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Astronautas de la tribu que llegaron a la frontera final.
Casi 700 personas han llegado al espacio, incluidos unos 20 judíos de diversas naciones. Estas misiones fueron pioneras en las capacidades de maniobra de las naves espaciales, la tecnología de despliegue de satélites, los experimentos científicos en el espacio y logros innovadores tanto para el pueblo judío como para toda la humanidad.
A continuación presentamos a cuatro de los astronautas judíos más significativos: Boris Volynov, Judy Resnik, Ilan Ramon y William Shatner.
Boris Volynov se convirtió en la primera persona judía en la historia que viajó al espacio exterior.
Nació en la ciudad siberiana de Irkutsk, en la antigua Unión Soviética, el 18 de diciembre de 1934. La familia de Volynov se mudó a Prokopyevsk, al noreste de Kazajistán, a principios de la década de 1950. Su ciudad natal, Irkutsk, era un importante centro de fabricación de aeronaves en el periodo posterior a la guerra, y tal vez fue allí donde Volynov desarrolló su interés por convertirse en piloto. En 1953, se unió a la Fuerza Aérea Soviética y pasó varios años en academias de ingeniería militar, entrenando para convertirse en piloto y alcanzando el rango de coronel. Durante sus años de estudios, estuvo en la misma clase que los primeros cosmonautas soviéticos y conocía bien a Yuri Gagarin, el primer ser humano que estuvo en el espacio.
En 1960, Volynov fue seleccionado por el programa espacial soviético para un entrenamiento especializado como cosmonauta y sirvió como tripulante de respaldo durante la década de 1960. En 1964 fue designado para la misión Voskhod 1, pero fue reemplazado tres días antes del lanzamiento, posiblemente debido a que era judío. Aunque se suponía que eran iguales bajo la ley, los judíos soviéticos enfrentaban sistemáticamente discriminación y marginación.
Cuando finalmente fue seleccionado para comandar la misión Soyuz 5 en diciembre de 1968, también hubo una reacción en contra. Apenas unas semanas antes del inicio de la secuencia de lanzamiento, el General Nikolai Kamanin de la Fuerza Aérea Soviética recibió cartas del Comité Central con un pedido: "¡No envíen judíos al espacio!"
A pesar de los desafíos derivados del antisemitismo sistémico dentro del alto mando soviético, Boris Volynov dejó la Tierra el 15 de enero de 1969, apenas seis meses antes de que Neil Armstrong aterrizara en la Luna.
Durante la misión de dos días, Volynov logró acoplarse con Soyuz 4, la primera vez en la historia humana que dos naves espaciales tripuladas se acoplaban mientras estaban en órbita. Al regresar a la Tierra, Soyuz 5 experimentó algunos desperfectos técnicos. La reentrada en la atmósfera se complicó debido a una falla en el escudo térmico y el sistema de frenos de la nave, lo que causó que el módulo perdiera el control durante un tiempo.
Pero gracias al profesionalismo de Volynov y su capacidad para mantenerse tranquilo frente al peligro, logró estabilizar la nave espacial. A pesar del despliegue parcial de los paracaídas, Volynov consiguió aterrizar de forma segura en el planeta. Las dificultades de la misión no restaron importancia al lugar de Volynov en la historia como el primer cosmonauta judío. Su rol también simbolizaba la importancia de la diversidad étnica y cultural en la exploración espacial, aunque las autoridades soviéticas en gran medida minimizaron su identidad judía.
En los años siguientes, Volynov continuó sirviendo como cosmonauta y pasó 50 días en el espacio a bordo de Salyut 1 (la primera estación espacial del mundo) durante la misión Soyuz 21 en 1976. También contribuyó a programas de entrenamiento para futuros cosmonautas y jugó un papel clave en el desarrollo de la tecnología espacial soviética.
Aunque Volynov no alcanzó el mismo nivel de fama que los astronautas estadounidenses, sus logros siguen siendo una parte significativa del legado espacial de la Unión Soviética. Como judío trabajando para el programa espacial soviético, Volynov desafió las barreras impuestas sobre él y muchos de sus compañeros, sirviendo de inspiración para generaciones de judíos de todo el mundo. Sus contribuciones al programa espacial soviético también ayudaron a allanar el camino para que futuros astronautas y cosmonautas judíos quebraran nuevas fronteras en los vuelos espaciales tripulados.
En 1984, Judy Resnik hizo historia al convertirse en la primera astronauta judía (y la segunda mujer astronauta estadounidense), un hito importante tanto para las mujeres como para la comunidad judía en el campo de la exploración espacial.
