El pueblo judío necesita grandes ideas

3 min de lectura

El próximo Shabat, únete a cientos de miles de judíos en todo el mundo en la lucha contra la apatía y la división.

Energía solar. Aviones eléctricos. Internet. Ideas masivas están dándole forma al mundo.

Y el mundo judío necesita ideas, más grandes y con más rapidez que nunca antes.

Vivimos en tiempos de bendición y abundancia sin precedentes.

Tenemos una soberanía y un fuerte estado en la tierra de Israel. La vasta mayoría de nuestro pueblo vive en democracias libres. La conectividad absoluta nos permite llegar unos a otros casi instantáneamente.

Pero, lentamente, nos rodeamos y dividimos unos de otros con altos muros de ideología, cultura, lenguaje, niveles de observancia y opiniones políticas.

Poco a poco, hemos permitido que la apatía, la ignorancia y la asimilación se inmiscuyan entre nosotros, haciendo que nos alejemos de nuestra eterna identidad y conexión judía.

El mundo judío necesita ideas audaces para enfrentar la apatía y la división.

 

Así como el mundo necesita con desesperación nuevas soluciones energéticas, el mundo judío necesita ideas grandes y audaces para confrontar estos problemas de apatía y división.

Y podemos encontrarlas. Tenemos todos los recursos: intelectuales, sociales, financieros e históricos. Tenemos las herramientas para reconstruir el mundo judío.

Y tenemos la fórmula. Primero debemos recurrir profundamente al mayor regalo que recibió el pueblo judío en su historia, la Torá, que Dios nos dio en el Monte Sinaí hace más de 3.300 años. La Torá contiene los recursos espirituales, intelectuales y emocionales que necesitamos para darle una nueva forma a nuestro mundo.

Segundo, necesitamos pensar con creatividad. Necesitamos descubrir nuevos proyectos que puedan rejuvenecer la vida judía. Reciclar viejas ideas que no funcionaron en el pasado no es forma de construir un futuro mejor. El pensamiento innovador promueve iniciativas que pueden cambiar al pueblo judío. Albert Einstein lo expresó mejor que nadie, cuando dijo que “no podemos resolver nuestros problemas con el mismo razonamiento que utilizamos cuando los creamos”. Necesitamos encontrar formas ingeniosas y atrevidas para inspirar a otros judíos a involucrarse activamente en nuestro eterno legado.

Necesitamos redescubrir la unidad judía para que podamos sentirla en un ambiente de alegría y no sólo cuando nos sentimos acosados por enemigos.

Tercero, nos necesitamos unos a otros. No podemos lograrlo solos.

Para cambiar el mundo, necesitamos un movimiento social. Nos necesitamos unos a otros.

Estos tres elementos son la fórmula para crear un nuevo futuro judío. Necesitamos enraizarnos profundamente en la Torá, pensar con creatividad y recurrir unos a otros.

Y es una fórmula que utilizamos en el Shabbat Project International.

El proyecto comenzó como un experimento para 75.000 judíos de Sudáfrica en 2013 y se convirtió en un fenómeno global, a tal punto que el año pasado hubo judíos involucrados en el Shabbat Project en más de 900 ciudades en 84 países y ocho idiomas diferentes. El Shabbat Project ataca de frente los dos grandes problemas del mundo judío. Nos muestra cómo podría verse un mundo judío ideal, libre de apatía y división.

El proyecto está basado en uno de los pilares más poderosos del judaísmo: Shabat. Shabat nos ha acompañado en nuestra travesía desde el amanecer de nuestro pueblo, pasando por nuestra liberación de la esclavitud en Egipto y hasta la actualidad, a tal punto que el poeta Ahad Haam dijo: “Más que lo que los judíos cuidaron el Shabat, el Shabat cuidó a los judíos”.

Y el Shabbat Project ha atraído una ola de pensamiento creativo y energía de todo el mundo.

El horneado de jalá se volvió algo multitudinario; en lugares donde no había una sinagoga en la cercanía, la improvisaron; las calles se volvieron comedores para miles y la milenaria havdalá rivalizó con conciertos de rock.

Y, quizás lo más importante de todo, lo hicimos juntos.

Miles de socios dedicados dieron un paso adelante para asumir la responsabilidad y convertir el proyecto en una realidad. En grandes reuniones y en encuentros íntimos también. Están los eventos a gran escala del Shabbat Project, como las 10.000 personas que se reunieron en un parque de Buenos Aires para un concierto de havdalá, o las 3.000 de la cena del viernes en Pico Boulevard, Los Ángeles. Pero también hay historias de individuos que se reunieron en las formas más significativas. Individuos como Keli Rae en Fernley, Nevada, que creyó equivocadamente que su familia era la única judía de la ciudad, y a quien su nieta le preguntó: “¿Hay otros judíos en el mundo?”. Keli celebró Shabat con siete familias más después de haberse encontrado en Facebook gracias al proyecto. O Lana Wilder, de Scottsdale, Arizona, casada con alguien de otra religión, que fue al horneado de jalá en 2014 y se sintió tan inspirada que respetó Shabat con su marido desde entonces y ahora él participa en un programa de conversión.

El Shabbat Project es una simple pero gran idea que está cambiando nuestro mundo. Es un llamado a los judíos de todo el mundo para pensar en grande y con ambición respecto a nuestro futuro y a sus tremendas oportunidades. No podemos rendirnos ante las fuerzas de división y apatía que amenazan el futuro mismo de nuestro pueblo. Tenemos todos los recursos que necesitamos para encontrar la solución y, ahora, tenemos la fórmula.

Demos un paso adelante para crear juntos nuestro futuro.


Haz clic aquí para descubrir cómo puedes participar en el próximo Shabbat Project.

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