Esas pequeñas cosas fastidiosas

5 min de lectura

No se restaura un matrimonio logrando que el otro haga lo que tú deseas. Una relación se transforma al crear amor, colaboración y respeto.

Querido Dr. Tobin:

Mi esposa hace toda clase de cosas pequeñas y fastidiosas, como dejar abierto el tubo de la pasta dentífrica, dejar abierta la puerta de vidrio causando que las cosas de plata se pongan negras, dejar el agua en el termo, lo que hace que se forme un borde de sarro, incluso deja las luces encendidas cuando sale. Cuando le pido que no lo vuelva a hacer recibo una mirada ausente o un rápido “está bien” y luego ocurre nuevamente. Por favor, dígame cómo puedo comunicarme mejor con ella para que me escuche.

Cada vez más molesto,

Josh


Querido Josh:

Estoy seguro de que al salir con tu esposa antes de casarte no le preguntaste sobre sus hábitos con la pasta dentífrica, sus sentimientos sobre los bordes con sarro o si ella era el tipo de persona que deja las luces encendidas. Dudo que lo que sea que te haya atraído de tu esposa —su bondad, su espontaneidad, sus valores, su apariencia, su interés en ti, los buenos sentimientos que tuviste cuando estabas con ella— tenga algo que ver con lo que ahora te provoca tanto fastidio y frustración.

Josh, tú quieres que te ayude a comunicarte más efectivamente para que tu esposa te escuche. Basado en lo que escribiste, escuchar significa que ella haga esas cosas que tú has determinado que son importantes: apagar las luces, cerrar la puerta de vidrio y ser conciente de los bordes con sarro. Ella, por otro lado, se rehúsa pasivamente a adherirse a tus peticiones. Una mirada ausente y un acuerdo superficial son su forma de decir: “No me interesa; no quiero, deja de molestarme”.

Tengo que darte una noticia difícil: no hay una forma mejor de lograr que ella haga lo que tú quieres. (Sin embargo, si eres paciente, voy a ayudarte a pensar y actuar de forma diferente respecto a tu matrimonio. Pero primero prestemos atención a lo que no está funcionando). Ella no trabaja para ti; ella es tu esposa y una esposa, al igual que un esposo, pueden ser una fuerza de oposición muy poderosa. Tu esposa y tú están enredados en una lucha de poder en la que nadie gana. Tú eres el agresor, tus armas son el enojo y las críticas. Ella es la aparente víctima, aunque en realidad es tan agresora como tú. Sus armas son la pasividad, la evasión y el olvido.

La solución no está en encontrar una mejor forma para que tu esposa haga lo que tú quieres, sino en crear una relación en la cual ambos se conviertan en socios que trabajan juntos para lograr las mismas metas y aspiraciones.

¿Cómo llegaron a este lugar tan doloroso? ¿Qué pasó con el amor, el respeto y la cooperación que asumo que alguna vez tuvieron? ¿Por qué están ambos atascados en sus respectivas esquinas, sin poder resolver problemas que parecen muy simples?

Aunque no conozco los detalles de tu matrimonio, he trabajado con muchas parejas que están atrapadas en el mismo punto muerto: tú harás/yo no haré, yo necesito/tú no necesitas, yo quiero/no puedo; este diálogo/danza en el cual ustedes dos están hundidos actualmente. Tengo la esperanza de que tú comiences a entender que la solución no está en encontrar una forma mejor para que tu esposa haga lo que tú quieres, sino en crear una relación en la cual ambos se conviertan en socios que trabajan juntos para lograr las mismas metas y aspiraciones.

Primero, entendamos lo que ocurre en la mayoría de los matrimonios:

  1. La relación comienza con dicha y felicidad. En las primeras etapas del matrimonio la mayoría de las parejas se sienten conectadas el uno con el otro. Nada te hace más feliz que ver las expresiones de amor y apreciación en la cara de tu pareja. Ella disfruta al hacer cosas para ti y a ti te dan placer sus peculiaridades. El amor y la aceptación que sientes de tu pareja desarma cualquier crítica potencial que pudieras tener de ella. ¡Qué importa si mi esposa no es tan prolija y ordenada como yo! Yo no soy tan espontáneo y expresivo como ella. Todos tienen sus puntos fuertes y sus limitaciones. Además, nuestras diferencias pueden enriquecer nuestra relación. Podemos aprender el uno del otro y crecer juntos.

La dicha es la ausencia de la crítica, el sentimiento de ser especial, la experiencia de unidad y la creencia de que siempre estarán ahí el uno para el otro. Y luego todo esto se acaba… ¿Por qué?

