

7 min de lectura
Shlomi Stock, un soldado de 22 años del ejército israelí, sobrevivió milagrosamente.
Originario de Montreal, Shlomi Stock llegó a Israel cuando tenía 18 años para estudiar un año y se enamoró del país.
Tras terminar sus estudios en el extranjero, regresó a Canadá, se instaló y empezó a dirigir un negocio. Pero comenzó a cuestionarse a sí mismo.
"Incluso cuando estaba en la escuela secundaria les decía a mis amigos que me iba a ir a Israel para alistarme en el ejército", contó Shlomi a AishLatino. "Mis amigos se reían y decían: 'Shlomi, todos los niños ven un video de Israel y dicen que quieren alistarse. Pero el 99,9% no lo hace'".
Pero Shlomi sentía que tenía que hacer algo más que enviar donativos para el ejército israelí. Él quería luchar contra los terroristas. Finalmente comprendió que debía dejar de posponer las cosas y tomar la valiente decisión de trasladarse a Israel. Reservó un pasaje sólo de ida y se dijo a sí mismo que haría que funcionara, pasara lo que pasara.
Aunque no sabía mucho hebreo, Shlomi se enroló como voluntario para el ejército y lo llamaron un mes después de haber llegado a Israel. Estuvo en la unidad Givati y cumplió un año y medio de servicio en la unidad de combate.
Se suponía que completaría su servicio a fines de junio del 2024, pero el ejército de Israel entró a Gaza unos días antes de que recibiera su baja. "No tenía que ir, pero quería ayudar".
No hubiera podido imaginar que sería el destinatario de una cadena de milagros. "Una cosa es oír hablar de los milagros y otra muy distinta es verlos ante tus propios ojos. Yo experimenté personalmente milagro tras milagro…".
Antes de que estallara la guerra el 7 de octubre, Shlomi estaba en la unidad Givati, entrenándose en los Altos del Golán, al norte del país. El ejército planeaba simular una semana de guerra.
"El autobús estaba listo para llevarnos a una semana de entrenamiento. En cambio, el 7 de octubre nos despertaron por la mañana y nos dijeron que se habían infiltrado 50 terroristas. Tuvimos que subir a los autobuses y viajamos al sur. Aunque veníamos desde los Altos del Golán, fuimos el primer batallón en llegar al sur. Llegamos a última hora de la mañana, y fuimos directo a la batalla".
Shlomi describió que había terroristas por todas partes. En vez de 50 terroristas, sólo en Kfar Aza había más de 200.
"Teníamos la mitad del poblado y ellos tenían la otra mitad. Intentábamos salvar a la gente mientras los terroristas lanzaban una lluvia de misiles de mortero. Estaban tan cerca nuestro que podían apuntar y dispararnos con precisión. Todo el día estuvo lleno de constantes sirenas. Pero no podíamos entrar a los refugios como los demás. Teníamos que seguir luchando y sólo rezar para que no nos alcanzaran los misiles".
Un misil cayó en la casa al lado de donde estaba Shlomi. "Las esquirlas volaban por todas partes, pero parecían caer justo entre las personas. Entrábamos a las casas, le dábamos una mano a los niños y con la otra disparábamos a los terroristas. Sin embargo nadie resultó herido en el proceso.
"Cuando subimos a nuestro vehículo blindado, nos alcanzó un RPG, pero nadie murió. Todos vimos cómo volaba un RPG justo en medio del vehículo blindado, pasando por arriba de nuestras cabezas. Entramos a un edificio en donde habían colocado una trampa, pero milagrosamente no explotó. En esa primera misión logramos salvar a 150 civiles judíos y, gracias a Dios, toda nuestra unidad salió viva e ilesa".
En una ocasión, Shlomi y su unidad entraron en una escuela de las Naciones Unidas en Gaza.
En todas las paredes de las aulas había láminas del director de la escuela armado con pistolas y uniforme de Hamás. Los libros de texto que había en las aulas hablaban de los "malvados judíos" que debían ser destruidos.
"Se trataba de una escuela financiada por los Estados Unidos y la ONU. Pero no era ningún secreto que allí declaraban abiertamente que todos los judíos debían morir".
El ejército de Israel emitió advertencias para la evacuación inmediata antes de su ataque, instando a todo el mundo a abandonar las instalaciones. Eso también dio tiempo a los terroristas para huir.
Cuando Shlomi entró con su batallón, el objetivo era despejar la zona. Estaban en la esquina del edificio tratando de asegurar el área. Recibieron un informe de que podía haber entre 3 y 5 terroristas acercándose a ellos y que debían estar preparados.
"De la nada, los terroristas comenzaron a salir por todas las ventanas y a dispararnos RPG. Éramos 8 hombres en la esquina del edificio siendo atacados por 35 terroristas. Teníamos que resistir o todo el edificio podría ser invadido por los terroristas. Los terroristas nos disparaban desde unos quince metros de distancia. Si un RPG impactaba en nuestra habitación del segundo piso, todos moriríamos. Veíamos volar los misiles directo a nuestras cabezas. Luego, en el último segundo, se desviaban a la derecha, a la izquierda o hacia arriba. Era una locura ver cómo cambiaban de dirección ante nuestros ojos".
En medio del combate, el oficial de Shlomi, Roi Miller, envió a dos soldados al tercer piso para tratar de lograr un mejor ángulo y ubicación contra los terroristas. Los dos regresaron y dijeron: "El tercer piso ya no existe".
