El príncipe de la Torá: La vida de Rav Jaim Kanievsky

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Todo Israel guarda luto por el fallecimiento del más grande sabio de Torá de nuestra generación.

Imagina descubrir a una edad temprana una pasión para algo en lo que tienes muchas habilidades y un talento natural. Agrega a eso la ventaja de crecer rodeado por los gigantes del campo que elegiste, quienes dirigen y supervisan de cerca tu progreso. Durante décadas, miles de personas llegan a tu hogar buscando un consejo sabio, y tú produces decenas de volúmenes eruditos, a todo lo ancho y lo profundo del campo que elegiste.

Agrega a eso una mente completamente focalizada y una devoción férrea al objetivo, día tras día, año tras año… durante 94 años.

Esa fue la vida de Rav Jaim Kanievsky, el indisputado príncipe de la Torá, Sar HaTorá, quien hoy fue enterrado en la ciudad de Benei Brak, a donde llegaron cientos de miles de personas a presentar sus últimos respetos.

Rav Jaim estudiando en su hogar en Benei Brak

Los primeros años

Shmariahu Iosef Jaim Kanievsky nació en 1928 en Pinsk, hoy Bielorrusia. Su padre, Rav Iaakov Israel Kanievsky, era el reverenciado Gaón Steipler. Cuando Jaim tenía 6 años, la familia Kanievsky llegó a vivir a Israel. En el viaje por el mar, Jaim estuvo sentado al lado de su padre día tras día, absorto en el estudio de la Torá. Cuando se acercaban a la Tierra Santa, estaban por completar el estudio de Éxodo, pero de repente su padre besó el libro, lo cerró y le dijo: "Esperemos hasta que lleguemos, para poder celebrarlo en la Tierra Santa".

Esto le brindó al pequeño Jaim no sólo aprecio por el valor del estudio de la Torá, sino también amor por la tierra de Israel. Desde entonces, nunca salió de las fronteras de Israel, y se convirtió en un defensor perpetuo de la aliá, alentando a todos a vivir en Israel.

Rav Jaim nunca salió de las fronteras de Israel y se convirtió en un defensor perpetuo de la aliá, alentando a todos a vivir en Israel.

El hogar de la infancia de Rav Jaim era el centro de Torá del mundo, a donde llegaban personas de todos los rincones del mundo para conversar con algunos de los más grandes rabinos del siglo XX. Además de su venerado padre, el tío de Rav Jaim era Rav Abraham Ieshaiahu Kareliz (el Jazón Ish), el principal líder de Torá durante los críticos años de la independencia de Israel. El Jazón Ish, quien no tuvo hijos, brindó a Rav Jaim su constante supervisión y su atención individual, alentándolo a crecer en el arte de la erudición de Torá.

Rav Jaim, un niño prodigio con una memoria fotográfica, elucidó complejas enseñanzas talmúdicas a edad muy temprana. De pequeño estudió en la Ieshivá Tiferet Tzion en Benei Brak, y durante los recreos se divertía no jugando con una pelota ni con un juego de mesa, sino contando la cantidad de veces que diversos sabios son mencionados en el Talmud. Para su bar mitzvá, completó el Talmud de Babilonia (el Shas), un logro que muchos no alcanzan en toda una vida.

En la Guerra de la Independencia en 1948, cuando nos atacaron cinco ejércitos árabes, se declaró un estado de emergencia y todos los ciudadanos israelíes fueron movilizados dentro del ejército, sin excepciones. En ese momento Rav Jaim era un estudiante de 20 años en la Ieshivá Lomza de Petaj Tikva. En una ocasión, un camión llegó a la ieshivá y transfirió a todos los estudiantes al sitio de artillería que luchaba cerca de Tel Aviv. A Rav Jaim le ordenaron escalar una gran montaña. Uy debido a la falta de armamento, le dieron un palo y dos piedras para defenderse de potenciales atacantes. Rav Jaim tomó un gran volumen del Talmud, subió a la montaña y, de forma clásica, logró estudiar Torá todo el tiempo hasta que terminó el enfrentamiento.