Nacida en Akron, Ohio, el 5 de abril de 1949, Resnik era hija de padres judíos que emigraron de Ucrania primero al Mandato Británico de Palestina durante la década de 1920, y luego a los Estados Unidos tras la masacre de Hebrón en 1929. Creció en un hogar judío tradicional, estudió en una escuela hebrea y asistía regularmente a los servicios de la sinagoga.
De niña, Resnik estaba fascinada por los campos de la ingeniería y la ciencia, mostrando una temprana aptitud para las matemáticas y la tecnología. Este interés por la ciencia la llevó a obtener un doctorado en ingeniería eléctrica en la Universidad de Maryland, y luego trabajó para RCA, una de las compañías de telecomunicaciones por radio más grandes de la época, como ingeniera de diseño. Un artículo académico que escribió sobre circuitos integrados de propósito especial llamó la atención de la NASA.
En 1978, Judy Resnik fue seleccionada como una de las primeras seis mujeres en unirse al programa de astronautas de la NASA, un logro pionero en ese entonces. Se destacó no solo por su experiencia técnica, sino también por su fuerte dedicación a la ciencia, la tecnología y la exploración. La selección de Resnik para el cuerpo de astronautas de la NASA fue parte de un movimiento más amplio para incluir más mujeres y minorías en campos relacionados con el espacio.
Su primera misión espacial, STS-41-D, tuvo lugar a bordo del transbordador espacial Discovery en su primer vuelo el 30 de agosto de 1984. Durante la misión, Resnik operó el brazo robótico del transbordador, que se utilizaba para desplegar satélites, y llevó a cabo experimentos relacionados con las ciencias de la vida. La misión fue exitosa, y las contribuciones de Resnik a la exploración espacial demostraron la habilidad técnica y el profesionalismo de las mujeres en el espacio. Discovery regresó a la Tierra el 5 de septiembre después de pasar seis días en el espacio.
El segundo lanzamiento de Resnik fue en la fatídica misión STS-51-L a bordo del transbordador espacial Challenger en enero de 1986. Trágicamente, 73 segundos después del despegue, el transbordador explotó. Aunque gran parte de la cabina principal permaneció intacta, los siete miembros de la tripulación murieron antes de que el transbordador impactara sobre el océano Atlántico a 333 km/h. El análisis de los restos del transbordador parece indicar que los paquetes de aire de emergencia se activaron después de la explosión, probablemente por Resnik, lo que sugiere que es posible aún estuviera viva e intentara salvar a sus compañeros de tripulación antes de que el transbordador tocara la superficie del océano.
La pérdida de Judy Resnik, de tan sólo 36 años, fue un momento devastador no sólo para la NASA, sino también para los Estados Unidos y el mundo. La muerte de Resnik fue especialmente conmovedora para la comunidad judía, ya que ella había sido un modelo a seguir y una fuente de orgullo para las mujeres judías de todo el mundo.
El desastre del transbordador espacial Challenger en enero de 1986
Tras el desastre del Challenger, Resnik fue galardonada póstumamente con la Medalla de Honor del Espacio del Congreso de los Estados Unidos y la Medalla al Vuelo Espacial de la NASA. Numerosos lugares, edificios y escuelas en los Estados Unidos fueron nombrados en su honor. Su legado sigue inspirando a mujeres y niñas en los campos de la ciencia, la tecnología y la ingeniería. Las contribuciones de Judy Resnik al programa espacial y su sacrificio final siguen resonando en el público judío estadounidense y en la comunidad científica global.
Ilan Ramon se convirtió en el primer astronauta israelí cuando fue lanzado al espacio a bordo del transbordador espacial Columbia el 16 de enero del 2003 como parte de la misión STS-107. El viaje de Ramon fue un hito para el estado judío, convirtiendo a Israel en el país número 32 en alcanzar la frontera final.
Nacido en Ramat Gan, Israel, el 20 de junio de 1954, Ramon se unió a la Fuerza Aérea Israelí poco después de graduarse de la escuela secundaria en 1972. Después de participar en la Guerra de Iom Kipur en una unidad de guerra electrónica, Ramon se convirtió en piloto de combate en 1974. Como oficial condecorado, participó en misiones críticas, incluida el famoso ataque aéreo israelí de 1981 al reactor nuclear de Iraq. Este ataque se consideró una de las misiones aéreas israelíes más peligrosas del siglo XX y evitó que Iraq desarrollara armas nucleares, lo cual habría sido desastroso para Israel, Estados Unidos y la región en general una década más tarde, durante la Primera Guerra del Golfo.
