Como el director general de un gran conglomerado, Dios fija los presupuestos y determina el rol de cada persona, en base al nivel de responsabilidad que estamos dispuestos a asumir.
Nuestros sabios nos dicen que cada fiesta del calendario judío se asocia a una parte diferente del cuerpo humano, y obviamente, Rosh Hashaná representa la “cabeza”.