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Moshé le dijo al pueblo judío que el alimento que los sustentaba en el desierto, el maná, no caería en Shabat. Sin embargo, para tratar de provocar un alboroto entre los judíos e infundir un sentimiento de duda en la autoridad y credibilidad de Moshé, dos judíos esparcieron maná al amanecer del Shabat. Milagrosamente, vinieron los pájaros y se lo comieron todo, de modo que no quedaba ni una sola porción de maná cuando el pueblo judío se despertó. A raíz de esta historia, algunos tienen la costumbre de alimentar a los pájaros antes del Shabat de la porción de la Torá de esta semana, como muestra de gratitud por haber evitado una situación potencialmente desastrosa.
Sin embargo, podemos preguntarnos por qué es así. A los pájaros les encanta comer pan, especialmente el sabroso maná que la Torá describe que tenía sabor a masa frita en miel. ¿Por qué entonces mostrar gratitud a las aves? Ellas no hicieron nada más allá de su naturaleza para ayudarnos, y, de hecho, se beneficiaron al conseguir comer delicioso maná.
Lección:
Hay una hermosa lección que todos podemos extraer de la gratitud. Independientemente de la intención del dador, si hemos obtenido algún beneficio, estamos obligados no sólo a sentirnos agradecidos, sino a actuar como quien está en deuda y agradecido.
Existe la idea de que aunque a alguien se le caiga una moneda del bolsillo sin saberlo, y alguien la encuentre y la utilice, es como si esa persona hubiera dado tzedaká, caridad. ¡Cuánto más debemos sentirnos agradecidos a quienes nos ayudaron intencionadamente! A menudo, es fácil pasar por alto los pequeños actos de los que están más cerca de nosotros, sobre todo cuando nos sentimos como si estuviéramos constantemente dando de nosotros mismos. Sin embargo, a todos nos corresponde mostrar gratitud incluso por los pequeños actos: cuando nuestro hijo de dos años nos trae pañuelos cuando estornudamos, cuando nuestra mujer tiene una cena caliente esperándonos al llegar a casa, cuando nuestro marido saca la basura. No sólo nos beneficiamos de convertirnos en personas más agradecidas, sino que el estímulo positivo hace que los que nos rodean quieran ayudar aún más. Es una situación en la que todos ganamos.
Ejercicio:
Agradece a alguien por algo que normalmente habrías pasado por alto. Puede ser algo tan sencillo como dar las gracias a la cajera mientras pagas o llamar a alguien para decirle lo mucho que ha influido en tu vida.
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