Este año no lloro por la matzá

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El Pésaj del 2021 fue difícil para mi familia. Viviendo en una ciudad del interior de Argentina, la matzá sin gluten se debe encargar con bastante tiempo de anticipación. No es algo que podamos ir al super kosher y adquirir, (¡porque directamente no existe el super kosher!).

Pero algo me empezó a hacer ruido cuando se acercaba el jag y no teníamos noticias de cuando llegarían las dos cajas pedidas. Pregunté nuevamente cuando iban a estar. Grande fue mi sorpresa cuando descubrimos que este año no iba a llegar...

No sé cuál fue la causa, tal vez producto de la pandemia, o algo de logística, el rabino nos informó que la matzá sin gluten no llegaba a Rosario (Quiero aclarar que esto no fue en absoluto su responsabilidad, sé que compartía con nosotros nuestro pesar en ese momento y nos ayudó siempre en todo sentido).

No exagero cuando les cuento que realmente me shockeó. Que otros productos no se consigan —como las chispas de chocolates kósher para Pésaj, o la mayonesa geffen— entra dentro de lo esperable, pero ¿la matzá? Era imposible. Y ahí estábamos. Se avecinaba un Pésaj sin matzá.

Además, Pesaj es la festividad que más les gusta a mis hijos. ¿Cómo les iba a decir que este año celebraríamos el jag sin su elemento principal? Una angustia se apoderó de mí, y lloré, y pedí, y volví a pedir. Nunca imaginé que podía llegar a derramar lágrimas por algo semejante.

Pasados unos días, salió el sol después de la tormenta, la gente de Buenos Aires iba a traer también al menos una caja de matzá sin gluten para cada familia del interior que lo necesitara.

Como nos enseña el Rav Akiva Tatz, el judaísmo explica que todo lo que acontece en el plano físico o material, es un reflejo de algo que sucede en el mundo espiritual. Ahora entiendo que esas lágrimas también eran de mi alma angustiada por la idea de no poder cumplir y regocijarse con los que su Creador le pide en esos días. Días en los que la energía espiritual que circunscribió el mundo cuando salimos de Egipto está nuevamente disponible para aprovecharla en el AHORA.

Nunca me imaginé que podía llorar por ese alimento, chato, de sabor neutral, que parecería que no dice nada, pero sí, dice mucho.

¿Cuál es la diferencia entonces entre comer pan y comer matzá si son los mismos ingredientes básicos? ¿Qué lo hace tan importante y central en Pésaj? Una vez más recurro a los libros para encontrar respuestas. La diferencia entre ambas es "el tiempo".

En Vivir inspirado leemos que el momento de la redención de Egipto ocurrió a una rapidez impresionante: no hubo tiempo para que el pan fermentase y, por ello, fue sacado de Egipto en forma de matzá, pan ácimo. Estos eventos constituyen la expresión física de energías espirituales que están activadas en un nivel trascendental. Con esto el Rav hace una explicación muy profunda de cómo funciona la temporalidad del mundo y cómo se relaciona con la realización de las mitzvot.

Las fuerzas espirituales que estamos por vivir en las próximas semanas, son de una magnitud, que el pueblo judío, y cualquier individuo, puede realmente alcanzar lo imposible, dice Rav Tatz. Por ejemplo, avanzar en crecimiento personal, podría tener un cierto grado de éxito en Pésaj, más que en cualquier otro momento.

La palabra “Pésaj” significa “salto”: y en un sentido profundo, connota saltar a niveles de crecimiento que normalmente sólo podrían ser alcanzados uno por uno.

Y pensándolo bien, creo que sí dimos mentalmente un salto muy grande el año pasado.

En esos pocos días del 2021, en los que creíamos que no íbamos a tener matzá para la festividad, me llevó a reflexionar y darme cuenta de la magnitud que el tema tenía para mí. Pensaba ¿qué tengo que aprender o darme cuenta de lo sucedido? Viéndolo retrospectivamente creo que ese hecho fue uno de los que terminaron de inclinar la balanza para hacer alía. Y estar hoy en día escribiendo desde Eretz Israel. Les cuento entonces, que este año no lloro por la matzá, este año le agradezco a Dios estar en nuestra tierra y poder comprar la Matzá para nuestra festividad en el súper de mi barrio.

Le pido también que me dé el mérito de seguir mejorando cada día y poder materializar en lo cotidiano el salto espiritual que dimos el Pésaj anterior.

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