Individualismo vs. Colectivismo

09/05/2022

3 min de lectura

Behar-Bejukotai (Levítico 25-27 )

Si tuvieras que elegir, ¿sacrificarías tus propios objetivos, sueños y deseos por el bien de tu familia o en beneficio de tu grupo?

El psicólogo social holandés Geert Hofstede condujo una investigación pionera en el campo de la psicología intercultural, analizando las diferencias entre diversas clases de cultura. Dos elementos esenciales de su obra incluyen la caracterización de las culturas individualistas versus las culturas colectivistas. Las culturas individualistas, (como los Estados Unidos y los países de Europa Occidental), tienden a valorar la independencia, la autonomía y la singularidad. En contraste, las culturas colectivistas (tipificadas por los países de Asia Oriental), valoran el hecho de ser parte de un grupo y la armonía por encima de la expresión de valores u opiniones personales.

¿La tradición judía se encuentra dentro el marco de una cultura individualista o colectivista?

Una de las fuentes clásicas que sugiere una tendencia colectivista en el pensamiento judío tiene sus raíces en el pasaje de reproche que encontramos en la parashat Bejukotai. En lo que debe entenderse como una inquietante descripción de destrucción, la Torá declara que incluso sin que nadie lo persiga, el pueblo judío huirá en tal estado de pánico que tropezarán unos con otros (Vaikrá 26:37). En esta imagen de personas tropezando unas sobre otras, los Sabios encuentran una alusión a la idea de que todos los judíos son mutuamente responsables: "kol Israel arevim ze bazé" – cada judío es garante del otro. Este principio tiene ramificaciones para muchas leyes, pero también sirve como un profundo mensaje ético, espiritual y metafísico de responsabilidad colectiva. A través de los desafíos y las celebraciones, estamos en esto todos juntos. Esta idea genera responsabilidades mutuas morales y religiosas.

Sin embargo, a pesar de esta y de otras indicaciones que tienden a categorizar a la Torá como un sistema colectivista, también encontramos en la Torá muchas ideas individualistas. Por ejemplo, cada individuo está obligado a decir: "el mundo fue creado sólo para mí". Además, no está permitido sacrificar a un individuo para salvar a una comunidad, y uno está obligado a salvarse a sí mismo antes que salvar a cualquier otra persona.

Al no encajar bien en ninguno de los paradigmas, queda claro que el pensamiento judío contiene tanto impulsos colectivistas como individualistas. Como explicó Rav Iosef B. Soloveitchik en su ensayo "La comunidad": "La grandeza del hombre se manifiesta en su contradicción interna, en su naturaleza dialéctica, en el hecho de ser único y sin ninguna relación con todos los demás y a la vez estar relacionado con los demás y pertenecer a una estructura comunitaria". Las diferentes fuentes que apuntan en distintas direcciones reflejan esta tensión que requiere que logremos un equilibrio entre los componentes individuales y colectivos de nuestra naturaleza.

Este equilibrio combinado de individualismo y colectivismo también se ve reflejado en el concepto de la cuenta, como lo vemos en la cuenta de los 50 años hasta el Iovel (Jubileo) y la cuenta de las semanas y los días del Ómer. Al discutir las leyes de Iovel en la parashat Behar, el versículo declara en forma singular: "vesafarta lejá – tú debes contar" (Vaikrá 25:8). Los Sabios entienden que esto es una directiva respecto a la cuenta. Debe haber una cuenta singular para toda la población efectuada por el Beit Din. Con respecto a la cuenta del Ómer, hay dos versículos diferentes, que utilizan dos formas gramaticales diferentes. Por un lado nos dicen que debemos contar usando la forma singular: "tispor lejá" (Devarim 16:9), pero también se declara la misma idea en plural: "usefartem lajem" (Vaikrá 23:15). A partir de esto, los Sabios aprenden que existe tanto una obligación individual de contar, como una directiva para que las Cortes cuenten a nivel comunitario.

La cuenta del Ómer, un símbolo rabínico de nuestra preparación para recibir la Torá, incorpora los elementos duales de la responsabilidad individual y colectiva. Somos una cultura tanto individualista como colectivista y nuestra tarea es usar las pautas y el marco de la Torá para encontrar un equilibrio entre darnos prioridad a nosotros mismos y servir a nuestra comunidad.

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