que nuestras vidas son más felices”, dice Wilcox. “Tenemos muchas investigaciones que prueban que las personas casadas y estables suelen ser más saludables, más felices, tienen más sexo e incluso acumulan más riqueza que las personas solteras. Lamentablemente, quienes no hacen lugar para el amor y el matrimonio, a menudo terminan a los 30 años o más tarde solos y llenos de arrepentimientos”.

Cerrar nuestros corazones al matrimonio perjudica a la sociedad en general, pero ha sido especialmente dañino para los más vulnerables económica y socialmente, donde las tasas de matrimonio han caído en picada y menos de la mitad de los niños viven con padres casados. Este es el grupo demográfico en el que abundan las “muertes por desesperación”, especialmente entre los hombres sin rumbo.

Afortunadamente, Wilcox señala buenas noticias en el horizonte del matrimonio. En el libro, identifica cuatro grupos que están formando familias sólidas y exitosas:

Los luchadores: individuos seculares y altamente educados que han “corregido el rumbo desde el espíritu individualista de los años 70 y los matrimonios efímeros y sin compromiso” de la generación de sus padres. Un escritor de tendencia progresista comentó: “Mi hermano y yo decidimos, junto con muchos otros hijos adultos de madres que abandonaron a sus familias, que pondríamos a nuestras familias en primer lugar y a nosotros en segundo.” El riesgo de divorcio entre las parejas con educación universitaria ha disminuido un 25 % desde los años 70.

Wilcox señala la ironía de que muchas élites culturales de este sector adinerado y educado “predican la izquierda mientras viven la derecha”, criticando el matrimonio tradicional en público mientras en privado llevan vidas matrimoniales estables y tradicionales con hijos. Por ejemplo, el 20% de la población con mayores ingresos se alinea completamente con los roles de género tradicionales. No hay muchos padres que se queden en casa en este grupo. Además, las encuestas muestran que tanto las mujeres de élite como las mujeres comunes suelen preferir hombres que consideran fuertes y masculinos, ambiciosos y que ven como "buenos proveedores" y "protectores".

Los fieles: religiosos judíos, cristianos, católicos y musulmanes. “Las familias religiosas tienden a levantar barreras alrededor de sus matrimonios, evitando socializar individualmente con personas del sexo opuesto, sin rastrear ni estableciendo conexiones con exnovios, comprendiendo los riesgos de la pornografía y contando con comunidades de fe con las que compartir buenos momentos y ofrecer apoyo en tiempos difíciles”, escribe Wilcox.

Asiático-americanos: para quienes la solidez familiar y el matrimonio siguen siendo sagrados.

Conservadores: políticos y culturales.

Wilcox dice que estos grupos están construyendo matrimonios estables y en gran medida satisfactorios y rechazan los mitos que distorsionan nuestra forma de pensar sobre el amor, el matrimonio y la vida familiar.

Get Married es una lectura fascinante, lleno de citas de personas casadas y solteras que comparten sus perspectivas, sus luchas, arrepentimientos y satisfacciones. El libro está repleto de pruebas contundentes que demuestran los beneficios físicos, emocionales, sociales y financieros del matrimonio, tanto para la pareja como para sus hijos. Wilcox reconoce que no todos pueden o deben casarse, y que las parejas deben separarse en casos de abuso de drogas, violencia doméstica y patrones de infidelidad.

Nosotros antes que yo

Wilcox propone su receta de los cinco pilares del matrimonio estable y feliz, los cuales se alinean con los valores judíos:

  1. Comunión – Poner el "nosotros" antes que el "yo". Esta actitud aleja al matrimonio del enfoque individualista y de intercambio que lleva a la ruina a tantos matrimonios hoy en día.
  2. Hijos – priorizar su bienestar como el objetivo principal y el foco de la pareja. Los niños criados por padres casados tienen muchas más probabilidades de prosperar académica, social y emocionalmente. Por el contrario, las posibilidades de enfrentar dificultades, incluyendo depresión, delincuencia y abandono escolar, aumentan significativamente si sus padres no se casan o no permanecen casados.
  3. Compromiso – mantener el divorcio fuera de consideración, excepto en casos de abuso de drogas, violencia física o infidelidad persistente. Las parejas que adoptan las normas clásicas de fidelidad tienen aproximadamente cinco veces más probabilidades de ser muy felices en su matrimonio que aquellas que no afirman este valor: “El mensaje es: ‘Siempre estaré aquí para ti. Puedes contar conmigo, mi amor no será arrebatado’”.
  4. Dinero – Compartir bienes compartidos, pero no mantener cuentas bancarias separadas.
  5. Comunidad – Rodearse de personas con valores similares. Estoe s especialmente fácil en comunidades religiosas.

Wilcox se siente complacido al ver un aumento en la estabilidad familiar, reflejando no sólo la clase social, sino también la cultura: religión, etnia e incluso ideología. Él siente que la cultura ha superado la actitud del "pico woke" y ve más estudiantes universitarios ahora que hace diez años que parecen interesados en el matrimonio y la familia. Aunque son “más conscientes e intencionales acerca de las citas y su futuro personal, siguen siendo una minoría entre los estudiantes”.

Haz clic aquí para comentar sobre este artículo
guest
0 Comments
Más reciente
Más antiguo Más votado
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.