Emociones contradictorias

27/12/2022

3 min de lectura

Vaigash (Génesis 44:18-47:27 )

Después de que Iehudá suplicara apasionadamente que le permitieran tomar el lugar de Biniamín y permanecer él en Egipto, Iosef ya no pudo mantener su plan. En lo que quizás es la escena más cargada de emoción de todo el Jumash, Iosef estalla en llanto y revela su identidad: "Yo soy Iosef. ¿Mi padre aun vive?". Sus hermanos están conmocionados, aunque no queda claro qué emociones experimentan. Algunos comentaristas asumen que se sienten abochornados y avergonzados. Otros argumentan que temen a la represalia. Iosef intenta consolarlos, aunque dado que ellos se quedaron sin habla, se ve obligado a especular respecto a la causa de su reacción negativa. Iosef les dice: "no se entristezcan (al teatzvu) ni sea motivo de enojo para ustedes (al ijar beinejem) porque me vendieron", porque todo fue orquestado por Dios con el propósito de que yo fuera capaz de proveerles sustento.

Iosef asume que están doloridos y enojados, pero no queda completamente claro cuál es ese "dolor", ni sobre qué pueden estar enojados. Varios comentaristas asumen que se refiere a la constelación de emociones negativas que pueden estar sintiendo hacia sí mismos por el error de la venta, tales como arrepentimiento, vergüenza, ansiedad y/o tristeza. Sin embargo, la naturaleza del enojo es menos clara. ¿Por qué Iosef asumiría que pueden estar enojados? Además, Rav Jaim ben Attar pregunta: ¿Acaso el enojo, que tiene su raíz en el ego, no es una experiencia emocional totalmente opuesta al arrepentimiento y la tristeza, que no tiene su raíz en el ego sino en un espíritu quebrantado?

Quizás Iosef adivinó que ellos estaban enojados consigo mismos porque su plan había fracasado. Por lo general, el enojo surge cuando nuestras metas se ven bloqueadas y hay pocas cosas que provoquen más la ira que ver que nuestros objetivos resultan bloqueados por los mismos actos que efectuamos para llegar a esa meta. Aquí los hermanos habían vendido a Iosef como esclavo a Egipto para evitar que llegara a la grandeza, ¡y ese mismo acto fue el que precipitó su grandeza!

Pero si esto es correcto, entonces… ¿cómo pueden haber sentido también arrepentimiento y dolor? O que se sentían mal por lo que le habían hecho, o que estaban enojados porque su plan original no había funcionado. El Malbim sostiene que Iosef no estaba seguro respecto a cuáles eran los sentimientos de sus hermanos, por lo que presentó ambas posibilidades. Asimismo, el Netziv escribe que Iosef dirigió su declaración a dos subgrupos de sus hermanos. Mientras que algunos hermanos probablemente se sentían mal por lo que habían hecho, otros podían sentirse enojados porque su plan no había funcionado. De esta manera, él se dirigió a ambos subgrupos, argumentando que tanto si se sentían mal o si se sentían enojados, debían entender que Dios había hecho todo eso para asegurar su supervivencia.

Sin embargo, hay otra posibilidad. Uno de los principios básicos de la Terapia Dialéctica del Comportamiento (DBT) es que las personas pueden sostener al mismo tiempo dos perspectivas aparentemente opuestas. A menudo, enfrentamos dificultades emocionales adicionales cuando pensamos en patrones de todo o nada. Una vez que nos abrimos a la posibilidad de que nuestras emociones son complejas y a menudo contradictorias entre ellas, podemos aprender a aceptar esas perspectivas disímiles, y trabajar para cambiar y mejorar nuestra situación.

Basándonos en esto, quizás nuestra suposición original fue errónea. Tal vez no es que los hermanos podían sentir o remordimiento o enojo, sino que sentían a la vez remordimiento y enojo. Ellos podían sentirse simultáneamente mal por lo que le habían hecho a Iosef, y sentirse frustrados porque su plan no había funcionado. Al reconocer tanto los sentimientos morales de arrepentimiento y las partes más oscuras de su enojo, serían más capaces de seguir adelante para llegar al arrepentimiento y la reconciliación.

Si bien algunas veces nuestras emociones son claras, en otros momentos son confusas y contradictorias. Al permitirnos identificar y aceptar incluso emociones que compiten entre ellas, más capaces seremos de entender y controlar nuestras experiencias emocionales.

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