

6 min de lectura
Crear nuestra conexión con la tierra de Israel.
Cuando hablamos de Iom Haatzmaut, el Día de la Independencia de Israel, la pregunta que debemos hacernos es: ¿dónde estamos en nuestra relación con la tierra de Israel? Este es un día que podemos celebrar de diversas maneras, pero es conveniente que lo convirtamos en un día de introspección.
Todos sabemos y creemos que el Mashíaj puede venir en cualquier momento y que está a la vuelta de la esquina. Pero ¿cómo reaccionamos ante esto? El Talmud (Shabat 31a) dice que en el Día del Juicio se nos preguntará si anhelamos la salvación. El Aderet veHaemuná explica que esto alude a si pusimos el anhelo de la salvación como el objetivo principal de nuestras vidas y cómo aplicamos nuestras vidas individuales para lograr este objetivo nacional. ¿Estamos sólo ocupados en nuestras vidas individuales y en nuestro desarrollo, aunque sea nuestro desarrollo espiritual, o somos capaces de enfocarnos en una visión cósmica de nuestra nación en su conjunto? Debemos preguntarnos si estamos tratando de avanzar la historia y acercar el fin del exilio. Si somos honestos con nosotros mismos, sabemos que esta pregunta es algo en lo que la mayoría fallamos. Todos creemos en la llegada del Mashíaj, pero… ¿realmente lo creemos?
La pregunta es: ¿dónde estamos en términos de nuestra conexión con la tierra de Israel? ¿Qué tan cerca estamos en nuestro deseo de aprender, vivir y asentarnos en la tierra de Israel, que finalmente será el lugar de morada cuando llegue el Mashíaj? Rav Moshé Wolfson escribe que la centralidad de la tierra de Israel es clara desde el principio de los tiempos, como nos enseñan nuestros Sabios, que el mundo fue creado desde la tierra de Israel y el resto del mundo se expandió desde allí. Además, Adam, el primer hombre, fue creado de la tierra de la tierra de Israel. Tenemos una atracción magnética hacia la tierra.
Si bien esto refleja una tendencia humana general hacia Israel, la conexión del pueblo judío va más lejos. El primer mandamiento dado al primer judío fue el mandamiento de lej lejá (vete por ti) a Abraham, la orden de ir a la tierra de Israel. Además, todos los mandamientos y promesas dados a nuestros Patriarcas están relacionados con la tierra de Israel porque ese es el lugar donde la Torá puede cumplirse en su pleno sentido. ¿Realmente sentimos esta conexión?
Y de Sión se dirá: “El hombre y el hombre nacieron en ella, y [Dios] la establecerá.” Rabí Maisha, el nieto de Rabí Iehoshua ben Levi, dice: tanto los nacidos allí como los que anhelan verla. (Talmud Babilonio, Ketuvot 75a)
Durante el mandato británico de Palestina, había una cuota de cuántos judíos podían llegar a Israel desde cada nación. Había un grupo de judíos de Rumania que querían emigrar a Israel, pero ya se había llenado la cuota de Rumania. Ellos le preguntaron a Rav Jaim Sonnenfeld si podían mentir y crear documentos que dijeran que eran de Checoslovaquia, cuya cuota aún no se había llenado, y Rav Sonnenfeld les dijo que no podían hacerlo, porque era deshonesto. Luego le preguntaron si podían crear documentos que dijeran que eran de Palestina, y les respondió que sí, que estaba permitido y no era deshonesto, basándose en este Talmud que dice que cualquiera que desee ver Israel se considera como si hubiera nacido allí. Cada judío está intrínsecamente conectado con la tierra de Israel, aunque nunca haya puesto ni un pie allí.
Cada judío está intrínsecamente conectado con la tierra de Israel, aunque nunca haya puesto ni un pie allí.
Rav Aarón Soloveitchik, en su libro Logic of the Heart, Logic of the Mind, (Lógica del corazón, lógica de la mente), en un ensayo titulado El estado de Israel, una perspectiva de Torá, señala que al final del capítulo de los Salmos, citado en el Talmud, el Rey David dice que tanto los cantantes como los bailarines tienen sus pensamientos allí [en Israel]. Rav Soloveitchik interpreta que esto significa que los cantantes se refieren a los judíos religiosos que conocen las palabras para cantar, y los bailarines se refieren a aquellos que sólo pueden bailar y no saben las palabras para cantar, es decir, los judíos no religiosos. El Rey David dice que ambos tienen su conexión cercana con la tierra de Israel. Cada judío siente que Israel es su tierra natal, y allí es donde pertenecemos.
