El mundo conmemora 80 años de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz

26/01/2025

10 min de lectura

Los soldados aliados que liberaron Auschwitz el 27 de enero de 1945, descubrieron una fábrica de muerte sin precedentes.

Ivan Martynushkin, soldado del 60º Ejército del Primer Frente Ucraniano, uno de los primeros soldados aliados en llegar a Auschwitz el 27 de enero de 1945, dijo respecto a lo que esperaba encontrar al entrar por las puertas de Auschwitz: "No sabíamos nada".

"Tal vez sólo los oficiales de más alto rango del Estado Mayor habían oído hablar del campo", declaró. Cuando Martynushkin y sus compañeros entraron en el campo, de inmediato se impresionaron por la inmensidad del terreno y el intenso olor a quemado que flotaba sobre la masiva superficie. No sabían que estaban a punto de ser testigos de horrores inimaginables que nunca olvidarían.

Ivan Martynushkin

Auschwitz, el mayor campo de concentración nazi, fue liberado hace 80 años. Aquí hay una breve descripción de lo que descubrieron las tropas liberadoras.

Una fábrica de muerte

Auschwitz se extendía a lo largo de muchos kilómetros. Constaba de tres campos principales y decenas de subcampos más pequeños. El campo más grande del complejo de Auschwitz era conocido como Birkenau. Más de 1.3 millones de personas fueron enviadas a Auschwitz; de ellas, alrededor de 1.1 millones fueron asesinadas. Los judíos constituyeron el mayor grupo de víctimas de Auschwitz: más de un millón fueron enviados a Auschwitz entre 1940 y 1945. Allí murieron 960.000 judíos. Unos 150.000 polacos no judíos también fueron enviados a Auschwitz (de los cuales aproximadamente la mitad murieron). 23.000 gitanos fueron enviados a Auschwitz; sólo sobrevivieron 2.000. Y también unos 15.000 prisioneros de guerra soviéticos fueron enviados y asesinados en Auschwitz.

Al llegar a Auschwitz, los prisioneros pasaban por una "selección" sádica y espantosa. La mayoría eran enviados directamente a las cámaras de gas. Auschwitz llegó a tener cinco cámaras de gas y crematorios. Miles de personas eran hacinadas en las cámaras de gas y asesinadas con gas venenoso que introducían en las salas. Después, sus cuerpos eran quemados en crematorios que arrojaban un espeso humo negro día y noche.

La entrada a Auschwitz: "El trabajo libera"

Los prisioneros que no eran seleccionados para ser asesinados de inmediato enfrentaban horrores inimaginables. Muchos fueron enviados a la "barraca10", un centro médico donde fueron víctimas de grotescos experimentos médicos llevados a cabo por el infame capitán de las SS Josef Mengele y otros. A otros los mantuvieron con vida para que realizaran un agotador trabajo de esclavos. Con raciones de hambre y sin equipo de seguridad, el trabajo esclavo era una sentencia de muerte para casi todos los que se salvaban de las cámaras de gas. Existían decenas de subcampos dentro del complejo de Auschwitz, que proporcionaban mano de obra esclava a granjas y empresas alemanas, incluidas empresas alemanas famosas como I.G. Farben y Siemens, que tenían fábricas dentro del campo.

Auschwitz, fundado en 1940 en la tranquila ciudad polaca de Oswiecim, para enero de 1945 era un enorme campo lleno de decenas de miles de prisioneros y miles de guardias. Cuando fue evidente que los soldados aliados se acercaban, los depravados dirigentes de Auschwitz se apresuraron a encubrir sus crímenes.

La marcha de la muerte

Empezaron matando a miles de prisioneros para encubrir los horribles crímenes de Auschwitz. El 17 de enero decidieron empezar a enviar a unos 60.000 prisioneros (casi todos judíos) fuera del campo. Era pleno invierno y en la campiña polaca hacía un frío glacial. Los hambrientos prisioneros sólo vestían uniformes de prisión raídos y delgados; no estaban en absoluto preparados para caminar en temperaturas bajo cero.