  1. La dicha comienza a desvanecerse y comienza la lucha de poder. La experiencia de unidad cede lenta y casi imperceptiblemente ante un sentimiento muy tangible de “ser dos”. Puede comenzar con un pequeño e insignificante desacuerdo, un inesperado comentario crítico o una momentánea necesidad de espacio y desvinculación. Invariablemente, uno o ambos miembros de la pareja comienzan a sentir miedo. La experiencia pura de unidad comienza a resquebrajarse. Nadie quiere perder la conexión pero ninguno de los dos es capaz de encontrar el camino de regreso. Cada uno extraña al otro y ninguno de los dos puede entender por qué su pareja está tan distante. Él la acusa a ella de haber cambiado y ella responde diciendo: “Yo no soy la que está cambiando, eres tú”. Se culpan mutuamente y encuentran toda clase de razones para justificar por qué el otro es el que está destruyendo la relación.

Josh, tu esposa y tú están en una lucha de poder. No se puede restaurar un matrimonio logrando que el otro haga lo que tú deseas. Una relación se transforma creando amor, colaboración y respeto. Esto nos lleva a la siguiente etapa:

  1. Una verdadera relación comienza justo en el punto en el cual la vieja relación está a punto de morir. En la etapa de dicha, te dan amor; tú no lo creas. Es una función de la química, la biología, el condicionamiento familiar, un extraño sentimiento de familiaridad (dos almas descubriéndose mutuamente), buena y mala psicología, metas y valores compartidos, amor embriónico y una multitud de otros factores demasiado numerosos para mencionarlos en un artículo breve. En la dicha, tú no construyes una relación sino que más bien caes en ella.

La buena noticia sobre la lucha de poder es que se trata de un intento de llegar a la diferenciación, aunque sea un poco torpe e inefectivo. La diferenciación es definida como liberarse a uno mismo de la dependencia poco sana de otro, abrazando la singularidad y el valor del otro.

Josh, ahora enfrentas el desafío de crear una relación o continuar en el mismo callejón sin salida de discusiones y frustraciones. Yo supongo que tú quieres avanzar, así que te ofreceré algunas sugerencias para lograrlo. Sin embargo, antes de hacerlo, me gustaría que sepas que si tienes éxito, entonces es muy posible que tu esposa esté más dispuesta a cooperar contigo.

Antes de comenzar déjame agregar una advertencia: mis sugerencias no son técnicas para lograr que tu esposa haga tu voluntad. Son ladrillos para crear una relación amorosa. No tienes que hacerlo todo, solamente lo suficiente para que se sienta la diferencia. Aquí van:

  1. Escribe tu lista de resentimientos y luego quémala. Puedo imaginar tu frustración, pero enfocarte directamente en lo que te molesta rara vez cambia algo. De hecho, mientras más te enfocas en algo, más se expande. Tú estás enfocándote demasiado en lo que está mal con tu esposa y por ende olvidas sus aspectos positivos.

  2. Haz una lista de todas las cosas que aprecias de tu esposa y empieza a compartirlas con ella. Una regla de oro en el matrimonio es no tomar nunca a tu pareja por sentado.

  3. Pregúntate qué puedes hacer para mostrarle a tu esposa que la quieres. Escríbelo y luego empieza a implementarlo.

  4. Escríbele a tu esposa una carta diciéndole que la amas y que quieres que las cosas funcionen. Sin culparla, cuéntale sobre tu infelicidad por el estado actual de la relación y dile que te comprometes a intentar mejorar las cosas. Pídele que te acompañe en el esfuerzo para reparar la relación.

  5. Compra el libro “Getting the Love You Want – A Guide for Couples” (Recibe el amor que quieres – una guía para parejas) de Harville Hendrix y después de leer el libro haz los ejercicios del final. El libro te ayudará a entender y valorar sus diferencias y te ofrecerá sugerencias concretas para ayudarte a través de tus dificultades actuales.

  6. Si necesitas ayuda adicional, considera hacer terapia de parejas. Puede ser que necesiten una parte objetiva que los ayude a alejarse de los patrones poco sanos y de las conductas hirientes.

Mis sugerencias no son simples. Te estoy pidiendo que hagas una de las cosas más difíciles que puede hacer una persona: dejar de lado tus resentimientos y enfocarte en construir la relación. El enojo es una emoción poderosa y demanda satisfacción inmediata y rectificación. La única forma de tener éxito es enfocándose en el verdadero objetivo: construir una relación basada en el amor y el respeto.

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