La Sucá
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3 ideas importantes para nuestro tiempo.
La gente está exhausta, fatigada. Los niños vuelven a la escuela y luego las cierran otra vez porque nuevamente aumentan los casos de COVID-19. Las tensiones dentro de los matrimonios y las familias están en aumento. Muchos se sienten aislados, solos y tristes. La preocupación por los trabajos y la inestabilidad financiera provocan noches de insomnio. ¿Qué nos depara el futuro?
Es hora de que construyamos nuestra “sucá de paz”. Debajo de las estrellas se nos ha otorgado el regalo de la serenidad. La festividad de Sucot llega justo cuando nos sentimos agotados y nos llena de energía renovadora. Sólo debemos detenernos y escuchar los susurros.
Aquí hay tres mensajes importantes que nos trae Sucot:
Vivimos en nuestra sucá durante siete días. Dejamos nuestros hogares y todo lo que hay dentro. La mesa del comedor, los espejos y la iluminación, la comodidad de nuestro sofá y nos sentamos en una cabaña temporal, una sucá.
¿Por qué una sucá?
Cuando el pueblo judío fue sacado de Egipto, Dios les proporcionó “sucot” o casetas de refugio. Sus nubes de gloria protegerían al pueblo judío en el duro desierto.
¿Por qué Dios no le daría a su nación una vivienda más permanente?
Esa generación que salió de Egipto era débil en fe. Dios quería que su pueblo supiera para siempre que la fuerza y la seguridad no provienen de una hermosa casa o de un automóvil lujoso. No se trata de nuestras posesiones, nuestros negocios, nuestras cuentas bancarias o trabajos. Se trata de fe.
“¡Ven!”, dice Dios. “Deja todos tus miedos atrás. Te protegeré bajo Mis alas. Encontrarás tu fe, descubrirás la serenidad. Nuestra conexión perdurará para siempre. El conocimiento de que nunca estarás solo es más importante que cualquier otra cosa. Encuentra tu refugio de fe”.
Reflexionar sobre nuestra sucá nos ayuda a abrir los ojos y a entender la definición de verdadera confianza en Dios. Sucot nos obliga a pensar: “¿Qué importa realmente en la vida? ¿Qué me sostiene? Todo lo que es importante está aquí conmigo. Todo lo demás es temporal. El refugio de lo Divino es el único refugio que permanece para siempre”.
En estos últimos meses hemos aprendido lo poco que realmente sabemos. Hemos visto cuántas cosas están fuera de nuestro control. Un virus prácticamente invisible, un germen minúsculo, ha puesto al mundo de rodillas.
Nuestra sucá nos recuerda que hubo un tiempo en que nuestro pueblo también se sintió totalmente impotente, cuando deambularon por el desierto. Y así como Dios los sostuvo y los alimentó, tanto física como espiritualmente, así también nosotros encontraremos nuestro sustento. Dios nunca abandonará a su pueblo. Por muy difícil que parezca la vida, recuerda siempre esta enseñanza. Hemos atravesado un viaje increíble, hemos sido exiliados y dispersados por los cuatro rincones del mundo. Dados por muertos. ¡Y, sin embargo, aquí estamos! Sentados en nuestras sucot así como lo hicieron nuestros antepasados en el desierto. El legado sigue vivo. Somos un milagro.
Renueva tu fuerza y coraje. Inspírate. Enciende la chispa que se encuentra dentro de tu alma.
Si no sabemos de dónde venimos, no sabemos hacia dónde vamos. No tenemos ni idea del poder que hay en nuestro interior.
¿Cuáles son mis fortalezas ocultas? ¿Cuál es mi potencial?
Así como tenemos genes físicos, así también poseemos genes espirituales. Nuestros patriarcas y matriarcas que caminaron antes que nosotros allanaron el camino. Ellos sufrieron dolores de parto, superaron obstáculos, fueron puestos a prueba una y otra vez, todo para que nosotros, sus hijos, encontremos la resiliencia para atravesar nuestros propios momentos de dificultad.
El Zohar escribe que cuando los judíos dejan sus hogares y entran en sus sucot, ameritan recibir la visita de la presencia Divina junto con siete invitados. Siete pastores descienden de los cielos y vienen como nuestros invitados 'ushpizin'.
Los siete ushpizin exaltados son Abraham, Itzjak, Yaakov, Iosef, Moshé, Aarón y David.
Es costumbre al ingresar a la sucá invitarlos a unirse a nosotros con una oración especial.
Cuando nos sentemos en nuestra sucá y nos sintamos abrumados por lo que está sucediendo en nuestras vidas, conectémonos con el poder de nuestras raíces. Nuestros invitados espirituales pasaron por desafíos increíbles. Sufrieron muchísimo. Abraham, Itzjak y Yaakov se mantuvieron firmes aferrándose a su fe mientras el mundo entero se oponía a ellos. Iosef fue vendido como esclavo, encarcelado y deshonrado. Yaakov pensó que nunca volvería a ver a su hijo. El dolor fue insuperable. Moshé y Aarón lidiaron con el dolor de la esclavitud, guiaron al pueblo a través del desierto durante cuarenta años, pero trágicamente nunca llegaron a entrar en su amada tierra de Israel. David fue objeto de rebelión, vergüenza y su propio hijo se rebeló contra él y lo echó de su palacio real. Nunca llegó a construir el Templo de Jerusalem, que había sido su sueño de toda la vida.
Y aún así.
Estos pastores fieles sólo buscaban traer bondad y verdad al mundo. Nunca perdieron su fidelidad, su compasión, su deseo de hacer de este mundo un lugar mejor.
Dios dice: “Ustedes, hijos míos, son pastores, y están aquí en este mundo para cuidarlo con amor. Por lo tanto, es bueno que los fieles pastores de la antigüedad habiten en el “refugio de la fe” junto con ustedes, sus fieles descendientes”.
Nos sentimos empoderados sabiendo que descendemos de una línea de grandeza, que tenemos el potencial de superar obstáculos tal como lo hicieron nuestros antepasados. Trae bendiciones al mundo. Invita a los ushpizin a entrar.
En la mañana del primer día de Sucot (cuando no es Shabat), nos levantamos temprano y recitamos las bendiciones sobre las cuatro especies. (La bendición shehejeianu solo se recita el primer día, la bendición restante se recita los otros días). Las cuatro especies que se toman son: el hermoso fruto, el etrog; la hoja de palma, el lulav; las ramas de mirto, hadasim; y las ramas de sauce, aravot. Las cuatro especies juntas son sólo una mitzvá. Si falta una de las especies, la mitzvá no se cumple.
Cada especie representa un tipo diferente de judío. Dios dice que debemos mantener las cuatro especies juntas como una. Cada tipo diferente de judío es necesario.
Quien cumple esta mitzvá trae paz y armonía para sí mismo y para el mundo entero.
En estos días, necesitamos la unidad más que nunca. Deja de juzgar. Empieza a amar. Llama a alguien que conozcas que esté solo. Comunícate con otro judío que no sea como tú. Regala una buena palabra, una sonrisa.
Dios nos concede paz cuando hay paz entre nosotros. Toma las cuatro especies y aprovecha el momento. La unidad trae paz. La paz trae fuerza.
Encuentra la verdadera felicidad en tu refugio de fe.
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