Auschwitz 1: la chimenea de la primera cámara de gas, Copyright Unesco

No obstante, los comandantes de Auschwitz obligaron a los prisioneros a una marcha de la muerte a través de los bosques nevados y la campiña helada hasta las ciudades de Gliwice, a 50 kilómetros, o Wodzislaw, a 56 kilómetros. Todos los que se quedaban atrás eran fusilados. Se calcula que unos 15.000 judíos murieron en estas "marchas de la muerte". Las carreteras se llenaron de cadáveres. Una vez en Gliwice y Wodzisław, los prisioneros fueron obligados a subir a vagones de ganado y enviados a campos en Alemania o Austria. En los vagones no les dieron comida, agua ni ropa de abrigo. Miles más murieron en el camino.

Zofia Stepien-Bator era miembro de la resistencia polaca. Ella fue capturada, encarcelada y obligada a salir en la marcha de la muerte en los días previos a la liberación de Auschwitz. Posteriormente, Zofia describió lo que tuvo que soportar:

Una carretera blanca, y los grandes muros negros del bosque a ambos lados... Podíamos oír el chirrido de la nieve y la respiración agitada de los prisioneros cansados... Los disparos desgarraban el silencio nocturno y las mujeres constantemente caían en la zanja para su descanso eterno.

En un momento alguien se cayó delante de mí. La ayudé a levantarse. Era una niña pequeña, totalmente agotada y tan sola como yo. Daba unos pocos pasos y tropezaba... Respiraba con dificultad y lloriqueaba como un bebé... Mientras caminaba a su lado y la apoyaba, descubrí que no tenía a nadie en el mundo. Era una niña judía de los alrededores de Radom. Sus padres habían sido asesinados y ella no tenía a nadie ni ningún lugar al que volver...

Le dije que volvería conmigo a mi casa y que no la abandonaría. Le rogué que tuviera fuerzas, que aguantara hasta el amanecer, porque por la mañana saldría el sol y eso facilitaría las cosas. Ella se calmó, siguió andando un rato con paso regular y luego volvió a caerse. La levanté. Ahora tenía que arrastrarla...

Nadie me ayudó. A nuestro lado pasaban prisioneros que apenas podían mantenerse de pie. Había perdido mis fuerzas, estaba sudada por el esfuerzo, pero ya había pasado el punto en el que podría haberla dejado. Así fue que nos encontramos al final de la columna. Cuando ella cayó por última vez y yo ya no tenía fuerzas para levantarla, pedí ayuda y la mano de alguien me agarró y me tiró hacia adelante. Estaba muy cansada y no me daba cuenta de que no iba a salvar a aquella muchacha y que yo mismo podía morir con ella. Una de las prisioneras, una desconocida, entendió la situación, me agarró del brazo y me arrastró con ella. Un momento después, se oyó un disparo. Era mi pobre protegida, a la que había prometido no abandonar. Había dejado de sufrir... El eco de aquel disparo aún resuena en mi memoria...

La destrucción de la evidencia

A medida que las tropas soviéticas se acercaban a Auschwitz, los comandantes del campo comenzaron a destruir los registros escritos y otras pruebas del campo. Enviaron muchas de las pertenencias de los prisioneros a depósitos dentro de Alemania y quemaron los registros de los prisioneros que habían sido asesinados en el campo, así como algunas de las pertenencias personales que habían saqueado a los prisioneros y almacenado en vastos depósitos del campo.

Auschwitz, P. Sawicki

También empezaron a desenterrar las cenizas de más de un millón de personas que habían muerto en Auschwitz e intentaron deshacerse de ellas, principalmente arrojándolas en los cercanos ríos Vístula y Sola. Los comandantes de las SS desconectaron los equipos de dos de los crematorios y planearon enviarlos a Alemania. Planearon hacer estallar los cinco crematorios restantes antes de que llegaran los Aliados. Cuando Auschwitz fue liberado, sólo quedaba un crematorio en funcionamiento.

Zalmen Gradowski era un prisionero judío que fue obligado a trabajar en los crematorios de Auschwitz. Él escribió registros de los intentos de los nazis de encubrir sus crímenes. Enterró su diario y después de la guerra lo encontraron cerca de uno de los crematorios:

Últimamente empezaron a limpiar los rastros, y donde había muchas cenizas ordenaron molerlas bien, llevarlas al Vístula (río) y soltarlas sobre la corriente. Hemos desenterrado muchas fosas, pero aún quedan dos fosas comunes abiertas en los terrenos del segundo y tercer crematorio. Varias fosas están todavía llenas de cenizas... Una enorme cantidad de cenizas de cientos de miles de judíos, rusos y polacos está esparcida y arada en los terrenos de los crematorios...