Todos los misiles RPG cayeron sobre el piso superior, ninguno en el que estaban ellos.
"No hay ninguna explicación. Tienes un RPG viniendo directo a ti y en medio del aire cambia de dirección. No es algo que pueda llegarse a explicar. Una vez más todos salimos vivos. Mi comandante recibió esquirlas en el hombro. Una lesión menor, totalmente inofensiva… por milagro".
Una mañana, Shlomi estaba en Shejaiya, un barrio de Gaza, preparándose para la misión de ese día. Se estaba poniendo los tefilín para la plegaria matutina cuando recibió información de inteligencia de que había terroristas a unos 30 metros de distancia.
Shlomi se quitó rápidamente los tefilín, cogió su casco e inició la búsqueda de los terroristas. Debido a la urgencia de la situación, Shlomi no tuvo tiempo de quitar la gran pieza metálica del casco que permite la visión nocturna. Se trata de una pieza pesada e incómoda y a los soldados no les gusta usarla durante el día. Pero Shlomi no tuvo tiempo de quitarla.
Su equipo envió un dron a todo el edificio y así vieron que había cuatro terroristas. Shlomi y su pelotón lograron matar a tres de ellos. Supusieron que el cuarto había huido.
Shlomi y su oficial, Roi, comenzaron a inspeccionar cada habitación, yendo cuarto por cuarto para comprobar que todos los terroristas habían desaparecido. Pero hubo dos habitaciones en las que se cortó la señal del dron. En una de esas habitaciones, había un terrorista escondido detrás de la cama de un niño. Él empezó a disparar en todas las direcciones. En una fracción de segundo, el soldado que estaba junto a Shlomi recibió un disparo y antes de que tuviera tiempo de procesarlo, también Shlomi recibió varios disparos. El impacto hizo que Shlomi fuera propulsado tres metros hacia atrás, estrellándose contra la pared. Aunque estaba completamente equipado y pesaba 124 kilos (con 38 kilos de equipo encima), voló hacia atrás como si fuera una pluma.
Medio segundo más tarde abrió los ojos y milagrosamente se levantó.
El casco de Shlomi con el agujero de una bala
"Me pregunté: ¿Sigo vivo? ¿Es un sueño? Dos compañeros me agarraron y comenzaron a ayudarme a ponerme de pie. No perdí la conciencia, pero mi visión estaba nublada. Estaba mal herido y la sangre caía sobre mi rostro. Pude correr solo fuera de la zona de fuego, lo que probablemente me salvó la vida. De lo contrario me hubieran tenido que llevar, y todos hubiésemos podido morir".
Shlomi corrió hacia la ambulancia (vehículo blindado de transporte de tropas), que lo llevó a la frontera de Gaza. Desde allí fue trasladado en helicóptero al hospital de Beer Sheva.
"Desde la línea del frente al hospital pasaron sólo 25 minutos. Es la asistencia médica más rápida que se puede encontrar en una zona de combate".
Cuando se asentó el polvo, determinaron que tres balas habían impactado su cabeza. Las balas habían dado en el casco de Shlomi precisamente donde estaba situado el artefacto de la luz nocturna. Si hubieran dado unos milímetros a la derecha o a la izquierda, habría muerto.
Una bala quedó en la almohadilla que hace que el casco sea más cómodo. "La bala se detuvo, Nada tiene sentido. Por supuesto me entraron esquirlas a la cabeza. Tuve 60 fracturas en el cráneo, hemorragias internas y una fuerte conmoción cerebral. Sin embargo, estuve en el hospital sólo una semana y salí caminando".
"Cuando cuento que recibí tres disparos en la cabeza, la gente no puede creer que esté vivo. Realmente es increíble".
Shlomi alienta a todos a seguir rezando.
"Aunque no vivas en Israel, este es tu país, este es tu pueblo. Puedes ser parte de él rezando, cumpliendo mitzvot y sin pelear con otros judíos. Incluso si te parece que estás en la otra mitad del mundo, nosotros como soldados podemos sentir tu amor y tu apoyo. Incluso las tarjetas y las notas que envían los niños marcan una gran diferencia y nos ayudan a comprender que no estamos luchando solos en este lugar oscuro y aterrador".
Shlomi se sigue recuperando y espera un futuro mejor. Tiene una relación muy seria y está emocionado de embarcarse en el siguiente capítulo juntos.
"Conocí a Hila en un autobús de Tel Aviv a Jerusalem. Yo volvía a casa y como era el día de su cumpleaños ella iba a rezar al Kótel. Yo sostuve la puerta cuando ella subió y pensé: '¡Vaya! ¡Qué buen partido!'. De casualidad nos sentamos en el mismo asiento y empezamos a conversar. El resto es historia. Ella estuvo a mi lado durante toda la guerra. Cada dos meses recibimos 24 horas libres y podemos ir a casa. Pero como soy un soldado solitario no tengo casa, así que voy a la casa de los padres de Hila y ella me prepara comida caliente y me cuidan".
Shlomi siente que encontró a la mujer de sus sueños y no ve la hora de poder comenzar su vida juntos. La semana pasada la feliz pareja se comprometió. ¡Mazal Tov!
Que Shlomi tenga el mérito de una completa y rápida recuperación.
Nuestro newsletter está repleto de ideas interesantes y relevantes sobre historia judía, recetas judías, filosofía, actualidad, festividades y más.
Toda raba Hashem
Am Israel Jai