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La porción de la Torá de esta semana comienza con el versículo: "Él [Dios] llamó (Vaikrá) a Moshé..." Nuestros Sabios nos dicen que Moshé temía entrar en el Tabernáculo, por lo que Dios lo llamó para invitarlo a entrar.
¿Por qué Moshé sentía aprensión por entrar en este Tabernáculo sagrado que Dios les había mandado construir?
El Tabernáculo fue construido como un lugar especial de encuentro entre los judíos y Dios. La Presencia de Dios habitaba en ese lugar. Eso podía parecer abrumador, incluso aterrador. Cuando Dios dio la Torá en el Monte Sinaí y los judíos recibieron la revelación nacional, la experiencia fue tan sobrecogedora que el Midrash dice que después de escuchar los dos primeros mandamientos, sus almas salieron de sus cuerpos. No pudieron soportar la experiencia. Al revivir, le pidieron a Moshé que fuera el intermediario entre ellos y Dios.
Ahora la Presencia de Dios habita en el Tabernáculo. Dios le pidió a Moshé que entrara, pero él temía hacerlo.
Un famoso comentarista de la Torá, el Rambán, explica que Dios llamó cariñosamente (Vaikrá) a Moshé, explicando que el Tabernáculo fue construido para mejorar la relación entre Dios y Su nación especial, no para distanciarse más. Dios podría haber permitido que Su Presencia habitara en la Tierra de manera ocasional, sin un hogar permanente. Sin embargo, Dios quería una relación mucho más profunda; Él deseaba una sociedad, una relación cercana con Sus criaturas, y por eso nos pidió usar materiales que Él creó para construir un lugar sagrado donde Su Presencia se siente de manera tangible. Esa conexión tangible se logra mediante una hermosa síntesis de asociación entre el hombre y Dios, demostrando cuánto desea Dios una relación con Sus criaturas.
Pero a veces, como Moshé, nos sentimos intimidados. Nos sentimos abrumados y retrocedemos por miedo. Pero Dios nos dice que, aunque no podamos comprender o experimentar completamente a Dios, somos Sus criaturas y Él quiere tener una relación con nosotros. Y una relación saludable no se basa únicamente en el miedo. "Entra, acércate", nos llama Dios, "no tengas miedo. Quiero que entres en mi santuario para que podamos tener una relación". Dios no solo llamó a Moshé; Él nos llama cariñosamente a todos nosotros. Y así como Moshés escucha el llamado amoroso de Dios y se pone a Su servicio, también nosotros podemos escuchar el llamado y responder de manera similar.
Hoy habla con Dios. Pídele que te ayude a fortalecer tu relación con Él.
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