Internalizar las ideas que aprendimos en Pésaj

2 min de lectura

El verdadero trabajo de Pésaj comienza ahora.

Pregunta: ¿Por qué me parece que estoy experimentando la libertad asociada a Pésaj sólo cuando terminó la festividad? Me veo tentada a pensar que, a pesar de no estar conectado con la posibilidad de comer pizza y pasta de acuerdo a los deseos de mi corazón (no podría hacerlo, ¡tendría otras consecuencias!), sí parece estar relacionado con el hecho de que se terminaron las restricciones de la festividad.

Ahora que ya guardamos todas las ollas, sartenes, platos e ingredientes de Pésaj que ocupaban cada espacio disponible en mi hogar, la cocina parece más amplia. Incluso el aire es más suave y el sol brilla más fuerte. ¿Cómo puedo explicar esto?

A pesar de mi irónica teoría, creo que hay una realidad importante en lo que estoy describiendo. Hay ideas que pueden aparecer en un instante; en momentos de inspiración. Mientras nos preparamos para Pésaj, podemos tener estos momentos que nos conectan más profundamente con la festividad o en medio del Séder podemos iluminarnos con una idea que profundiza nuestra experiencia, que nos lleva de regreso a Egipto o nos conecta con la historia y los objetivos del pueblo judío o, todavía mejor, nos acerca a Dios.

Pero, como en terapia y en todos los otros aspectos de la vida, las ideas son sólo el comienzo. El verdadero crecimiento ocurre cuando esas ideas son internalizadas, cuando se vuelven parte de nuestro ser. Para que eso ocurra, tenemos que sentarnos con la idea, pensar en ella, expandir la idea y recordarla. El Séder de Pésaj es el comienzo de este proceso, no el fin.

Armados con nuestras ideas y decididos a incorporarlas a nuestro ser, marchamos con el resto de nuestro pueblo hacia la entrega de la Torá en Shavuot, un evento que sólo es posible a través de entender y valorar la libertad que comenzó con Pésaj.

Siempre señalo que todo el mundo recuerda la primera parte de lo que Dios le dijo a Moshé que le dijera al Faraón: "Deja salir a Mi pueblo". Pero pocos conocen la segunda parte de la frase: "para que puedan servirme". Esta es la esencia de la posibilidad inherente en el regalo de la libertad: la opción de servir a Dios.

Después de haber levantado nuestras cabezas de la terrible esclavitud de Egipto, sentimos esa nueva sensación de alivio que nos permite dedicar nuestros esfuerzos y energías a desarrollar y profundizar la relación con nuestro Creador. Como pueblo, necesitábamos la experiencia de la esclavitud, de las plagas, de la ofrenda de Pésaj y la sangre en los portales antes de poder comenzar a valorar realmente nuestra libertad, antes de poder comenzar nuestra trayectoria de verdadero servicio a Dios. Esto sólo fue posible después de salir de Egipto.

Lo mismo ocurre a nivel individual. Tuvimos la experiencia. Tuvimos las ideas. Exploramos nuestros obstáculos personales y utilizamos las herramientas del Séder para trabajar y alejarlos de nuestra psiquis. Ahora, cuando la festividad concluyó, sentimos una nueva sensación de alivio, vemos un destello de libertad. No es porque disminuyó el ruido y el caos y ahora tenemos la posibilidad de pensar (es una broma, me encanta recibir a mis nietos). Es porque al terminar la festividad, comienza la internalización de las ideas.

El Rey Shlomó nos recordó que hay un momento para cada cosa. Al terminar Pésaj, es el momento de ponernos a trabajar, de tomar las ideas que obtuvimos en la festividad y volverlas parte de nuestras vidas, de entender y experimentar nuestra libertad y usarla tal como Dios desea que lo hagamos.

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