Enfrentar el enojo desde una perspectiva judía

02/02/2025

5 min de lectura

Sabiduría judía práctica para controlar el enojo.

Imagina que estás en un embotellamiento de tráfico, llegas tarde a una reunión importante, acabas de dejar a tus hijos llorando en la escuela y peleaste con tu esposo. El auto adelante de ti se mueve a paso de tortuga y tu paciencia está tan agotada que sientes tus mejillas poniéndose rojas y la tensión en la mandíbula. El enojo va creciendo en tu interior, tu corazón late más rápido y el mundo se tiñe de rojo. Es un escenario demasiado familiar. El enojo es una emoción potente que puede llevarte a actuar de formas que luego lamentas. Pero… ¿cómo puedes manejarlo de forma efectiva?

La sabiduría judía, acompañada con conocimientos de psicología, ofrece un buen enfoque.

En el judaísmo, el enojo no es considerado inherentemente como algo negativo. Más bien, lo que importar es cómo se expresa ese enojo. Los Sabios del Talmud advirtieron: “Quien se enoja es como si hiciera idolatría”. Esto significa que el enojo descontrolado puede llevarnos muy lejos de nuestro yo verdadero. Esto tiene eco en los descubrimientos de la psicología: lo que puede tener consecuencias destructivas no es el enojo en sí mismo, sino la manera en que lo manejamos. Además, actuar con enojo puede compararse a la idolatría porque en esencia saca a Dios de la ecuación y puede surgir de creer que todo debería ocurrir de acuerdo con nuestra propia voluntad. Uno puede enojarse porque quiere que las cosas salgan de la manera que desea en vez de tener en mente a Dios y ver el panorama completo.

El enojo se compara a idolatría porque uno desea que las cosas salgan marchen de acuerdo con su propia voluntad, en vez de tener en mente a Dios y ver el panorama completo.

En la ley judía, si hieres los sentimientos de alguien (incluso por estar enojado) debes disculparte en persona y pedir perdón. Esta práctica alienta la autoconsciencia y la responsabilidad, aspectos cruciales para un manejo efectivo del enojo.

De hecho, responder al enojo de forma consciente es fundamental y constituye la esencia del enfoque judía. El requerimiento de pedir disculpas sugiere que no somos juzgados sólo por nuestras reacciones emocionales (que pueden ser rápidas y abrumadoras), sino por nuestras acciones en respuesta a esas emociones. Este sentimiento concuerda con el discurso psicológico moderno, el cual aconseja no suprimir el enojo sino expresarlo de forma constructiva. Similarmente, la ley judía no prohíbe el enojo pero nos dirige hacia una mejor respuesta: reconocer el impacto de nuestros actos y enmendar las cosas cuando sea necesario. En definitiva, lo que nos define no es la presencia del enojo sino cómo respondemos a él, cómo lo canalizamos, lo controlamos y aprendemos de él.

Inteligencia emocional: un componente crucial para el control del enojo

La tradición judía enseña varias estrategias para responder al enojo. Una es comprender que no tienes control de todo. Esto se alinea con los principios psicológicos de aceptación y consciencia plena, en donde reconocer tu control limitado puede ayudarte a reducir el enojo. Otra estrategia es tomarte una pausa, un momento para dar un paso al costado, respirar y calmarte antes de responder.

Tomarse una pausa no es sólo para los niños. También es una valiosa herramienta para los adultos, especialmente cuando se enfrenta el enojo. Alejarte de la situación es beneficioso cuando sientes que sube la temperatura. Esto puede implicar irte a otra habitación, salir a caminar o cerrar por unos instantes los ojos. Encontrar un lugar silencioso para enfocarte en la respiración y aclarar tu mente. También puedes usar este tiempo para reflexionar sobre tu enojo y considerar una respuesta más constructiva. Una pausa no es un acto de evasión sino una estrategia deliberada para crear un espacio entre el detonante y tu respuesta, permitiendo que el enojo se aplaque y regrese el pensamiento racional.

La tradición judía de desarrollo personal ofrece un enfoque para enfrentar el enojo cultivando cualidades positivas. Esto tiene semejanza con la terapia cognitiva- conductual (CBT), una técnica psicológica que consiste en reformular los patrones de pensamiento negativos y promover conductas positivas.

El musar, una disciplina espiritual judía, es una antigua práctica que se enfoca en el desarrollo personal y ético. Se originó en el siglo XIX en Lituania, en medio del intelectualismo judío. El musar delinea un camino para vivir en equilibrio con las virtudes y las cualidades de cada persona, como paciencia, humildad y gratitud. La meta es incorporar estas virtudes en la vida cotidiana, transformando la conducta y el carácter.

En psicología, el enojo a menudo se considera como una señal de que algo está mal. Podría indicar que tus límites han sido violados, que tus necesidades no son satisfechas o que percibes que enfrentas una amenaza. Entender qué es lo que desencadena tu enojo puede ayudarte a responder de forma más constructiva.