Y las hijas de Reuel (Itró) llegaron a su padre, y él les preguntó: “¿Por qué han vuelto tan rápido hoy?” Y ellas dijeron: “Un hombre egipcio (Moshé) nos salvó de los pastores”. Éxodo, 2:18-19
(Iosef le dijo al copero) “Por favor, hazme este favor y recuérdame ante el faraón para sacarme de esta casa, porque fui robado de la tierra de los hebreos.” Génesis, 40:14-15
El Midrash comenta que quien se refiera a sí mismo como de Israel merecerá ser enterrado en Israel, y quien no se refiera a sí mismo de esa manera no lo hará. Iosef se conectó con la tierra y por eso sus huesos fueron transportados durante 40 años en el desierto y enterrados en la tierra. Moshé se identificó como egipcio, y por lo tanto no mereció ser enterrado en Israel. Rav Zalman Sorotzkin, en su Oznaim LaTorá, cuestiona este Midrash: Iosef nació en la tierra de Israel, era obvio que dijera que era de allí, mientras que Moshé nació en Egipto… ¿por qué habría de decir que era de Israel?
Él responde que desde el momento en que Dios nos prometió que íbamos a heredar la tierra de Israel, ella nos pertenecía, sin importar dónde estuviéramos. Cuando le preguntas a cualquier judío de qué tierra es, la respuesta debe ser de la tierra de Israel, sin importar si la persona alguna vez puso los pies allí o no. No se trata sólo de si eres un judío estadounidense o un estadounidense judío, sino que debemos reconocer que nuestro núcleo está intrínsecamente conectado a la tierra de Israel. Puede que temporalmente estemos físicamente en otro lugar, pero nuestras raíces están en ese lugar al que deseamos ir y estar.
La Torá en Parashat Reé (11:12) describe la tierra de Israel como un lugar que está constantemente bajo la vigilancia de Dios. Esta es la diferencia entre un padre que sólo desea hablar con su hijo una vez al año y uno que desea hablar con su hijo varias veces al día. El Siftei Jaim dice que la Providencia Divina es mucho más fuerte en Israel, debido a esta cercanía profunda que Dios tiene con nosotros allí. Es una conexión de amor y cercanía entre el pueblo judío y la tierra de Israel.
El Netivot Shalom escribe que así como el Shabat da luz y significado a toda la semana, la tierra de Israel anima al resto del mundo. Israel es la tierra donde podemos tener profecía y donde podemos sentir y acceder a la sensación de cercanía y peculiaridad con Hashem.
No puede ser sólo una esperanza, sino que exige acción.
Rav Iaakov Emden, en su sidur Beit Elokim, dice que no basta sólo con rezar en dirección a Jerusalem y limitarnos a hablar de la importancia de Jerusalem, sino que debemos tener la intención de llevarlo al mundo de la realidad. Cada judío debe declarar en su corazón que hará aliá a Israel. Cuando pensamos en una casa para cuando nos jubilemos, no debería ser un condominio en Florida, sino un departamento en Israel. No puede ser sólo una esperanza, sino que exige acción.
Rav Iosef Dov Soloveitchik, en su Kol Dodi Dofek, escribe que cuando la Torá (Levítico 26:33) dice que Dios llevará la tierra a la desolación, nuestros Sabios interpretan esto como algo bueno, porque nuestros enemigos no encontrarán gratificación en la tierra, ya que estará desolada de todos sus habitantes. Sabemos que a lo largo de la historia, ninguna de las naciones que conquistaron la tierra de Israel pudo asentarse allí, ya que la agricultura se negaba a cooperar con ellos. Si hubiera habido una presencia sostenida, los extraños habrían consumido sus frutos y la tierra y los derechos del pueblo judío habrían sido anulados. Por lo tanto, la tierra de Israel no traicionó a su pueblo. Permaneció fiel a ellos y esperó a su redentor. Cuando surgió la posibilidad de regresar a la tierra que retuvo su tesoro para nosotros y lo protegió, ¿cómo pueden los judíos no cumplir con el mandamiento y correr con alegría y entusiasmo para construir y asentarse allí?
Este Iom HaAtzmaut, debemos entrar en contacto con la tierra, escuchar su canción y recordar que la tierra de Israel nos ha estado esperando. Necesitamos ver y entender qué bendición es Israel para nosotros. El desafío desde la distancia es abrirnos más allá del falafel, el azul y blanco, y un compromiso económico. Debemos conectarnos con Israel emocional y espiritualmente, para que, aunque vivamos en otro lugar, sintamos la realidad de que nuestro verdadero hogar está sólo en Israel y que realmente somos sus ciudadanos. Al hacerlo, realmente tendremos un control sobre el anhelo de la redención, que debe llegar pronto en nuestros días.
Este ensayo fue transcrito por Deena Klein y está en el sitio web de Yeshiva University.
Nuestro newsletter está repleto de ideas interesantes y relevantes sobre historia judía, recetas judías, filosofía, actualidad, festividades y más.