Medio oriente
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No tiene sentido discutir con aquellos quienes con alegría tergiversan la realidad al servicio de sus profundos prejuicios.
¿No hay un límite para la disposición de las Naciones Unidas a ignorar cada hecho fácilmente verificable y fuente probable de verdad histórica para darle expresión a su obsesivo odio a Israel y el pueblo judío?
La resolución aprobada por la UNESCO la semana pasada reemplaza más de miles de años de historia registrada con una versión de la historia de Jerusalem y el sitio de los Templos sagrados de los judíos que es mucho más histérica que histórica. Usando su mayoría de miembros árabes y siendo apoyada por una camarilla de países listos para vender su conciencia por la buena gracia del mundo musulmán, UNESCO negó la profunda y perdurable conexión entre Jerusalem y el pueblo judío y plantea la absurda tesis de que la santidad de Jerusalem está principalmente vinculada a su herencia Palestina. El Monte del Templo mismo, de acuerdo a la UNESCO, puede ahora solamente ser mencionado bajo su nombre musulmán Al-Haram al-Sharif, árabe para Noble Santuario, un nombre que ignora no solamente su historia sagrada para los judíos sino también su profundo significado para los cristianos.
UNESCO ha sido sobrepasada por revisionistas históricos y antisemitas cuyo obvio odio por los judíos es tan fuerte que se rehúsan a reconocer los hechos y la verdad que está frente a ellos.
La enviado especial de las Naciones Unidas para el Consejo Mundial de Iglesias Cristianas Independientes Laurie Cardoza-Moore dijo, “Esta resolución es peor que la negación del Holocausto, ya que cuestiona la misma existencia del pueblo judío. UNESCO ha sido sobrepasada por revisionistas históricos y antisemitas cuyo obvio odio por los judíos es tan fuerte que se rehúsan a reconocer los hechos y la verdad que está frente a ellos. Al rehusarse a reconocer la conexión histórica y bíblica del pueblo judío con el Monte del Templo, UNESCO ha negado la fundación misma de nuestra fe Judeo-Cristiana”.
El Primer Ministro de Israel Benjamin Netanyahu lo expresó bien cuando respondió al absurdo documento aprobado por la ONU, aceptado por países aparentemente “tolerantes” como Francia, España e Italia, con la analogía de que “decir que Israel no tiene conexión con el Templo y el Muro de los Lamentos es como decir que China no está conectada a la Gran Muralla China y que Egipto no tiene conexión con las pirámides”.
Pero lo que yo pienso que es una lección mucho más importante de aprender de la aprobación de esta resolución es su relevancia para el error de la mentalidad occidental que continua creyendo en el poder de los hechos para moldear la corriente de la realidad política moderna y la fuerza de la razón para moderar al islamismo extremista.
Mahoma nació en el siglo VII. Sin embargo los palestinos no ven ninguna inconsistencia lógica al proclamarse a si mismos como la única fuente de santidad para una ciudad escogida por David como capital de Israel unos mil años antes, designada por el hijo de David, Salomón como sitio para el primer Templo Judío, y reconocido y renovado por sus descendientes cuando regresaron de su exilio en Babilonia cientos de años antes de la era común.
No tiene sentido discutir con aquellos quienes con alegría tergiversan la realidad al servicio de sus profundos prejuicios.
Tan sólo la semana pasada, la misma semana en que fuimos obsequiados con la reescritura de la historia de la UNESCO, fuimos obsequiados con otro increíble ejemplo más de “revisionismo histérico”. La Radio Israel relató que un clérigo iraní afirma la “verdad irrefutable” de que Albert Einstein, el gran científico del siglo XX que desarrolló la Teoría de la Relatividad, era en realidad un musulmán chiíta.
En un video que muestra al ayatolá Mahadavi Kani, identificado como la cabeza de la Asamblea de Expertos en la Republica Islámica de Irán, el ayatolá dice que hay documentos que prueban que el científico judío acogió el Islam Chiíta y que era un ávido seguidor de Ja’far Al-Sadiq, un imam chiíta del siglo VIII. En el video, Kani cita a Einstein como habiendo dicho que cuando él escuchó sobre ascensión del profeta Mahoma, “un proceso que fue más rápido que la velocidad de la luz”, él se dio cuenta que, “este es el mismo movimiento relativo que Einstein había entendido”. El ayatolá agrega: “Einstein dijo, ‘cuando escuché sobre las narrativas del profeta Mahoma y eso del Ahle-Beit [la casa del profeta] me di cuenta que ellos habían entendido estas cosas mucho antes que nosotros’”.
Nuestros esfuerzos les conceden a los puntos de vista bizarros e irracionales una cierta legitimidad que no se merecen, como si nuestra respuesta a los discípulos de la noción de “la tierra es plana” requiriera un respetuoso debate.
Y por supuesto los judíos en realidad no tuvieron nada que ver con la santidad de Jerusalem al igual que el genio Albert Einstein, una verdaderamente deslumbrante teoría de la relatividad.
Todo esto es la razón del porque estoy convencido que estamos perdiendo nuestro tiempo cuando respondemos a estas obvias falsificaciones con respuestas razonadas. Nuestros esfuerzos les conceden a los puntos de vista bizarros e irracionales una cierta legitimidad que no se merecen, como si nuestra respuesta a los discípulos de la noción de “la tierra es plana” requiriera un respetuoso debate.
El documento de la UNESCO es tan extraño en sus conclusiones que debiera simplemente ser catalogado por lo que es sin mayor discusión, otro producto racista y antisemita de una organización tan comprometida al odio irracional por Israel y el pueblo judío que ha perdido cualquier justificación para seguir existiendo.
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