Héroes en Todas Partes

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¿Por qué el huracán Sandy repentinamente convirtió a ciudadanos comunes en héroes?

El huracán Sandy trajo consigo una horrible devastación y sufrimiento.

Pero en su desenlace, hay una pequeña medida de consuelo. Si bien la tormenta generó caos sin paralelo, también dio pie a inimaginables actos de heroísmo.

Incluso mientras la naturaleza demostró su rudeza, los seres humanos hicieron frente al desafío con actos de increíble bondad y coraje. Voluntarios arriesgaron sus vidas por voluntad propia para buscar sobrevivientes en las oscuras casas que podían en cualquier momento ser llevadas por las furiosas aguas. Rescatadores cargaron en sus espaldas a extraños en peligro hacia un lugar seguro, bajando por las cajas de escaleras desde los pisos más altos y a través de calles inundadas hasta el punto en que respirar era casi imposible. Personas ancianas y postradas en cama en pisos superiores de edificios altos en Manhattan en necesidad de comida y agua fueron visitadas por personas anónimas quienes, sin el uso de elevadores, les llevaron salvadora ayuda.

Personas arriesgaron sus propias vidas para ayudar a otros – no solamente a sus vecinos sino incluso a completos extraños.

La crueldad de la tormenta fue, en innumerables maneras, superada por la compasión humana. Lo que presenciamos fueron actos de bondad más allá de toda comprensión. Personas arriesgaron sus propias vidas para ayudar a otros – no solamente a sus vecinos sino incluso a completos extraños.

En un mundo dominado demasiado a menudo por la competitividad y la indiferencia, ¿cómo podemos entender esta extraordinaria muestra de heroísmo de parte de tantos? ¿Por qué ciudadanos comunes se convirtieron repentinamente en héroes?

Yo pienso que Bob Riley estaba en lo cierto cuando escribió que "Los tiempos difíciles no fabrican héroes. Es durante los tiempos difíciles que nuestro "héroe" interno es revelado". El heroísmo es tan solo otra palabra para la verdad bíblica de que Dios nos creó a Su propia imagen. Dios está dentro de nosotros. Él añora que nosotros siempre cumplamos con nuestra misión de ser como Él.

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Como nos dice el Midrash, la Torá comienza y termina con historias de la compasión de Dios. Dios vistió a los desnudos en el Jardín del Edén, incluso después de que pecaron, en la primera historia en Génesis, y Dios enterró a los muertos, luego de que Moisés completó sus años en la tierra, como está escrito al final del libro de Deuteronomio. Así también debemos tomar las acciones de Dios como paradigmas de nuestra conducta. Y muy dentro de nosotros la aún pequeña voz que nos habla desde nuestras almas transmite ese mismo mensaje.

La pregunta real no es sobre los tiempos en los que vivimos de acuerdo a nuestro máximo potencial espiritual. Lo que necesitamos explicar es por qué tan a menudo elegimos ignorar la llamada de lo sagrado adentro nuestro. ¿Por qué es que solamente en respuesta a los desafíos estamos tan dispuestos a ser santos?

Y después de leer un montón de historias sobre heroísmo después de este pasado huracán pienso que finalmente encontré la respuesta.

Actuamos de manera noble cuando sabemos que no podemos transferir la responsabilidad a otros.

Invariablemente las personas que fueron entrevistadas por sus actos de valentía y benevolencia rechazaron toda alabanza. Ellos explicaron que simplemente hicieron lo que tenían que hacer porque se dieron cuenta que "no había nadie más ahí para hacerlo". Cuando ellos entendieron que dependía de ellos, no había forma de que pudieran negar la llamada de su conciencia.

Dicho de forma simple, somos santos cuando reconocemos nuestra singularidad.

Actuamos de manera noble cuando sabemos que no podemos transferir la responsabilidad a otros. Cuando no podemos racionalizar nuestra pasividad con la excusa de que alguien más podría también cargar con el peso, no tenemos más opción que permitir que nuestra santidad prevalezca.

Hay una historia legendaria que se cuenta sobre una comunidad judía muy pequeña en algún lugar que tenía exactamente 10 judíos observantes. Ellos se arreglaron para tener una sinagoga con servicios diarios regulares. A pesar de la dificultad para conseguir un minián, un quórum de 10 judíos, ellos nunca titubearon. Cada uno de sus miembros sabía que sin su participación personal, una vital necesidad religiosa sería anulada.

Semana tras semana, mes tras mes, la comunidad con tan sólo 10 judíos observantes continuó con éxito sus servicios. Y luego una nueva familia llegó al pueblo. Para el deleite inicial de la congregación, el jefe de esta familia también aceptó de buena gana la responsabilidad de unirse al minián. Y desde ese día en adelante, ahora con 11 integrantes, ¡la sinagoga nunca más tuvo un quórum de 10 judíos!

Cuando cada uno de los participantes sabía que ellos eran esenciales, que sin ellos su sueño de servicios diarios sería imposible, ellos tuvieron éxito. Una vez que la realización aclaró que alguien más podía ser el "10mo hombre" esencial, nadie volvió a tomar su compromiso con la misma seriedad.

Para convertirnos en héroes necesitamos el sentimiento de que el mundo depende de nosotros.

Que extraordinario que Maimónides toca precisamente este punto cuando discute cómo debemos prepararnos para los días de juicio anuales desde Rosh HaShaná hasta Iom Kipur.

A lo largo del todo el año, una persona debería verse a sí misma igualmente balanceada entre el mérito y el pecado, y debería ver al mundo igualmente balanceado entre mérito y pecado.

Si él comete un pecado, él inclina su balanza y la del mundo entero hacia el lado de la culpa y trae destrucción sobre sí mismo. [Por el otro lado,] si él realiza una mitzvá, él inclina su balanza y la del mundo entero hacia el lado del mérito y trae liberación y salvación para sí mismo y para los demás. Esto está implícito por [Proverbios 10:25] "Un hombre justo es la base del mundo", es decir, aquel que actuó bien, inclinó la balanza del mundo entero para merecerlo y salvarlo (Mishné Torá, Leyes de Arrepentimiento 3:4).

El primer paso para la autorrealización es reconocer que todas nuestras acciones son pesadas en las balanzas celestiales y que cada acción, buena o mala, puede hacer que la balanza se incline hacia la recompensa o el castigo. Pero hay algo incluso más desafiante que el mero reconocimiento de que todo lo que hacemos tiene consecuencias personales. Es desalentador, y en cierto nivel, realmente atemorizante; sin embargo, si la humanidad lo tomara en serio, esto realmente tiene el potencial de cambiar al mundo entero.

Imaginen si cada uno entendiera que como individuos tenemos el poder de afectar el destino de nuestro planeta. Imaginen si viéramos la dirección de la historia siendo influenciada por nuestra voluntad de ser héroes diariamente. Imaginen si no necesitáramos las dificultades para exteriorizar la santidad que existe dentro de nosotros.

Si solamente captáramos la verdad de la enseñanza de Maimónides. Podríamos, cada uno de nosotros, reconocer que nosotros y solamente nosotros somos capaces de ser el "10mo hombre". Y como no hay nadie más importante que nosotros en todo el mundo cuando se trata del juicio de Dios, podríamos inspirarnos lo suficiente como para vivir siempre nuestras vidas con el mismo tipo de espíritu heroico que salió a la luz con el huracán Sandy.

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