Jerarquía de necesidades

23/05/2023

4 min de lectura

Nasó (Números 4:21-7:89 )

Abraham Maslow fue un psicólogo humanista que enseñó en la universidad de Brandeis a mediados del siglo XX. Él propuso una teoría de la motivación, conocida como la jerarquía de necesidades Maslow, que se enseña virtualmente en todos los cursos introductorios de psicología, y también es popular en los campos educativos y de administración de empresas. Si bien la teoría tiene más matices de los que por lo general se presentan, la idea básica es que los humanos tenemos cinco niveles diferentes de necesidades que tenemos que satisfacer.

La jerarquía comienza con las necesidades fisiológicas como alimento y agua y pasa a las necesidades de seguridad, como refugio y protección ante el peligro. La tercera necesidad es la de asociación: pertenencia y conexión social, y la cuarta es de reconocimiento: sentirse respetado y tener autoestima. La última necesidad es de autorrealización, que es la necesidad de desarrollar nuestro potencial. En obras posteriores, Maslow agregó un concepto llamado autotrascendencia, cuya finalidad es promover una causa que está más allá de uno mismo.

La teoría de Maslow a menudo es ilustrada como un triángulo o una pirámide con las necesidades fisiológicas en la base y progresando hacia la cumbre de la autorrealización.

Sin embargo, Todd Bridgman, Stephen Cummings y John Ballard sostienen que Maslow mismo nunca mencionó el concepto de un triángulo en ninguno de sus escritos, y que el uso de esa imagen para ilustrar la teoría tuvo lugar por primera vez en un manual de administración de empresas. Si bien darle a la teoría la ayuda visual del triángulo ayudó a difundirla y popularizarla, ellos sostienen que como consecuencia de la imagen del triángulo surgieron varios conceptos erróneos, un punto al que volveremos más adelante.

Una de las plegarias más antiguas que recitamos tiene sus raíces en la porción de la Torá de esta semana: las bendiciones sacerdotales, o Birkat Cohanim. Estas se recitan varias veces al día y ocupan un lugar especial en la noche del viernes como parte de la bendición que los padres dan a sus hijos. A pesar de recitarla tan a menudo, o tal vez precisamente por eso, podemos llegar a pasar por alto sus matices textuales. Al leer los versículos, presta atención a la estructura y fíjate si notas algún patrón. También trata de identificar el significado básico de cada componente de la bendición.

Que Hashem te bendiga y te proteja. Que Hashem cause que Su rostro brille hacia ti y te favorezca. Que Hashem eleve Su rostro hacia ti y te otorgue paz. (Números 6:24-26)

Rashi explica que la primera bendición es una bendición material: que tus bienes y tus propiedades sean benditos. La protección se refiere a la seguridad física, que "no vengan ladrones y se lleven tu propiedad". De acuerdo con el Midrash (Bamidbar Rabá 11:6), la segunda bendición es una referencia a la Torá, y representa una bendición espiritual. La tercera bendición, argumenta la profesora Nejama Leibowitz, resume las dos anteriores y agrega el concepto de paz, porque sin paz, las bendiciones previas no pueden mantenerse.

Resumiendo su análisis, la Prof. Leibowitz escribe: "De esta manera, las tres secciones de las bendiciones sacerdotales ilustran un orden ascendiente, comenzando con una bendición relativa a las necesidades materiales del hombre y luego a sus deseos espirituales, y finalmente llegando a un clímax al combinar estos dos factores, coronándolos con la bendición de la paz".

Si yuxtaponemos su análisis de la Bendición Sacerdotal a la jerarquía de las necesidades de Maslow, notaremos que el primer versículo equivale a los dos primeros niveles de Maslow: las necesidades físicas y la necesidad de seguridad. El siguiente versículo se refiere a las necesidades espirituales, que pueden ser conceptualizadas incluyendo las necesidades sociales (los mandamientos entre el hombre y su prójimo), la autorrealización (los mandamientos entre el hombre y sí mismo) y la autotrascendencia (los mandamientos entre el hombre y Dios). El último versículo, que ella sostiene que es una combinación de los dos primeros, resalta la idea esencial en el pensamiento judío de que debemos integrar lo físico y lo espiritual.

En conclusión, la profesora Leibowitz escribe: "Este orden ascendente y el incremento de la bendición se refleja en el lenguaje y en el ritmo. La primera frase consta de tres palabras, la segunda de cinco y la tercera de siete". Al reforzar el argumento de la precisión literaria, Rav Jonathan Sacks agregó que no sólo el número de palabras es preciso, sino también el número de letras. La primera línea tiene 15 letras hebreas, la segunda tiene 20 y la tercera 25. Al centrar los versículos, la imagen que emerge puede resultarnos familiar:

יְבָרֶכְךָ֥ יְקוָ֖ק וְיִשְׁמְרֶֽךָ׃

יָאֵ֨ר יְקוָק ׀ פָּנָ֛יו אֵלֶ֖יךָ וִֽיחֻנֶּֽךָּ׃

יִשָּׂ֨א יְקוָ֤ק ׀ פָּנָיו֙ אֵלֶ֔יךָ וְיָשֵׂ֥ם לְךָ֖ שָׁלֽוֹם:

Al comparar el triángulo resultante en Birkat Cohanim con el triángulo asociado con Maslow, hay una gran diferencia. La jerarquía de Maslow va de abajo hacia arriba. La parte mayor del triángulo en la parte inferior representa las necesidades fisiológicas, mientras que el punto superior es la autorrealización. Una crítica a esta representación es que puede entenderse como elitista: sólo un pequeño número de personas pueden llegar a la autorrealización. Otra crítica relacionada con esta imagen es que puede sugerir que la mayor parte del tiempo y de la energía de las personas se dedica a satisfacer las necesidades más bajas, ignorando en gran parte las partes superiores.

En la "jerarquía de necesidades" presentada en el triángulo de Birkat Cohanim, el punto de comienzo no es la parte de abajo sino la punta. Tal vez este simbolismo representa un contrapunto a la crítica antes mencionada del triángulo asociado a Maslow. Estas bendiciones son para todos, no sólo para una elite. Todos tienen la capacidad y la obligación de desarrollar su potencial combinando lo físico con lo espiritual. Además, al priorizar nuestro tiempo y nuestras tareas, debemos dedicar el menor tiempo posible a las empresas puramente materiales y enfocar la mayor parte de nuestras energías a servir a Dios combinando lo espiritual y lo físico, con la esperanza y la bendición de poder hacerlo en un estado de paz y tranquilidad.

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