¿Estrés?

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Hay una antigua solución judía que ayuda a combatir el estrés en nuestras vidas, pero no es fácil.

Ha habido muchos artículos sobre el estrés últimamente (¡me estreso con sólo leerlos!). Hacer muchas cosas al mismo tiempo lleva al estrés. El mercado laboral inseguro, los créditos financieros, la sobrecarga de información, las familias con dobles ingresos y el matrimonio, todo lleva al estrés. ¿Qué nos estamos haciendo? ¡Incluso el tiempo libre nos pone ansiosos! En un mundo en donde todo es supuestamente más rápido y más fácil, ¿por qué no nos sentimos mejor?

Hay muchas desventajas en una existencia llena de estrés – desafíos matrimoniales, hijos presionados e infelices, riesgos de salud. Pero quizás la mayor pérdida es la sensación de alegría y optimismo que debería acompañarnos durante el día. Quizás la mayor desventaja de estar ocupados en cada momento es que nunca nos detenemos a disfrutar ninguno de ellos. Quizás el precio que estamos pagando es la pérdida de la felicidad, la inhabilidad de lograr tranquilidad. ¿Puede una persona que está "estresada" obtener placer de su pareja e hijos? ¿Estás demasiado tenso/a como para disfrutar de tu hermoso jardín o una cena relajante? ¿Necesitas notas que dicen "decirle a mi esposo/a que lo/a amo" o "leerle un cuento a los niños" y "¡no te olvides de concentrarte mientras lo haces!"?

Demasiado a menudo nos mantenemos ocupados para reforzar nuestra autoestima y evitar la introspección. Demasiado a menudo nos mantenemos ocupados para evitar las complicaciones y el verdadero esfuerzo que requieren nuestras relaciones interpersonales. Demasiado a menudo nos mantenemos ocupados porque no conocemos otra forma, ¡y es demasiado estresante cambiar!

La confianza en Dios es la única clave para una existencia realmente libre de estrés, la única clave para alcanzar la verdadera tranquilidad.

Mis amigas en la profesión médica pueden ofrecer una extensa lista de síntomas relacionados con el estrés que ven en estos días: demasiados dolores sin causa física aparente; demasiadas visitas sin razón a la consulta del médico. Demasiada depresión y demasiadas pastillas. ¿Es esto progreso?

Hay una antigua solución judía que ayuda a combatir el estrés en nuestras vidas, pero no es fácil. No involucra meditación o acupuntura. Puede hacerse sin feng shui o regresiones a vidas pasadas. Y ningún descubrimiento cabalista de Madonna te ayudará.

Se llama bitajón – confianza en Dios, y es la única clave para una existencia realmente libre de estrés, la única clave para alcanzar la verdadera tranquilidad.

Bitajón significa reconocer que Dios es uno, y que todo el mundo es una expresión de Su voluntad. Dado que Dios es completamente bueno, todo lo que ocurre en el mundo es una expresión de la bondad de Dios.

Las implicaciones de esto son finalmente muy liberadoras. Si realmente pudiéramos interiorizar esta idea, revolucionaríamos la forma en que vivimos nuestras vidas. Si eres controlador/a como yo (no he llegado a ganchos de ropa rosados para mis hijas y azules para mis hijos, ¡pero sí insisto en mantener los libros de mis hijos ordenados según el tomo cuando es posible!), entonces dejar ir la ilusión de que tú controlas el mundo es un gran desafío. Como aquellos que se sientan junto a la ventana del avión para chequear las alas de vez en cuando y ver que todo está en orden, yo tengo esta sensación de que si me relajo, mi mundo girará fuera de control. Al mismo tiempo, yo sé intelectualmente que no está bajo mi control. Pero si respiro profundo y luego saco el aire, y por un momento reconozco que yo no estoy volando el avión, que todo está fuera de mis manos, tengo un momento de paz.

La meta no es solamente extender estos momentos, sino remover el otro impedimento para la tranquilidad – el miedo. Muchos de nosotros vivimos con miedo y ansiedad producto de diferentes acontecimientos diarios – desde ataques terroristas a terremotos a enfermedades trágicas, Dios no lo quiera. Y cuando la causa aparente para la ansiedad es removida, ésta encuentra eficientemente otro problema sobre el cual reposar.

Pero, ¿qué pasa si yo realmente reconozco que todo lo que ocurre es para bien, que todo es un regalo personal de Dios? Mi ansiedad simplemente se desvanece.

Así que estoy trabajando en eso. Mi ansiedad está lejos de desvanecerse. Mi nivel de estrés sigue alto. Pero yo sé cuál es la solución; yo conozco el mantra que debo recitar y estas son las palabras: "Dios maneja el mundo; Él me ama y solamente quiere lo bueno para mí". ¿No es eso lo que le decimos a nuestros hijos? Adquirir esta noción y obtener como resultado la ansiada libertad, es el verdadero trabajo de la vida. No es fácil, ¡está lejos de serlo! Y es tentador pensar que los químicos correctos, el amuleto correcto, el gurú correcto pueden hacer el trabajo por ti. Queremos tan desesperadamente creer en la magia. Pero aquí no hay magia. Está solamente el lento y constante trabajo de reconocer que estamos en buenas manos, y que Él no nos dejará caer.

Si queremos alcanzar este reconocimiento y disfrutar de la correspondiente tranquilidad, debemos utilizar una batería completa de herramientas para adquirir este concepto esencial. Comienza estudiando. Cada historia en la Torá habla de este tema, la milagrosa historia y supervivencia del pueblo judío habla de este tema, cada libro sobre crecimiento personal habla de este tema – tanto como las bondades en cada una de nuestras vidas. Estudia para reforzar esta idea (no existe eso de "ya lo hice" en el estudio de Torá).

Toma tu estrés y relaciónalo con Dios.

Mi esposo sugirió otra herramienta: toma tu estrés y relaciónalo con Dios. Por lo que sea que agonicemos – dinero, peso, tus hijos, paz mundial – estas cosas nos obsesionan cada día. Así que cada vez que tengas un pensamiento estresante, responde, "Dios nos ayudará". Haz una lista de tus ansiedades en la batalla por obtener bitajón.

Anima a tus amigos y familia a reconocer la mano de Dios en sus vidas. Yo conozco muchas personas que cuentan estos incidentes en su mesa de Shabat, o durante la cena en la semana, o mientras están llevando a los niños a algún lugar.

Cuenta tus bendiciones. Esta es la herramienta más obvia, pero en cierto aspecto la más difícil de utilizar. De buen humor, es una herramienta maravillosa. De mal humor (cuando más la necesitamos), nos quejamos de su ineficacia. Hazlo de todas formas. Regularmente.

Y haz un recuento espiritual. ¿Cómo voy? ¿Estoy trabajando en eso? Las cosas más significativas en la vida solamente se adquieren a través de enorme esfuerzo (¡¿no odias cuando la gente te dice eso?!). Pero quién puede imaginarse cuán grande es la recompensa…

Todos estamos buscando esa elusiva tranquilidad, y demasiado a menudo es a través de medios ineficaces e incluso dañinos.

Está disponible. Dios está ansioso (perdón por el juego de palabras) esperando nuestro regreso. Solamente cierra tus ojos, recuéstate… y déjate llevar.

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