El rezo de Shabat a la mañana – Guía paso a paso

7 min de lectura

Un momento destacado en la semana para la inspiración y reunión comunitaria.

Cuando la gente está unida y comparte una causa común, hay una energía y un poder maravilloso. Es el sentimiento de que se puede lograr lo que sea. Ocurre en la escuela, en los deportes, en todo. Es un sentimiento asombroso, y compartirlo con quienes te rodean – que sienten exactamente lo mismo que tú – es sumamente excitante y nos une más que nada.

Sin embargo, cuando la actividad termina, o se gana el juego, el sentimiento de unidad y hermandad casi desaparece.

Pero con el pueblo judío es diferente, porque lo que nos une es algo tan poderoso y eterno que hace que sintamos una conexión inexplicable con los demás.

El Talmud dice que cuando el pueblo judío se paró al pie del Monte Sinaí, éramos una sola persona con un solo objetivo: recibir la Torá de Dios. Esto demuestra que cuando la gente se une, esa unidad causa que ocurran cosas aún más grandes.

Cuando nos reunimos en el shul (sinagoga) cada semana, estamos declarando que: estos son mis hermanos y hermanas, estos rezos son mi reunión familiar semanal.

Cuando le hablamos a Dios es bueno que estemos todos juntos, que seamos una sola entidad. Al estar dentro de un grupo de judíos, es más fácil alcanzar esa completitud, porque el poder de lo que compartimos es impresionante.

Shul y Rezo

A algunas personas les resulta difícil relacionarse con el concepto de rezar en la sinagoga. Quizás te pasó en el shul que estabas parado mientras todos estaban sentados, o sentado mientras todos estaban de pie. Incluso si estabas en sintonía con los que estaban a tu alrededor, ¿por qué se estaban sentando y parando de esa forma?

La estructura, los movimientos, los rituales… pueden ser bastante confusos. Y en muchas sinagogas, el rezo se ha convertido en una especie de “espectáculo”, en donde hay una audiencia con personas mirando “el show”. También el lenguaje crea una barrera: mucha gente sabe tanto de hebreo como de chino.

Recuerda, vamos al shul para hablar con Dios. Estar con otros judíos, cantar las canciones, escuchar la lectura de la Torá, etc. – todo esto ayuda a que logremos el objetivo de tener una relación activa con nuestro Creador.

La verdad es que puedes hablarle a Dios en cualquier momento. Siempre está ahí, listo para escucharte. Para muchos, el shul es el lugar ideal para hablar con Dios. Para otros no.

Sin embargo, un buen shul debería ayudarte a establecer esta conexión con Dios.

Busca el shul correcto, quizás aún no has encontrado el adecuado para ti. También recuerda que ir al shul es una buena forma de conectarte con la comunidad, lo cual es muy importante para un judío. Y por último, pero no menos importante, tienes que aprender a desarrollar una relación con Dios. Ya sea que estés en un shul o en el patio de tu casa, tómate el tiempo para hablarle a Dios, siempre en un tono audible.

Reconócelo, agradécele por todo lo que te da, y pídele todo lo que deseas.

Y si el pararte, sentarte, el hebreo, y las partes en las que tienes que responder te tienen desanimando, encuentra a alguien o a algún lugar que te enseñe lo básico sobre estar en el shul. A veces es cuestión de un minuto y un nuevo mundo se puede abrir delante de ti.

Guía paso a paso

Puedes investigar en un libro lo que ocurre en el shul, o también puedes reunirte con un rabino por un rato para que te explique.

Pero para tener una idea rápida, aquí hay un itinerario de un rezo típico de Shabat a la mañana (estipulamos el comienzo del rezo a las 8 AM, adaptar al horario de cada shul):

8:00 a 8:30 AM – Bendiciones matutinas y Pesukei Dezimra. Hay bendiciones individuales para agradecerle a Dios por nuestra habilidad para pensar, nuestros pies, nuestra ropa, nuestra vista, nuestra habilidad para sentarnos y caminar, e incluso por nuestro sistema digestivo.

8:30 a 8:45 AMBarju, las bendiciones del Shemá, el Shemá Israel y las bendiciones después del Shemá. El Shemá es la declaración de la fe judía, proclamando la unidad de Dios y nuestra aceptación de los mandamientos de la Torá.

8:45 a 9:00 AM – La Amidá silenciosa, donde reconocemos a Dios como quien protege y salva. Le agradecemos por el regalo de Shabat, y rezamos por la paz mundial. La gente se pone de pie (y tal vez se balanceen un poco), orando introspectivamente. A continuación viene la repetición de la Amidá, en voz alta esta vez, recitada por el que lidera del rezo.

9:00 a 9:45 AM – Se saca la Torá del Arón Hakodesh (arca) y se lee la porción semanal, en voz alta y en hebreo (La Torá está dividida en 54 porciones, y durante el curso del año es leída entera). Se devuelve la Torá al arca y se lee la Haftará, la porción de los profetas.

9:45 a 10:00 AM – Habla el rabino (en algunas comunidades la costumbre es que el rabino habla al final del servicio).

10:00 a 10:15 AMMusaf, la Amidá silenciosa “adicional”, que pone un gran énfasis en la naturaleza única del Shabat. También es repetida en voz alta por el líder.

10:15 AMAleinu, las canciones de cierre y los anuncios del shul.

10:30 AM – Kidush y parte social.

Reflexiones

Crecí sin ir al shul, pero sólo porque mi familia no pertenecía a ninguno. Sabía que existía la sinagoga, y cuando tenía cerca de 10 años tuve deseos de ir a una. No me pregunten por qué…

Después, en la universidad, conocí a una mujer en una de mis clases que venía de un entorno similar, pero que se había vuelto observante. Nos caímos bien y me invitó para Shabat.