La liberación de Auschwitz

Para fines de enero, la mayoría de los prisioneros y guardias de Auschwitz ya se habían marchado. Sólo quedaban unos 9.000 prisioneros extremadamente enfermos. En los últimos días del campo, el orden se rompió y los prisioneros que aún podían caminar hicieron todo lo posible por cuidar de sus compañeros que estaban demasiado enfermos para levantarse de la cama. Los guardias recibieron la orden de matar a todos los prisioneros que quedaban: asesinaron a unos 700, pero para entonces demasiados nazis estaban más interesados en escapar que en cumplir sus órdenes asesinas.

Aun así, los guardias nazis que quedaban se resistieron. Más de 200 soldados soviéticos murieron liberando Birkenau, el campo más grande del complejo de Auschwitz. Cuando las tropas soviéticas entraron finalmente a las 3 de la tarde del 27 de enero de 1945, no pudieron creer lo que veían sus ojos. Cientos de prisioneros yacían muertos sobre la tierra, fusilados por los guardias nazis en las últimas horas de funcionamiento del campo. Miles de prisioneros escuálidos yacían en los barracones del campo, al borde de la muerte y demasiado enfermos para moverse.

Zapatos en Auschwitz

Una enorme pila de 44.000 pares de zapatos (sacados de los prisioneros) llenaban un depósito, junto con otros miles de pertenencias que fueron confiscadas a los prisioneros. Había más de 800.000 vestidos de mujer. Cientos de prótesis amontonadas. Miles de maletas, obras de arte, objetos rituales judíos y otros efectos personales yacían catalogados en los almacenes de Auschwitz, símbolo de la magnitud de los crímenes que allí se habían cometido. Los soldados soviéticos encontraron 40 kilos de gafas. 12.000 ollas y sartenes. Casi 8 toneladas de pelo humano. La depravación de los nazis, que catalogaban obsesivamente las posesiones materiales de aquellos a los que habían asesinado, conmocionó a las tropas liberadoras.

"Son libres"

El coronel Georgii Elisavetskii, un oficial soviético judío, fue uno de los primeros soldados soviéticos en entrar en Auschwitz. Posteriormente describió lo que encontró:

Cuando entré en la barraca, vi esqueletos vivientes tumbados en las literas de tres pisos. Como en medio de una niebla, escuché a mis soldados decir: "¡Son libres, camaradas!". Intuí que no entendían y empecé a hablarles en ruso, polaco, alemán, dialectos ucranianos. Desabroché mi chaqueta de cuero, les mostré mis medallas... Luego hablé en ídish. Su reacción es imprevisible. Piensan que los estoy provocando. Empiezan a esconderse. Sólo cuando les digo: 'No teman, soy coronel del ejército soviético y soy judío. Hemos venido a liberarlos'... Finalmente, como si la barrera se hubiera derrumbado... corrieron hacia nosotros gritando, cayeron de rodillas, besaron las solapas de nuestros abrigos y nos rodearon las piernas con los brazos. No podíamos movernos, permanecimos inmóviles mientras lágrimas inesperadas corrían por nuestras mejillas. ("The Liberation of the Camps: The End of the Holocaust and Its Aftermath", por Dan Stone: 2015).

Alexander Vorontsov era un operador de cine del ejército soviético que filmó la liberación de Auschwitz. Él nunca olvidó el horror que grabó:

Ante nuestros ojos se alzaba un espectáculo espantoso: un gran número de barracones... En muchos de ellos yacía gente en literas. Eran esqueletos vestidos de piel, con miradas vacías. Por supuesto hablamos con ellos. Sin embargo, eran conversaciones breves, porque estas personas que quedaban vivas estaban totalmente desprovistas de fuerzas... Sufrían de inanición, estaban exhaustas y enfermas...

