Guerras innecesarias: Una reflexión personal sobre el escenario internacional

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¿A quién le has “declarado la guerra” a causa de tus ideas o expectativas?

La situación actual mundial es alarmante, el mundo está en guerra, las personas se matan unas a otras. Se ha perdido por completo la habilidad de escuchar y de llegar a acuerdos.

La crisis parece ser cada vez más grande y prolongada, no hay para cuando vivir en paz. Ya no sólo se trata de superar la pandemia y controlar las catastróficas consecuencias sociales y económicas del COVID y sus variantes, ahora también debemos lidiar con actos violentos e invasivos, países han declarado la guerra, gente lucha y muere por defender su hogar.

Esta guerra refleja el clima emocional que el mundo está viviendo. Ideas polarizadas, sentimientos encontrados, valores perdidos.

Parece casi imposible vislumbrar la paz, armonía y bienestar, ya que la inestabilidad y los problemas se multiplican. Algunos conflictos se convierten en la causa de otros, cada vez las cosas se complican más.

Hay una gran cantidad de “soldados” que luchan sus batallas desde la comodidad del teclado de sus teléfonos y apuntan a sus enemigos en las redes sociales acusándolos y condenando sus ideas como si fueran actos criminales.

En realidad, lo que está sucediendo es que el mundo interno se ha fragmentado y conflictuado. El mundo externo se ha convertido en el espejo del mundo interno.

Inseguridad, viejos resentimientos y malentendidos no resueltos ahora son el motivo de lucha y grandes rupturas.

Las personas que fueron lastimadas se convirtieron en seres egoístas imposibilitados de sentir compasión, ni siquiera por los que algún día fueron sus amigos más cercanos. Una crisis triste y dolorosa.

Siendo honestos y realistas, ¿quién no ha iniciado una discusión innecesaria o ha provocado una disputa por falta de información, o simplemente ha criticado cruelmente las acciones de personas sin realmente conocer el contexto completo?

Quizás sin querer, por la necesidad que se tiene de sobrevivir, el “YO soy, YO siento, YO necesito”, se ha convertido en una voz predominante y desesperada. La conciencia de que se vive con otras personas quedó en el olvido.

La lucha por no perderse en el ruido del mundo desenmascaró el lado oscuro de la humanidad. Las personas se irritan con facilidad, los pensamientos negativos están a flor de piel, el estrés y las tensiones parecen ser condiciones naturales, el cansancio y agotamiento emocional impregnan el mal humor que contagia. Se vive un clima de ansiedad y frustración.

La buena noticia es que existe un remedio, y éste, está al alcance de todos. Cada uno tiene el poder para sanar este mundo.

La solución empieza con cada persona. Todos deben hacerse responsables de sanar su mundo interno. Encontrar mejores razones para perdonar, enfocarse en encontrar las similitudes y el bien común. Compartir más, criticar menos. Hacer más y hablar menos.

Te sanas tu internamente y sanas al mundo externo. Calmas la guerra interna, detienes las discusiones e inicias el proceso para disolver los resentimientos y las peleas innecesarias.

La receta: Sanando tu mundo interno

Ingredientes:

• Gratitud – agradecer la oportunidad de vivir y de poder sanar
• Bondad – amor por el prójimo, alegría por compartir, generosidad
• Paciencia – calma, aceptación y tolerancia en relación con los demás
• Responsabilidad– cada uno tiene el poder y la obligación personal de sanar
• Esperanza – Fe y confianza que este mundo se puede mejorar

Afirmación personal para mejorar tu mundo interior:

Mi mundo interior es valioso y lo tengo que cuidar para poder vivir en paz y armonía con el mundo exterior. Busco ver con claridad, tener calma y actuar con conciencia para tener mejores relaciones con mi gente y el mundo. Reconozco que si me sano internamente, ayudo a sanar al mundo también. Yo soy parte del mundo y mis comportamientos pueden influir a los demás. Siempre hay una nueva oportunidad para mejorar, compartir y agradecer. Yo puedo ayudar a sanar el mundo donde todos vivimos.

Como sanar el mundo interior:

1. Cada uno puede y debe hacer la diferencia en el lugar donde vive. La actitud interna es un factor determinante para sanar, cultivar y mejorar las relaciones con uno mismo y con el mundo.
2. Los estados de ánimo y los sentimientos se pueden controlar y enfocar. Así como uno se puede enfocar en sentir su cansancio, enojo o frustración, también uno puede dirigir su atención para encontrar paz, ayudar a otros, descansar y poder perdonar. La elección es personal.
3. Aceptar que cada persona es valiosa y digna de ser respetada. Ser humilde y sensible abre las puertas para que el corazón escuche y la mente deje de controlar sus creencias egoístas e intransigentes.

“Cuida tu mundo interno y sanaras el mundo externo, la paz de todos empieza contigo”.


Extraído de recetasparalavida.com

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