¿Cómo podemos incorporar estas enseñanzas judías y estas ideas psicológicas a nuestra vida cotidiana? Aquí hay algunas sugerencias:

1. Practica la autoconsciencia

Presta atención a tus sensaciones corporales, tus pensamientos y tus sentimientos cuando te enojas. ¿Qué fue lo que detonó el enojo? ¿Puedes elegir una respuesta diferente? Tener consciencia de nuestro enojo puede ayudarnos a tomar decisiones conscientes respecto a cómo responder en vez de reaccionar impulsivamente.

2. Reflexiona sobre tus valores

Guiándote con las enseñanzas de musar sobre las virtudes, piensa a qué valor tienes que recurrir en ese momento. Por ejemplo, si te sientes enojado porque alguien ha cruzado tus límites, reflexionar sobre la virtud de la paciencia puede ayudarte a responder con calma y asertividad en vez de atacar con ira.

3. Busca apoyo

Sé audaz y busca ayuda cuando sea necesario. Ya sea a través de terapia, hablando con un amigo de confianza o con un mentor o participando en terapia grupal, tener apoyo puede ser invaluable al navegar emociones difíciles como el enojo.

4. Cultiva la humildad

Recuerda la sabiduría de los Sabios que equipararon el enojo excesivo con la idolatría. Cuando el enojo nos consume olvidamos nuestro lugar en el mundo. La humildad nos ayuda a mantener las cosas en perspectiva.

5. Busca reconciliación

Si tu enojo a herido a alguien, sigue las pautas de la ley judía para pedir perdón. Esto no sólo sana las relaciones, sino que también fomenta el desarrollo personal.

Cuando te encuentres en medio de un embotellamiento de tráfico, estas enseñanzas pueden ayudarte a manejar tu enojo de forma más constructiva. Cuando la frustración de estar atascado comience a crecer, practica autoconsciencia. Reconoce la tensión que se acumula en tu interior y reconoce el enojo que fue provocado por el retraso. En vez de tocar la bocina o gritar frustrado, reflexiona sobre tus valores. En este caso, la paciencia puede ser la virtud que tiene que guiarte, recordando que todos los demás también están atorados y probablemente igual de frustrados.

Busca apoyo, llama a un amigo o a un ser querido, si es seguro hacerlo, o ventila tus frustraciones y distráete de la irritación. Cultiva la humildad y recuerda que los embotellamientos de tráfico son parte normal de la vida y que tú eres sólo una parte de la historia. Tus horarios o necesidades no son más importantes que las de los demás. El tiempo de todos es igualmente valioso.

Finalmente, si tu enojo se desborda (quizás mostraste tu frustración a tu pareja o actuaste de forma grosera con otros conductores) busca reconciliación. Disculparte por tus acciones con tu pareja o un simple saludo o gesto a otros conductores, puede arreglar el distanciamiento y fomentar el desarrollo personal. Al aplicar estas técnicas, puedes navegar efectivamente los ataques de enojo, convirtiendo situaciones potencialmente explosivas en oportunidades para el desarrollo personal y el crecimiento emocional.

Además, las narrativas que construyes en tu mente pueden impactar significativamente tus respuestas emocionales, incluyendo el enojo. Si te dices a ti mismo que eres atacado personalmente o tratado de forma injusta, probablemente tu enojo crecerá. Por el contrario, si replanteas la situación como un evento desafortunado, pero nada personal, puedes reducir la intensidad de tu enojo. Reconocer estás narrativas internas y trabajar activamente para cambiarlas puede servir como una poderosa herramienta para dominar efectivamente el enojo.

Recuerda, manejar el enojo es un camino, no un destino. Con paciencia, práctica y la sabiduría del judaísmo y de la psicología, podemos aprender a navegar esta poderosa emoción, llevando a relaciones más sanas y a una vida más equilibrada.


Referencias

  1. Deffenbacher, J. L., Oetting, E. R., & DiGiuseppe, R. A. (2002). Principles of empirically supported interventions applied to anger management. The Counseling Psychologist, 30(2), 262–280.
  2. Kassinove, H., & Sukhodolsky, D. (1995). Anger disorders: Basic science and practice issues. Issues in Comprehensive Pediatric Nursing, 18(3), 173–205.
  3. Plutchik, R. (1980). Emotion: Theory, research, and experience: Vol. 1. Theories of emotion. Academic Press.
  4. Sichel, D. A. (2007). Healing from Within: The use of hypnosis in women's health care. Dissociation, Trauma, Memory, and Hypnosis Book Series. American Psychological Association.
  5. Telushkin, J. (1991). Jewish Literacy: The Most Important Things to Know About the Jewish Religion, Its People and Its History. William Morrow.
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