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Bereshit 25:22: "Y los hijos se agitaban en su interior…"
Rashi, Bereshit 25:22: Y [los hijos] se agitaban: Cuando ella pasaba frente a la puerta de la casa de estudio de Torá de Shem y Ebert, Iaakov corría en el vientre y se agitaba por salir… cuando pasaba por una casa de idolatría, Esav se agitaba por salir…
Cuando Rivká finalmente concibió después de muchos años de esterilidad, enfrentó un nuevo desafío: los drásticos movimientos de los bebés en su interior le causaban intenso dolor. Rashi, citando el Midrash, explica que Iaakov trataba de salir cuando ella pasaba por batei midrashiot (lugares de estudio de la Torá), mientras que Esav trataba de salir cuando ella pasaba por lugares de idolatría.(1) Los comentaristas encuentran dificultades respecto al comportamiento de Iaakov. Ellos señalan que la Guemará explica que cuando el feto está en el útero un Ángel le enseña toda la Torá.(2) Siendo así, ¿por qué Iaakov estaba tan desesperado por entrar a estudiar en los batei midrashot, si ya le estaban enseñando toda la Torá dentro del vientre de su madre?(3)
Las enseñanzas de Rav Jaim Shmuelevitz sobre esta Guemará pueden ayudarnos a encontrar la respuesta. Él señala que cuando el bebé nace, el Ángel le da un golpe sobre la boca y el bebé olvida toda la Torá que había aprendido. Rav Shmuelevitz pregunta por qué el ángel efectúa este acto final, ¿por qué no deja que el bebé entre al mundo con toda la Torá que ya le han enseñado? Responde que el propósito de la creación es que trabajemos y nos esforcemos por nuestra propia voluntad para lograr cercanía a Dios. Una de las principales maneras de lograr esto es a través del estudio de la Torá. No puede compararse la Torá que se aprende sin esfuerzo con la que se logra después de intenso trabajo.(4) Por lo tanto, el bebé olvida toda la Torá que le enseñaron para tener la oportunidad de aprenderla por sí mismo.
Ahora podemos entender por qué Iaakov quería salir del vientre incluso cuando eso implicaba perder el regalo de que un Ángel le enseñara la sagrada Torá. Iaakov estaba más atraído por el desafío de tener que esforzarse y ganarse la Torá.
Rav Shmuelevitz aplica esta idea para explicar la costumbre del Shalom Zajar, la celebración el primer Shabat después de que nace un bebé. Uno de los comentaristas sugiere que la razón de esta costumbre es consolar al recién nacido por la pérdida de la Torá que acaba de sufrir.(5) Rav Shmuelevitz sostiene que de hecho esto es para celebrar la pérdida de la Torá, porque ahora tendrá la oportunidad de comenzar la tarea mucho más reconfortante de ganarse con esfuerzo el conocimiento de la Torá.
El principio expuesto por Rav Shmuelevitz no es nuevo para la mayoría de las personas, pero es fácil olvidarlo en la práctica. Cuando una persona se esfuerza por entender algo y tal vez no logra entenderlo completamente, puede sentir que no tuvo completo éxito. También puede sentir gran satisfacción al aprender una porción de la Torá fácilmente y comprenderla claramente. Sin embargo, como escribió el Jafetz Jaim, el esfuerzo en la Torá es más importante que el resultado; incluso si uno no ve resultados tangibles ha logrado mucho. La siguiente historia sobre Rav Baruj Ber Leibowitz demuestra que el esfuerzo es más importante que el logro.
"Una vez, después de plantear una serie de preguntas sobre un tema y luchar muchas horas para responderlas, Rav Leibowitz finalmente logró entender todo el tema con claridad. En esos días, llegó de visita un erudito de la Torá y habló con Rav Leibowitz sobre el mismo tema. Durante la discusión, el visitante dijo: 'Y si preguntas esto y esto..." Esta era la principal pregunta que había molestado a Rabenu. El visitante continuó: "entonces podemos responder tal y tal cosa", respondiendo de improviso la misma respuesta que había dado Rabenu. Rav Baruj Ber se quedó muy impresionado por la brillantez y la profundidad de entendimiento del visitante, pero reaccionó de la siguiente manera: 'Es cierto que sin mucho esfuerzo has respondido la pregunta básicamente tal como yo lo hice, ¡pero yo luché con esa pregunta durante días! Por lo tanto, mi respuesta tiene el elemento elevador del amelut (esfuerzo) en ella'".(6)
Hemos dicho que el valor del esfuerzo en la Torá llega al punto en que Iaakov prefirió renunciar al privilegio de que el Ángel le enseñara Torá para esforzarse por sí mismo. Esta lección se aplica a todos los aspectos del crecimiento espiritual, Cualquier área que a una persona le resulta fácil tiene un valor limitado, a menos que la persona se esfuerce por mejorar todavía más su desempeño. Aquellas áreas que proporcionan grandes desafíos son precisamente en las que podemos lograr el mayor éxito, trabajando y luchando para usar nuestro libre albedrío para acercarnos más a Dios.
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