Ramon también sirvió como comandante adjunto de escuadrón durante la Operación Paz para Galilea (la Primera Guerra del Líbano) en 1982. Después de obtener una licenciatura en ingeniería informática y electrónica en la Universidad de Tel Aviv en 1987, Ramon regresó a la Fuerza Aérea, ascendiendo al rango de coronel en la década de 1990.
Su experiencia militar y su pasión por la ciencia lo llevaron a postularse para un puesto en la NASA, que lo seleccionó como especialista en Payload en 1997. Un año después, Ramon, su esposa Rona y sus cuatro hijos se mudaron a Houston para que comenzara la escuela de astronautas en el Johnson Space Center. Después de un riguroso período de entrenamiento, Ramon fue seleccionado para unirse al equipo STS-107 de astronautas estadounidenses, una misión científica enfocada en investigaciones en ciencia material, estudios biológicos y ciencias de la Tierra.
El vuelo de Ramon fue un momento de gran orgullo para Israel, un país que soñó durante mucho tiempo con lograr un papel destacado en la exploración espacial. Durante un período de 16 días en el espacio, el equipo de la misión STS-107 realizó unos 80 experimentos científicos, trabajando día y noche en dos turnos alternos. Aunque personalmente no era religioso, Ilan Ramon se convirtió en el primer astronauta de la historia en solicitar comida kasher, observar el Shabat y hacer Kidush mientras estaba en el espacio. También llevó consigo una copia microficha de la Torá que le dio el presidente israelí Moshe Katzav y un dólar del Rebe de Lubavitch, Rav Menajem M. Schneerson. Colgó una mezuzá en uno de los portales de su cápsula y pronunció famosamente la plegaria Shemá Israel mientras pasaba sobre los cielos de Jerusalén. En palabras de Ilan Ramon: “Siento que estoy representando a todos los judíos y a todos los israelíes”.
Como hijo y nieto de sobrevivientes del Holocausto, llevó consigo un dibujo a lápiz de un niño judío de 16 años que murió en Auschwitz, titulado Paisaje Lunar, cortesía de Yad Vashem. También llevó un Rollo de Torá en miniatura que le dio su profesor de astrofísica, el profesor Yehoiajin Iosef, un sobreviviente de Bergen-Belsen, que lo recibió como un regalo de Rav Shimon Dasberg, Gran Rabino de Ámsterdam (quien no sobrevivió a la guerra) cuando estaba en el campo de concentración, en marzo de 1944. El propósito y simbolismo de llevar estos objetos al espacio era claro. ¡Desde las cenizas del Holocausto, el pueblo judío no solo ha reconstruido su antigua patria en un estado moderno, sino que ha llegado a la era espacial! En palabras de Ramon: “Soy una prueba de que, a pesar de todo el horror por el que pasamos, seguimos adelante.”
Trágicamente, el 1 de febrero del 2003, durante la reentrada a la atmósfera terrestre, el transbordador espacial Columbia se desintegró sobre el este de Texas, matando a los siete miembros de la tripulación, incluido Ramon. La noticia de su muerte conmocionó a Israel y al mundo. La familia Ramon estableció varios proyectos para conmemorar la vida y el legado de su querido Ilan. La Fundación Ramon fue diseñada para promover la educación espacial entre los jóvenes de Israel. La Conferencia Internacional Espacial Ilan Ramon se estableció para reunir anualmente en Tel Aviv a agencias espaciales y empresas privadas de todo el mundo. El Centro de Visitantes Mitzpé Ramon en el Néguev alberga una exposición audiovisual dedicada a la memoria del primer astronauta de Israel, mientras que tiene vistas al Cráter Ramon, uno de los lugares más parecidos a Marte en la Tierra. También llevan su nombre varias escuelas e instituciones, así como un aeropuerto internacional en la región de Eilat.
Desde la trágica muerte de Ilan Ramon, Israel ha logrado importantes avances en el espacio, y la nueva generación de exploradores e innovadores israelíes se ha visto inspirada por su legado. En 2019, SpaceIL, una empresa espacial israelí privada, lanzó una sonda lunar de fabricación local llamada Bereshit (Génesis en hebreo). Aunque logró entrar en órbita lunar, perdió el control y chocó contra la superficie de la luna, liberando una cápsula de tardígrados, un microorganismo que potencialmente podría sobrevivir en el vacío del espacio. Un nuevo intento de aterrizaje israelí en la Luna es el desarrollo de Bereshit 2, que incluirá un orbitador lunar y dos aterrizadores separados, cuyo lanzamiento está programado para el año 2025.
Eytan Stibbe
En términos de vuelos espaciales tripulados, en abril de 2022 Eytan Stibbe se convirtió en el segundo astronauta israelí en la historia y el primero en visitar la Estación Espacial Internacional Stibbe llevó a cabo 35 experimentos en nombre de la misión Rakia, en asociación con Axium Space, Space X y NASA, antes de regresar a la Tierra después de pasar 17 días en órbita.
