Ética judía: la caridad comienza por casa

2 min de lectura

Pero un "hogar verdadero" es aún mejor.

Pregunta: Mi presupuesto para caridad es relativamente limitado. ¿Puedo entregarlo a miembros necesitados de mi familia?

Respuesta: La respuesta a tu pregunta parece obvia. Siglos antes de que se acuñara en español la expresión "la caridad comienza por casa", el profeta Isaías (58:7) reprendió al pueblo diciendo: "Es para compartir tu pan con el hambriento y para que traigas a los pobres que rechazaste en tu casa, y para que cuando veas al desnudo, le cubras de ropas y para que no te ocultes de tu propia carne", lo que alude a tu propia familia. Incluso antes, la Torá nos dice: "Abrirás tu mano a tu hermano, a tu pobre y a tu necesitado en tu tierra" (Deuteronomio 15:11). Una antigua traducción aramea dice explícitamente que "tu hermano" es "tu pariente".

Por lo tanto, la ley judía dice específicamente que en nuestras decisiones de caridad los miembros de la familia tienen precedencia antes que otros individuos necesitados u otras causas. (1)

Sin embargo, hay otra fuente que parece sugerir lo opuesto. Uno de los diezmos que menciona la Torá está destinado a los pobres. El Talmud nos informa que podemos dar este diezmo a miembros de la familia, pero "la desgracia le sobrevendrá a quien alimenta a su padre con el diezmo de los pobres". (2)

Los comentaristas explican esta paradoja de forma muy simple. Idealmente, el apoyo a nuestros parientes más cercanos no debe considerarse en absoluto como "caridad". Tal como no nos mantenemos a nosotros mismos de nuestro presupuesto de caridad, también debemos considerar las necesidades básicas de los miembros pobres de nuestra familia como necesidades básicas que debemos financiar con nuestro presupuesto principal. La caridad es exactamente ese dinero que está más allá de nuestras necesidades y que se deja de lado para ayudar a las necesidades de los demás.

Por lo tanto, la persona que convierte a un padre pobre en un "caso de caridad" en vez de verlo como parte de su propia familia, merece ser condenado. El resultado es que el padre se siente una carga en vez de ser honrado como un miembro de la familia, y al mismo tiempo otros pobres de la comunidad se ven privados de ayuda porque todo se usa para ayudar a los miembros de la familia.

Sin embargo, la realidad es que muchos hogares no tienen dinero adicional para ayudar a parientes pobres y también dar una mano a otros miembros necesitados de la comunidad. En este caso no sólo está permitido, sino que de hecho es adecuado dejar ese dinero para ayudar a los parientes como dinero de caridad. La caridad es un hábito que se debe cultivar e inculcar. La Mishná (3) nos dice que "Todo es acorde con el alcance de nuestros actos". Maimónides explica que una persona debe esforzarse por hacer muchos buenos actos para desarrollar buenos hábitos. Él escribe que en particular es mejor dar frecuentemente una pequeña suma de caridad antes que dar sólo un gran donativo.

Asimismo, si una persona concluye que no puede dar más caridad ese año porque ayudar a un pariente pobre está afectando su presupuesto, puede perder el hábito de dar caridad En ese caso, es mejor designar el dinero como caridad, pero al distribuir los fondos dar precedencia a los padres, hijos u otros parientes cercanos.


Fuentes:

(1) Shulján Aruj Ioré Deá 240:5, 251:3

(2) Talmud de Babilonia, Kidushín 32a

(3) Mishná Avot 3:15

 

Haz clic aquí para comentar sobre este artículo
guest
0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.