¿Es posible que estés interfiriendo en tu propio camino hacia el matrimonio y ni siquiera lo sepas?

Alguien sale en una cita y dice: “Él/Ella es genial, pero… (insertar aquí alguna clase de defecto o diferencia)”.

¿Acaso eso debe ser un punto decisivo? A veces sí, pero otras veces no.

La queja es sobre lo que la persona sabe en un nivel consciente. Pero el cerebro consciente es sólo una pequeña parte de nuestro cerebro. Mucho de lo que ocurre es inconsciente, lo que significa que probablemente no tenemos consciencia de lo que motiva nuestras elecciones.

Como terapeuta, cuando trabajo con una persona soltera, busco sus ambivalencias. Las personas no son tan uniformes como pensamos. Las personas están compuestas por partes y a veces esas partes están en conflicto unas con otras. Comienzo suponiendo que hay una parte de esa persona que quiere casarse y una parte que no lo quiere. Sé que es así, porque esto ocurre incluso en las personas que se casan.

Quiero que la persona soltera llegue a hablar desde la parte que no quiere casarse. Aunque sienta que no es la parte dominante, necesita ser expresada, porque aún tiene algo de control sobre ella. Entonces trato de que exploremos juntos: ¿De dónde viene este sentimiento? ¿Es exacto o exagerado? ¿Hay algo que se pueda hacer con él?

La psicología le llama a esto resistencia: evitar inconscientemente lo que se percibe como una amenaza.

Algunos ejemplos clásicos de resistencia en los solteros judíos son:

• Alguien que percibió que sus padres estaban sobrecargados, que eran infelices o que vio que uno de sus padres era tratado injustamente o con falta de respeto, puede asociar el matrimonio y la paternidad con esas experiencias y por lo tanto querer evitarlas.
• Alguien que tiene dificultades para sentir alegría en la vida (una tendencia hacia la depresión) puede evitar cosas como el matrimonio o la familia porque puede parecer que eso sólo vuelve la vida más difícil.
• Alguien que siempre estuvo muy conectado con los sentimientos de los demás (conocido como empatía) y siente culpa de hacer lo que desea hacer, puede evitar el matrimonio porque anhela la libertad de vivir su propia vida en vez de vivir para los demás.
• La resistencia a menudo sirve para preservar una fantasía, un deseo, en vez de enfrentar una realidad incómoda. Estas fantasías incluyen:
  • No tengo que cambiar (o enfrentar el miedo de no poder cambiar).
  • No tengo que trabajar duro.
  • No tengo que ser responsable.
  • No tengo que salir herido ni arriesgarme a decepcionarme.
  • No soy responsable de mi propia felicidad. Encontrar el “gran amor” me hará feliz y completo.

Una persona con estas creencias siempre buscará afuera las razones por las que sigue soltera, en vez de buscar la razón interna.

Si estos sentimientos se quedan en el inconsciente de la persona, para protegerla de amenazas, entonces se queda atorada en el círculo de “Lo estoy intentando, pero…”

Sin embargo, tu verdadero poder está adentro. Si alguien con estos sentimientos recibe ayuda de un terapeuta para sacar lo inconsciente al consciente, entonces puede examinar esas creencias para ver si se puede hacer algo sobre ellas:

• ¿Cómo pueden estos miedos informarte qué es lo que buscas en una pareja?
• ¿Hay límites que puedes marcar para respetar tus necesidades?
• ¿Eres capaz de más de lo que comprendes?
• ¿Qué lleva a que no creas en tu habilidad para enfrentar los desafíos?

También aliento a los solteros a trabajar cada día sobre su confianza en un Poder Mayor, a interiorizar que no están solos. Sentir una conexión con Dios, Quien te guía con amor, ayuda muchísimo a aliviar los miedos que tiene la persona soltera de cometer un error o quedar atrapada en una mala situación.

Identificar, inspeccionar y responder a la resistencia libera a la persona soltera para que pueda estar más presente y ser más optimista en sus citas. Para que tenga menos cosas detrás de las cuales pueda esconderse y que logre mejores resultados.