William Shatner, más conocido por su icónico papel como el Capitán James T. Kirk en la serie Star Trek, viajó al borde del espacio el 13 de octubre de 2021 a bordo del cohete New Shepard de Blue Origin. Aunque el vuelo suborbital sólo llevó al actor al espacio durante 10 minutos, los espectadores internacionales se deslumbraron al ver al "Capitán Kirk" ir valientemente a donde ningún hombre de 90 años había ido antes.
Nacido el 22 de marzo de 1931 en Montreal, Canadá, la carrera temprana de Shatner se centró en la actuación, y rápidamente se volvió conocido como el carismático capitán de la USS Enterprise en la serie de televisión Star Trek a fines de los años 60. Con los años, Star Trek se convirtió en una de las series de ciencia ficción más queridas, inspirando a generaciones de espectadores con su visión optimista del futuro de la humanidad en el espacio.
Jeff Bezos, el fundador de Blue Origin y Amazon, creció viendo Star Trek. Algunos de los principales innovadores y diseñadores del mundo que se inspiraron en la representación de la tecnología futura en el programa, crearon dispositivos en la vida real que se parecían a los de Star Trek. El primer transbordador espacial de la NASA se llamó "Enterprise" (el nombre de la nave en el programa). El teléfono móvil de Motorola, StarTac, se parecía al comunicador o al tricorder de Star Trek. Otras tecnologías que pueden haberse inspirado en el programa incluyen videoconferencias, traductores universales, tabletas, impresoras 3D, activación por voz, pistolas eléctricas, etc.
El compañero de Shatner en el programa, Leonard Nimoy, quien interpretó a Spock, también era judío y presentó a los espectadores el saludo vulcano. Era un gesto de la mano originario de su planeta natal, que llevó al programa tras observar las bendiciones sacerdotales judías durante los servicios de plegarias en las Altas Fiestas. Aunque Shatner no llevó símbolos judíos evidentes al programa, apreciaba los valores judíos, visitó Israel e incluso estableció un programa terapéutico de equitación para niños israelíes con discapacidades mentales y físicas.
El vuelo de Shatner en el 2021 a bordo de New Shepard llevó su legado de exploración espacial a la vida real. El breve vuelo suborbital llevó a Shatner más allá de la línea de Karman (el límite oficial del espacio, a 100 km/62 mi sobre el nivel del mar), donde experimentó la ingravidez, pero se mantuvo por debajo del umbral de la órbita terrestre baja, lo que explica por qué la gravedad lo trajo de vuelta a la Tierra relativamente rápido.
Mientras estaba a bordo de New Shepard, Shatner tuvo la oportunidad de ver con sus propios ojos la curvatura de la Tierra contrastando con la oscuridad del espacio exterior. Al hacerlo, experimentó lo que los astronautas llaman “el efecto de visión general”. Cuando los astronautas ven nuestro planeta desde el espacio por primera vez, tienden a experimentar emociones intensas. Ver la Tierra contra la negrura del espacio es un evento poderoso que a menudo lleva a una mayor apreciación por nuestro entorno, el valor de la vida y la unidad de la humanidad. Después de aterrizar en el desierto de Texas y salir de la cápsula, abrazó a Jeff Bezos y dijo: "El momento en que ves la vulnerabilidad de todo; es tan pequeño. Este aire, que nos mantiene vivos, es más delgado que tu piel. Es una franja; es inmensurablemente pequeño cuando piensas en términos del universo." Su respuesta emocional, expresando asombro por la belleza y fragilidad de nuestro planeta, resonó profundamente con los espectadores de todo el mundo.
El breve viaje de Shatner lo convirtió en el hombre de mayor edad en llegar al espacio. El vuelo, ampliamente publicitado, simbolizó el creciente papel de las empresas privadas en el turismo espacial, donde los civiles, en lugar de astronautas entrenados, pueden experimentar el espacio de primera mano.
Las contribuciones de los pioneros judíos a los vuelos espaciales humanos han sido significativas, ya sea como astronautas representando a sus países de origen o como símbolos del impulso colectivo humano por aventurarse en el cosmos. A medida que la humanidad empuja los límites de la exploración espacial hacia la Luna, Marte y destinos más lejanos, las historias de estos judíos en órbita ofrecen inspiración a la próxima generación. El viaje de los judíos al espacio representa no sólo logros técnicos, sino también aspiraciones humanas por romper barreras, lograr la grandeza y continuar explorando las estrellas.
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