Kol ishá

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¿Es verdad qué las mujeres no pueden cantar delante de hombres?

¿Es verdad qué las mujeres no pueden cantar delante de hombres? Y si es así, ¿por qué hay un doble estándar y a las mujeres se les permite escuchar cantar a los hombres? ¿No deberíamos tener la misma ley para hombres y mujeres?

Formulas muy buenas preguntas. En primer lugar, seamos honestos con nosotros mismos y veamos si hay diferencias entre los hombres y las mujeres. Si las hay, pensemos cómo esas diferencias influyen sobre esta prohibición en particular.

¿Acaso el hecho de que la gran mayoría de los medios ilícitos sean producidos y dirigidos por hombres nos dice algo? ¿O que la mayoría de quienes participan en esas formas de diversión pertenezcan a ese mismo género? ¿O que casi todas las ofensas sexuales sean perpetradas por hombres?

Los psicólogos atribuyen a muchos factores al hecho de que el impulso sexual de los hombres sea más fuerte. Algunas de las explicaciones dadas abarcan la naturaleza de sus hormonas, la constitución de su disposición psicológica y su constitución física. Cualquiera sea la causa, la realidad es que por donde lo miremos los hombres tienen impulsos sexuales generalmente más fuertes que las mujeres.

La provocación sexual es diferente para los hombres y para las mujeres. Para los hombres, escuchar cantar a una mujer es provocativo. (Con provocación sexual me refiero a que el hombre piensa en la mujer en términos de su dimensión física en oposición a sus características espirituales). Si bien a las mujeres les puede resultar difícil imaginar esto, los Sabios entienden muy bien la naturaleza humana y esta regla fue observada por los judíos durante miles de años.

Teniendo esto en mente, cuando la Torá fija barreras para proteger los cimientos morales de la sociedad, el énfasis se pone en contrarrestar la realidad de que el carácter del hombre es más débil en estas áreas. Dado que escuchar a una mujer cantar una melodía agradable es una de las maneras en que un hombre se ve provocado, él debe evitarlo porque estamos obligados a no exponernos a situaciones eróticas (Maimónides, Isurei Biá 21:1, basado en Levítico 18:6).

Podemos argumentar que en cierto nivel, perdimos la sensibilidad a la sensualidad de la voz de una mujer. Sin embargo, creo que todo hombre honesto admitirá que, en otro nivel, sigue existiendo.

Por esta razón, una niña de alrededor de siete años no tiene permitido cantar delante de hombres que no sean sus parientes cercanos. Los hombres no deben escuchar cantar a las mujeres porque eso puede llevarlos a tener pensamientos impuros (Mishná Brurá 75:17). La fuente de esta ley se encuentra en el Talmud (Brajot 24a): “La voz de una mujer puede ser sensual, como está escrito: ‘Porque dulce es tu voz y tu rostro atractivo’” (Cantar de los cantares 2:14).

En la mitología griega, las sirenas eran seres femeninos, seductoras, que atraían a los marineros con sus voces encantadoras. ¿Acaso ahora que estamos “iluminados” ya no necesitamos barreras protectoras? Me gustaría que fuera cierto. Pero vemos que la influencia de los medios de comunicación creó una atmósfera en la que la mujer es percibida como un objeto sexual más que nunca en toda la historia.

Por otro lado, las mujeres que son más fuertes que los hombres en esta área, no tienen prohibido escuchar cantar a los hombres.

Aún puedes preguntar: ¿por qué las mujeres deben sufrir restricciones simplemente porque los hombres no se pueden controlar? La respuesta es que todos estamos juntos en esto. Todos tenemos que hacer nuestra parte y ayudarnos los unos a los otros. Créeme, en definitiva, las mujeres son quienes más se benefician al impedir que la situación se salga de control. Esto sirve para que tanto los hombres como las mujeres eviten situaciones que llevan a la promiscuidad.

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