Rav Jaim se casó con Batsheva, la hija del principal posek del judaísmo, Rav Iosef Shalom Eliashiv (y nieta de Rav Arié Levin, el amado tzadik de Jerusalem). El ilustre linaje de Rav Jaim no tiene equivalentes, pero sólo eso no es suficiente para asegurar que alguien tenga éxito. Metafóricamente, "nueve ceros no es mil millones", a menos que antes de ellos haya un número. Así también Rav Jaim estaba rodeado por los más grandes líderes de Torá, pero lo que él agregó al comienzo fue lo que marcó toda la cuenta.

Aish HaTorá tuvo el honor de recibir a Rav Jaim para las plegarias de la tarde y para un encuentro con el Rosh Ieshivá, Rav Itzjak Berkovits.

El estudio de la Torá

Rav Jaim fue un ciudadano privado, no dirigió ninguna sinagoga ni ieshivá, y no tuvo ningún puesto oficial como educador o rabino. Durante años, él ocupó un asiento como tantos otros en el Kolel Jazón Ish, investigando sin interrupciones escritos profundos. Una vez, cuando era un hombre joven, consideró la posibilidad de aceptar un puesto remunerado, pero su padre le dijo: "Tu contribución es sentarte y estudiar. Punto". Con compromiso y diligencia, Rav Jaim nunca se alejó de ese consejo, convirtiéndose en el paradigma del estudio ininterrumpido de Torá de esta generación.

Dentro de la humilde casa de Rav Jaim en la calle Rashbam, cada habitación y corredor estaba cubierto de estantes con libros, repletos con miles de libros de Torá. En Shabat, Rav Jaim jugaba un juego con sus hijos. Uno de ellos nombraba el título de un libro, y Rab Jaim entretenía a los niños diciéndoles de inmediato dónde se encontraba ese libro en medio de los cientos de volúmenes que cubrían todas las paredes de la casa.

Rav Jaim mantuvo un cronograma sumamente activo. Se levantaba a las 2 de la mañana para comenzar con un riguroso día de 20 horas de estudio de todo el cuerpo bíblico y rabínico, incluyendo el Tanaj, la Mishná, el Talmud de Babilonia y de Jerusalem, Midrashim, el Zóhar, y las principales obras de ley judía; Mishné Torá de Maimónides, Tur, Shulján Aruj, y Mishná Brurá.

Rav Jaim trabajaba duro de día y de noche, y decía que la energía mental gastada en el estudio de la Torá exige físicamente más que cavar zanjas o colocar ladrillos. Pocas personas logran estudiar tantas obras intrincadas en una vida. Rav Jaim completó todos los libros, cada año.

Una vez, cuando una visita adinerada ofreció comprarles una casa más amplia, ellos se negaron y explicaron que eso alentaba a las personas a ver que las dificultades económicas no impiden dedicarse con devoción al estudio de la Torá.

Los Kanievsky tenían un pequeño departamento, y los niños más pequeños dormían en una habitación repleta de camas. Una vez, cuando un visitante adinerado ofreció comprarles una casa más amplia, ellos se negaron y explicaron que así alentaban a la gente a ver que las dificultades económicas no impiden dedicarse con devoción a la Torá.

Rav Jaim estudiaba antes del alba con un compañero de estudio y querían poder despertarse y poder estudiar de inmediato. A pesar de que en la casa las condiciones ya eran bastante apretadas, encontraron un lugar para que su compañero de estudio pudiera dormir en el departamento de los Kanievsky de forma regular.

Rav Jaim publicó decenas de volúmenes que son clásicos modernos, incluyendo Derej Emuná, Derej Jojmá, Shoné Halajot y Taama Dekrá. Con una profundidad de conocimientos sin paralelos, Rav Jaim estaba singularmente calificado en temas confusos de la ley judía, como por ejemplo lod ciclos lunares, las leyes agrícolas en Israel y un comentario pionero sobre el Talmud de Jerusalem.

Además, Rav Jaim escribió decenas de miles de respuestas rabínicas sobre prácticamente todos los aspectos concebibles de la Torá. Cada semana se encerraba en una habitación con una cantidad de cartas y pacientemente respondía a cada una. Debido al volumen exagerado de cartas y para maximizar su tiempo, las respuestas de Rav Jaim eran especialmente breves, típicamente una sola línea, y a menudo se limitaban a una palabra en letras microscópicas, agregando ocasionalmente una referencia a los códigos judíos.

