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Hafrashat jalá, la mitzvá de "separar jalá"

La mitzvá de hafrashat jalá se aplica cada vez que preparamos masa a partir de trigo, espelta, centeno, cebada, avena, o una combinación de ellas.

La mitzvá de "separar jalá" se aplica cada vez que preparamos masa (incluso durante la semana) usando un kilo de cualquiera de estas cinco harinas: trigo, espelta, centeno, cebada, avena, o una combinación de ellas.

Primero, mezcla la harina con el agua (y cualquier otro ingrediente que uses). Cuando se convierte en masa, toma aproximadamente un puñado de la mezcla, sepáralo del resto, levanta el pedazo y declara, "esto es jalá". Ahora pon el pedazo que separaste de la masa ("la jalá") a un costado, y hornea el resto.

En los tiempos del Sagrado Templo, este pedazo era consagrado para el uso de los cohanim (sacerdotes) y sus familias. Hoy en día, aunque el Templo ya no existe físicamente, sigue siendo el foco de nuestra visión espiritual sobre nuestra identidad como pueblo. Para conmemorarlo, tomamos el pedazo de masa y lo botamos (después de envolverlo para que no esté en contacto directo con el resto de la basura) o lo quemamos. Si lo quemas, debe estar envuelto en papel aluminio, y nada más debe estar horneándose en el horno al mismo tiempo.

El momento después que la "jalá" (el nombre del pedazo) es removida es un momento de profunda cercanía espiritual a Dios. Es un conducto entre esta realidad y un nivel que está mucho más allá de las paredes de nuestras cocinas. Muchas mujeres aprovechan este momento para rezar por sus familias, por nuestro pueblo, y por la restauración del Templo, o por quienquiera que necesite un mérito especial.

Si estás horneando una masa grande, más de 2.2 kilos de harina de acuerdo a la costumbre Ashkenazí, o 1.7 kilos de acuerdo a la costumbre Sefaradí, se dice una bendición antes de remover el pedazo de masa. La bendición es:

Baruj ata Ado--nai, Elo--heinu melej ha-olam, asher kidshanu bemitzvotav, vetzivanu lehafrish jalá min ha-isa.

Bendito eres tú Dios, Rey del universo, Quien nos hizo sagrados con sus mandamientos, y nos ordenó separar jalá de la masa.

Al invocar el nombre de Dios, la fuerza del acto es mucho más grande. Por esto, algunas mujeres hacen una gran masa para poder decir la bendición. Podrías entonces regalar algunos de los panes (¡todavía no he escuchado una queja de los receptores!), o congelar el resto.

[Si vives fuera de Israel, y te olvidas de separar la masa y no tienes otro pan para usar en Shabat, puedes sacar un pequeño pedazo (sin decir "esto es jalá" o la bendición) y comer el pan. En Israel, el pan es considerado "no- casher" hasta que la bendición apropiada es dicha después de Shabat].

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