Enséñales a tus hijos a ser felices

3 min de lectura

Tres formas prácticas de mostrarles a tus hijos cómo escoger la felicidad este Sucot.

Todos queremos ser felices y, más que nada, queremos que nuestros hijos sean felices.

Soñamos con el éxito de nuestros hijos. Soñamos que reciban las mejores notas en sus exámenes escolares, que tengan éxito social y disfruten de los mejores amigos y fiestas, que tengan hobbies que los vuelvan famosos. Pero por debajo de todo esto, sabemos que si nuestros hijos no van a ser felices, entonces todo su éxito no tendrá ningún valor. Si ellos no son felices, no pueden disfrutar ni apreciar nada de lo que hayan logrado.

La festividad de Sucot nos brinda la oportunidad de enseñarles a nuestros hijos cómo ser felices. A fin de cuentas, es una mitzvá alegrarse durante Sucot.

Entonces, ¿cuál es el secreto de la felicidad?

La felicidad no es una búsqueda de algo inalcanzable. Al ordenarnos "ser felices", Dios de hecho nos enseña que la felicidad es algo que podemos generar por nuestra propia cuenta. Es una elección que podemos realizar.

La felicidad es una destreza. Como cualquier destreza, mientras más practicamos la felicidad, más la obtenemos. Obviamente, a las personas que nacen con una personalidad optimista les resultará más fácil estar felices, pero cualquiera que se decide a trabajar en ello, sin importar cuán pesimista sea de forma innata, puede mejorar sus destrezas de felicidad.

Por lo tanto, podemos enseñarles a nuestros hijos destrezas de felicidad.

Las destrezas de felicidad no se enseñan en el aula. Se enseñan en la vida real. Y la principal manera de enseñarles a tus hijos a ser felices es mostrándoles tus propias destrezas de felicidad y cómo las aplicas.

Tu felicidad en gran medida depende de cómo reaccionas ante las cosas que ocurren en tu vida. La felicidad no tiene nada que ver con lo que ocurre, sino sólo con la forma en que tú respondes a lo que pasa.

Si te molestas por las cosas que te ocurren, si te enojas con las personas que te irritan, si tienes envidia de quienes tienen más cosas que tú, entonces vives tu vida irritado, enojado, envidioso e infeliz.

Pero si aceptas lo que te ocurre en la vida, si eliges perdonar, ser paciente y tolerante con las personas que forman parte de tu vida, si reconoces que tienes todo lo que necesitas en tu vida, entonces estás escogiendo la felicidad.

Hay muchos enfoques que pueden ayudarnos a reaccionar de forma adecuada a los eventos que ocurren en nuestra vida. Aquí hay tres sugerencias.

Lo primero es recordar que Dios está a cargo. Dado que Dios es bueno, todo lo que me ocurre de alguna manera es bueno para mí, incluso si no percibo ese bien en este mismo momento.

Lo segundo es que Dios me da todo lo que necesito. Por lo tanto, si no me da algo, no lo necesito. Esto funciona también a la inversa, es decir, que si Dios me da algo, en particular un desafío, entonces hay una razón por la cual lo necesito.

El tercer enfoque es más práctico: Yo no quiero ser esa clase de persona. No quiero ser esa clase de persona que es mezquina con sus compañeros de trabajo, que siempre está enojada con sus vecinos, al borde de divorciarse de su pareja y alejada de sus hijos. Por lo tanto, haré cualquier cosa que pueda para regular mis reacciones y ser feliz, para poder fomentar relaciones positivas.

Lleva treinta segundos leer estas descripciones, pero hace falta trabajar toda la vida para aplicarlas, al igual que cualquier otra forma de ser que pueda fortalecer mis destrezas para la felicidad. Pero sin duda vale la pena. Estas son las claves para ser feliz.

Este Sucot, habla con tus hijos sobre estos conceptos mientras los aplicas. Diles: "Estoy molesto porque me despidieron del trabajo, pero sé que Dios tiene un buen plan para mí". Diles: "Veo que el vecino volvió a bloquearme la entrada a la cochera. Bueno, no vale la pena molestarse por un lugar para estacionar". Comparte con ellos: "Me siento desilusionado porque no me eligieron para la promoción. Voy a intentar alegrarme de que mi compañero haya sido promovido".

Mientras trabajas sobre tus propias destrezas de felicidad, les enseñarás a tus hijos cómo ser felices, ¡y tener hijos felices te hará muy feliz!

Les deseo a todos un Sucot muy feliz.

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