Para los rezos fuimos a una minián en el mismo campus universitario. Todo me resultaba raro, no sabía hebreo, y parecía que había todo un protocolo nuevo para aprender. Después de varias visitas, mi amiga me enseñó hebreo, y empecé a aprender qué hacer y qué no hacer durante el rezo.

El shul me empezó a parecer un lugar agradable. Todos estaban juntos, cantaban canciones… Había una maravillosa atmósfera comunitaria, con un poder especial porque todos estaban haciendo lo mismo.

* * *

El Templo al que íbamos en las Altas Fiestas dependía mucho de la música de un órgano y del canto de un coro. Me sentía como en una iglesia. No me molestaba tener que ir, pero no había ningún significado, sólo ruido y ornamentos. Las partes de interacción entre el líder y la congregación eran muy repetitivas.

Creía en Dios, pero no sentía que ese Templo me estuviera acercando a Él.

Cuando crecí un poco más, intenté en una sinagoga más tradicional, pero estaba perdido porque no entendía hebreo. Después descubrí un centro de educación judía que seguía las prácticas tradicionales, pero tenía muchas explicaciones en mi idioma para los “novatos” (la mayoría de los asistentes eran novatos).

Con esto el judaísmo se hizo más accesible para mí. Siempre había tiempo para decir todo a mi ritmo, y el shul inspiró en mí un sentido de pertenencia. Como era pequeño y genuino, no me sentía para nada intimidado, ni por la atmósfera ni por el ritual.

En Rosh HaShaná y Iom Kipur, me di cuenta que rezaba por horas, ¡y me parecía que había pasado sólo un ratito!

Ahora, cada vez que necesito, le hablo a Dios y listo. Le agradezco y le pido que me ayude a entender las cosas. Siento que lo más importante es tener una relación permanente con Dios.

* * *

Después de terminar mi maestría me tomé un tiempo para viajar, y fui a parar a Israel.

Alguien me invitó a almorzar en una de las escuelas rabínicas y, como estaba hambriento, fui. Después empezaron a rezar Minjá, el rezo de la tarde. ¡Oh, no!, esto me recordó mi infancia, cuando me obligaban a ir al Templo a la vuelta de mi casa, me levanté rápido y me fui.

Cuando yo era pequeño, estaba el temido minián para niños. Mi mamá me vestía con un traje y me hacía ir. ¡Ni mi familia iba!

A los 10 años tuve una idea: comencé a vestir mis ropas de gimnasia debajo de mi traje, e iba a jugar básquetbol en el patio de la escuela cercana, siempre atento para ver cuando los rezos terminaban. Después me vestía rápidamente e iba a casa, nadie sabía nada.

Entonces, ¿qué pasó en Israel? Bueno, al día siguiente volví para una clase y salí impresionado. Entonces me quedé y me empezó a gustar estudiar, pero todavía no estaba conectado profundamente con el rezo. Siempre me parecía largo.

Hoy en día me siento mucho más conectado con Shabat y con Dios, sólo por la atmósfera del shul.

* * *

De niño íbamos al shul en familia, y me encantaba – estar con todo el mundo, ver a mi padre rezar todo el día en las Altas Fiestas… Tú sabes, ser judío.

Recuerdo estar sentado allí, pensando en Dios y sintiéndome cerca de Él. Era muy significativo, y lo considero una de las partes más lindas de mi vida.

Hoy es mucho más profundo. Durante la Amidá silenciosa, me tomo el tiempo para rezar en serio. Durante la repetición lloro, porque la voz del jazán me eleva aún más.

Rezar me resulta mucho más real ahora, porque he madurado y estudiado más. Ahora, Dios no sólo está para mí en el shul, sino que es parte de mi vida.

* * *

Como familia íbamos al shul sólo en las Altas Fiestas y para los bar-mitzvot. Pero hubo un tiempo en el que iba solo, porque nuestros maestros de la escuela hebrea nos daban calcomanías si lo hacíamos. Y yo quería esas calcomanías.

Hoy en día encontré un shul mucho más chico, que fue fundado con la premisa de aprender y entender, por lo que buena parte del rezo es explicada, y lo más importante: hizo que mi vida sea mucho más significativa.

Pero, a veces, todavía me cuesta mucho levantarme temprano e ir, supongo que es pura pereza. Cuando voy, me gusta y estoy contento de estar allí. Pienso en los judíos de todo el mundo que están haciendo exactamente lo mismo, y me uno a miles de años de tradición ininterrumpida.

Cuando es un día agradable, adoro la lenta caminata de regreso a casa.

* * *

Para mí, el shul es comunidad, y mi rezo está directamente relacionado con las personas que me rodean. Si me identifico con ellos, mi rezo es mucho más relajado e íntimo.

Me llevó un tiempo encontrar una congregación que fuera “ideal” - que atrae a personas como yo: prácticas, genuinas y abiertas al crecimiento personal a través del judaísmo. Es un lugar pequeño, por lo que todos son amables, pero también es un minián “serio”, nadie habla durante el rezo.

Pienso que es importante que la gente busque diferentes lugares hasta encontrar el que se ajuste mejor a ellos. Es peligroso cuando el primer lugar que pruebas no te sienta. Lo que falla no es el judaísmo, sino el lugar donde estás, ya sea por el diseño del edificio, el rabino, la comunidad… lo que sea.

Adaptado de "Friday Night and Beyond" por Lori Palatnik (Jason Aronson Pub).

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