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La adversidad hace que se encuentren fuerzas que uno no pensaba que tenía.
¿Cómo encontrar un nuevo punto de equilibrio y renovarse emocionalmente, para volver a encontrar la felicidad?
Una de las pruebas más difíciles en la vida, es la de encontrar fe y creer en Dios cuando se siente que el mundo donde uno vive no tiene sentido, cuando todo se complica, cuando surgen problemas dolorosos y en casos hasta situaciones que no tienen solución.
En realidad, todos tenemos desafíos que enfrentar; a algunos les llegan antes y quizás a otros mucho mas tarde, pero nadie se salva de estos: “problemas” y “oportunidades” para crecer. Encontrar fuerza para desarrollar capacidades personales, desarrollar el potencial personal, hacer todo lo que está al alcance personal, ser mejor persona y encontrar la conexión con Dios, es una labor y un compromiso personal, quizá el tener problemas que no se buscan, situaciones más complicadas y demás, tan solo sea una oportunidad que nos regala Dios para ser mejores y acercarnos más a él.
Sin querer se crea la costumbre de vivir en un hogar discorde con peleas frecuentes, donde se manejan diferencias y desacuerdos de manera desagradable, se lastiman o se ignoran continuamente. En un abrir y cerrar de ojos la relación se deteriora y se convierte en una pareja aburrida, desconectada que sólo funciona por costumbre, sin gusto y donde el alma de ambos se vacía.
Hay sufrimiento, desgaste emocional, se experimentan sentimientos de soledad, frustración e incomprensión, la pareja llega a un punto en que la indiferencia predomina hasta que se llega a una situación que no se puede resistir más, se ocasiona una crisis mayor, una ruptura y en casos un divorcio inevitable.
Esta historia suena como un relato que marca el final de una relación, probablemente lo sea, sin embargo también es el principio de un resurgimiento, un redescubrimiento y un reencuentro contigo mismo/a, con una persona que se encuentra forzada a crecer a pesar del dolor y el sufrimiento que siente.
En los mejores casos, estas crisis y problemas hacen que la persona, encuentre su nueva realidad, tomando conciencia, responsabilidad y sobretodo encontrando valor para analizar y aceptar sus propias fallas; tratando sinceramente de mejorar, para recuperar su solvencia personal; restableciendo su estabilidad emocional, su paz interna y en algunos casos, hasta vuelve la posibilidad de que resurja la relación casi perdida.
En esos momentos de duelo o de pérdida y de incertidumbre, es importante recordar que este es justo el momento para recuperar el amor propio, la confianza en la vida y sobretodo la fe de que en algún momento las cosas serán mejor.
Lo que es definitivo es que la persona que sufre una separación o ruptura con su pareja jamás vuelve a ser la misma persona. En la mayoría de los casos crece, madura y sin buscar el cambio, cambia.
Ingredientes:
Recomendación del chef: Reconozco que no se puede cambiar lo sucedido, ni tampoco se puede detener el proceso de la pérdida por más doloroso que este sea, pero definitivamente sí se puede aprender de él. Voy a tomar conciencia y responsabilidad de mis acciones, no soy víctima y voy a salir adelante.
Modo de preparación:
“Las situaciones que ocasionan dolor llegan solas, nadie las busca por gusto, por lo tanto hay que aprender a vivir a pesar del dolor, hay que dejar la negligencia, la arrogancia y seguir adelante”
Extraído de recetasparalavida.com
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