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En la parashá de esta semana, Iaakov lucha por su supervivencia contra el Ángel de Esav. Iaakov logra superar el ataque, pero el Ángel lo hiere en el muslo. Como resultado de este daño, la Torá nos prohíbe comer el guid hanashé (el nervio ciático) de los animales kasher, que se encuentra en el muslo del animal.
La pregunta obvia que surge es por qué sólo porque el Ángel de Esav logró dañar a Iaakov en la zona del muslo, debe haber una prohibición eterna de comer esa área de un animal. El "Séfer HaJinuj" explica que la razón de esta mitzvá es dar al pueblo judío una alusión de que incluso cuando experimenten muchas dificultades en su exilio en manos de naciones no judías, deben recordar y confiar que nunca serán erradicados. El pueblo judío existirá para siempre, y eventualmente llegará un redentor a rescatarlos de sus opresores. La alusión es que el Ángel de Esav que luchó con Iaakov, deseaba erradicarlo a él y sacar del mundo al pueblo judío. No tuvo éxito, pero logró herirlo al tocar su nervio ciático. De esto aprendemos que esa es la manera en que se desarrollará la historia: las naciones tratarán de destruirnos y nos dañarán de forma significativa, pero nosotros sobreviviremos y eventualmente llegará la salvación tal como ocurrió con Iaakov, como está escrito: "el sol brilló para él" y su herida sanó por completo.
La idea de que el nervio ciático representa nuestros sufrimientos en manos de las naciones también se ve apoyada en los comentarios basados en el Zóhar.(1) Las fuentes rabínicas enseñan que las 365 mitzvot negativas corresponden a los 365 tendones del cuerpo. Además, también corresponden a los 365 días del año. ¿Qué día corresponde a la prohibición de comer el nervio ciático? El Zóhar enseña que este día es precisamente Tishá BeAv, el día en que nuestros enemigos lograron causarnos el máximo daño. Sin embargo, así como Iaakov prevaleció y su herida se curó al final de la batalla, así también estamos seguros de que al Final de los Días sobreviviremos a todos nuestros desafíos y emergeremos completos. Entonces Tishá BeAv se transformará en un día feliz.
La siguiente e interesante historia la contó Rav Isasjar Frand sobre Rav Mattitiahu Salomon.(2) Ella ilustra la idea de que, en definitiva, nosotros sobreviviremos mientras que nuestros enemigos perecerán. Rav Salomon estudió en la famosa Ieshivá de Gateshead, en el norte de Inglaterra, muy cerca de Escocia. Wallsend es un pueblo de Inglaterra a unos 16 kilómetros de Gateshead. El significado de la ciudad y la fuente de su nombre es el hecho de que el emperador romano Adriano conquistó toda Inglaterra cuando fue emperador de Roma, pero en ese entonces Escocia era un país independiente. Para evitar que los escoceses los atacaran, los romanos que habían tomado el poder sobre Inglaterra construyeron una muralla conocida como la muralla de Adriano. Esta muralla de protección que construyó Adriano para mantener alejados a los escoceses, terminaba en este pueblo, y por eso fue llamado Wallsend, que significa "el fin del muro". En la actualidad, Wallsend es una atracción turística debido a los restos del muro que construyó Adriano. El muro mismo no es más que un montón de piedras cubiertas de musgo, pero la gente va al lugar para ver los importantes restos históricos del Imperio Romano.
Un periodista judío estadounidense fue una vez a Wallsend para escribir una nota. Al mediodía recordó que ese día era el iortzait de su padre (el iortzait es el aniversario de la muerte de una persona). Aunque no era observante, al igual que muchos judíos no observantes él acostumbraba a conmemorar el iortzait de sus padres diciendo Kadish. El periodista preguntó si había algún lugar donde pudiera encontrar un minián en medio de la nada y le hablaron de la Ieshivá de Gateshead. Rav Frand contó:
"El periodista llegó al Beit Midrash (la sala de estudios) en Gateshead y vio (como es habitual en una Ieshivá) a todas las jevrutas estudiando. Un estudiante le gritó a su compañero: "¡Rabi Akiva dice exactamente lo contrario!" Este periodista norteamericano reconoció el nombre Rabí Akiva. Sabía que una vez existió esa persona. De repente pensó: ¿Cómo murió Rabí Akiva? Lo mataron los romanos. ¿Qué romanos? ¡Adriano! Adriano fue el emperador romano que mató a Rabí Akiva. ¿Qué quedó de Adriano? Un montón de piedras sin sentido, cubiertas de musgo. ¿Qué hay de Rabí Akiva, a quien Adriano mandó matar? Dos mil años después, la gente sigue hablando sobre la Torá de Rabí Akiva y sigue dedicando tiempo de calidad a analizar cada una de sus declaraciones y opiniones. Cuando este periodista regresó a los Estados Unidos y escribió en su artículo: "Al poderoso Adriano, que condujo ejércitos masivos a grandes victorias, no le queda nada de todos sus triunfos y conquistas más que un montón de piedras que una vez fueron una muralla. Por el contrario, las enseñanzas de Rabí Akiva, a quien Adriano trató de erradicar, siguen siendo estudiadas y debatidas casi dos mil años más tarde después de la muerte de Rabí Akiva".
Este es el mensaje del guid hanashé. Intentarán derrotarnos. Intentarán erradicarnos. Pero el pueblo judío es eterno. Podemos sufrir. Podemos renguear. Pero en definitiva, sobreviviremos.
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B"H
AM ISRAEL JAI