Se podría decir que había pirámides en los terrenos del campo. Algunas estaban formadas por ropa acumulada, otras por ollas y otras por mandíbulas humanas. Creo que ni siquiera los comandantes de nuestro ejército tenían idea de las dimensiones del crimen cometido en este, el mayor de los campos. El recuerdo me ha acompañado toda la vida. Todo esto fue lo más conmovedor y lo más terrible que vi y filmé durante la guerra. El tiempo no ha suavizado estos recuerdos. No logró sacar de mi mente todas las cosas horribles que vi y filmé...

Asistencia médica

Los soldados soviéticos muy pronto instalaron dos hospitales de campaña en los vastos terrenos de Auschwitz. La Cruz Roja polaca estableció un tercer hospital en febrero. Más de 4.500 prisioneros (la gran mayoría judíos), incluyendo más de 400 niños, recibieron tratamiento para salvarles la vida. En los primeros días tras la liberación, cientos de prisioneros enfermos perecieron tras ingerir alimentos. Los médicos entendieron que tras una inanición tan prolongada, era necesario reintroducir gradualmente la comida en los pacientes. Comenzaron a darles una sola cucharada de comida por cada comida, incrementando gradualmente a varias cucharadas.

El interior de la cámara de gas en el campo principal de Auschwitz

Maria Rogoz era una voluntaria polaca de la Cruz Roja que trabajó en el hospital de Auschwitz en febrero de 1945. Ella recordó que sus pacientes estaban demasiado enfermos para comer y que muchos morían en cada turno:

La imagen de las habitaciones llenas de pacientes me causó una impresión espantosa... cuando entré allí por primera vez. Había unos doscientos ex prisioneros en el edificio... Había mujeres en la planta baja y hombres en el piso de arriba... Estaban tumbados en literas de varios pisos, cubiertos con mantas... que venían de los... depósitos del campo. Estas mantas, como los colchones de paja, estaban muy sucias de excrementos. En las habitaciones reinaba un olor espeso y desagradable. Las estufas de hierro ayudaban a calentar las habitaciones. De inmediato entré de guardia en una habitación en la que había ochenta mujeres. Once mujeres murieron durante el primer turno de noche en esa habitación.

Salir de Auschwitz

Casi todos los prisioneros que sobrevivieron de Auschwitz abandonaron el campo en cuatro meses. La mayoría fueron a campos de refugiados en Europa Occidental, donde esperaron recibir visas para llegar a nuevos países donde pudieran empezar a reconstruir sus vidas destrozadas. Algunos prisioneros abandonaron el campo por su cuenta apenas pudieron; otros fueron llevados a campos de refugiados en transportes organizados.

Según un informe del 2024, casi la mitad de los sobrevivientes del Holocausto viven en Israel. El 16% vive en los Estados Unidos, el 17,5% en Europa Occidental y el 11,8% en la ex Unión Soviética.

Olvidar Auschwitz

Al conmemorar 80 años de la liberación de Auschwitz, nunca ha sido tan importante conocer y reconocer lo que allí ocurrió. Un estudio realizado en el 2020 reveló que el 56% de los estadounidenses de la generación del milenio y de la generación Z no son capaces de identificar qué es Auschwitz. (Solo el 1% fue capaz de identificar otros campos de concentración como Buchenwald y Treblinka). El 63% de la generación del milenio y de la Generación Z estadounidense desconocen que 6 millones de judíos fueron asesinados en el Holocausto. El 11% de los encuestados (los Milenial y de la Generación Z) creen que los judíos causaron el Holocausto.

De cada uno de nosotros depende invertir esta marea de ignorancia. Aprovechemos este 80 aniversario de la liberación de Auschwitz para educar a los que nos rodean sobre Auschwitz y el Holocausto en general. Comparte este artículo y otros artículos informativos. La depravación y la tragedia de Auschwitz, y la nobleza de quienes lo liberaron, no deben olvidarse nunca.

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Marcelo Handel
Marcelo Handel
14 días hace

Estimados, yo soy Psicologo clínico,Magister realice mi tesis de maestria sobre la Shoa desde una lectura Psicoanalitica .
el titulo es : “El silenciamiento del trauma. Procesos psíquicos operados en sobrevivientes del holocausto” si les interesa con mucho gusto lo podemos compartir .
Saludos cordiales

Tabita
Tabita
15 días hace

!!Prohibido Olvidar!!

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