Rav Jaim creó un arte de la brevedad. Al brindar palabras de aliento, para ahorrar segundos preciosos, inventó la palabra "bu-ha", una sigla de "Brajá uhatzlajá", "bendiciones y éxitos ".

Rav Jaim recibe a un niño el día que le cortan por primera vez el cabello.

El siervo del pueblo

Siendo el sabio más erudito del mundo, Rav Jaim tenía una perspectiva sobre casi todo posible dilema, personal, comunitario o global. A pesar de su renuencia a asumir un puesto de liderazgo público, decenas de miles de personas de todo el mundo (políticos, empresarios, educadores y dignatarios extranjeros), acudieron en masa a la humilde casa de Rav Jaim en la calle Rashbam.

Cada día, en los momentos fijados, la escalera que llegaba al hogar de Rav Jaim se llenaba de visitantes que esperaban entrar a su casa. Miles entraron a su habitación a pedir bendiciones, inspiración y el sabio consejo de este humilde ser humano que contaba con inspiración Divina. Los niños pequeños que celebraban sus tres años recibían un trato especial el día de su upsherin (primer corte de cabello), porque Rav Jaim reconocía que no era lógico pedirles a los niños pequeños que esperaran su turno.

Durante la mayor parte de la vida de Rav Jaim, él dejó las decisiones sobre temas comunitarios en manos de otras personas. Hace algunos años, cuando fui a consultar con Rav Jaim respecto a un proyecto de interés comunitario, él escuchó mi pregunta y luego, de la forma característica, me envió a consultar son su colega en Benei Brak, Rav Aharón Iehudá Leib Shteinman. A menudo Rav Jaime xpresaba usu enorme gratitud a Rav Steinman por aceptar llevar la carga de la responsabilidad y permitirle continuar con sus estudios de forma ininterrumpida.

Nissim Black, el rapero negro, conversa con Rav Jaim, quien le dio una cálida bendición y declaró: "El color de tu piel es una virtud".

En mi hogar

Rav Jaim era famoso por ser honrado varias veces al día como sandak, sosteniendo al bebé en el brit milá. En 1999, Rav Jaim aceptó una invitación para participar en el brit de mi hijo. A la hora señalada, entró por la puerta de mi casa y, sin decir ni una palabra, desplegó su talit desgastado, heredado de su sagrado padre, el cual usaba en cada brit. Rav Jaim actuó como sandak en nuestra sala de estar, derramando con afecto vino en la boca del bebé, impartiendo su influencia espiritual al bebé y rezando intensamente por su futuro éxito.

Ser sandak se considera un mérito para volverse rico, y alguien una vez le preguntó a Rav Jaim: "Si fue tantas veces sandak, ¿por qué no es rico?". Él respondió que la "riqueza" no se limita al dinero y citó a su padre, quien dijo que la riqueza se logra al publicar comentarios de Torá. Rav Jaim agregó su propia opinión respecto a que los nietos son una fuente de enorme riqueza.

Rav Jaim se coloca su talit en un brit milá, 1999

El cronograma diario de Rav Jaim estaba sumamente estructurado y cumplir con un horario tan riguroso conlleva grandes riesgos, particularmente respecto a la vida privada de la persona. La Rabanit Kanievsky tenía todo el derecho de expresar su oposición a este enfoque "exagerado" en el estudio de la Torá, lo que aparentemente tenía lugar a costas de ella. Pero ella fue su mayor apoyo. Una vez, alguien le hizo a Rav Jaim una oferta generosa, que implicaba que pasara dos minutos sin estar relacionado con el estudio de la Torá o con asuntos comunitarios. Rav Jaim presentó la propuesta a su esposa, y ella rechazó la idea diciendo que dos minutos adicionales de estudio de Torá eran para ella más valiosos que cualquier otra cosa.

De forma adecuada, Rav Jaim falleció en Shushán Purim, el día en que Hamán, descendiente del Amalek bíblico, luchó para aniquilar al pueblo judío. Amalek representa las ideologías antitéticas a la Torá. La mejor arma que tenemos contra eso es el estudio y la práctica de la Torá. Durante 94 años, Rav Jaim cumplió este mandato al máximo.

Mi agradecimiento a "A Gadol in Our Time", historias sobre Rav Jaim Kanievsky.

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